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FIN DE SEMANA.- Fines de
semana para deportivos. Niños que juegan al fútbol, padres atentos y abuelos
fotógrafos ¡Qué suerte para todos que el deporte los una! Este fin de semana,
suerte dispar. El equipo de Alfredito
gana 5-1; él da el pase del cuarto gol y le anulan, ¡qué injusticia!, uno. De
otro lado, el equipo de Rafa vuelve
a perder por 6-2 pero marca el primero de su equipo (de nuevo en jugada
personal y fuerte disparo). No hay actividad mejor para un fin de semana que
aquél que consigue reunir a gente de tres generaciones en torno a un montón de
patadas a un balón. Poco importa el resultado si los niños aprenden a ser
competitivos solidariamente. Más que nada, pensando en un futuro mejor.
BARBACID.- De vez en
cuando una clarificación oportuna acerca de cualquier cosa viene a poner las
cosas en su sitio. Esto, hoy. Nos cuenta el acreditadísimo investigador sobre
el Cáncer, Barbacib –químico y no médico- que si alguien nos fuera a vender una
tableta de chocolate que contuviera el 10% de las sustancias cancerígenas que
lleva el tabaco, la denuncia consiguiente que pudiera ejercerse sería tan
terrible que incluso podría derribar a un gobierno por haber descuidado su
control en el ámbito de la alimentación. Aun así, los fumadores siguen siendo
demasiados. Tomen nota.
CIMIENTOS.- El dato
objetivo: baja el paro, crece la economía. Dar noticia de ello es obligado pero
no para organizar fuegos artificiales ni tirar cohetes sino para estimular a
todos en el sentido de que se necesita mucho ánimo para salir adelante. Es como
aquello del caballo, que si hablas mal de él no podrás venderlo. Es mejor plantarse
ante las cosas difíciles con optimismo. La casa del futuro bienestar ya tiene
sólidos cimientos, si bien nadie debe osar a mostrar la bandera que señala, en
el tejado, la culminación de su construcción y menos, cuando al tiempo de la
recuperación, cuatro millones de personas sufren, inclementes, el Paro.
SARDÁ.- El Debate de la
Sexta, los viernes, pese a su acusado sesgo en determinada dirección, resulta
muy interesante. La participación de Sardá, tan 'enpaquetada', resulta muy
negativa para el desarrollo del debate y para su presentador. Sería cuestión de
que al señor Sardá le dieran su propio programa, donde podría perfeccionar, sin
que nadie le interrumpa, su discurso confuso, espeso y falto de convicción respecto
al fondo de lo que piensa. Al representante de PODEMOS , apenas le quedó hueco
para hablar (Lo de Inda es otra que tal:
al de IU no le dejó ni un suspiro para defender a su colega Tania Sánchez,
uff).
ART. 135.- A vueltas con
el art. 135 de la Constitución, Pedro Sånchez propone la recurrente oferta de
'blindar los derechos fundamentales': léase sanidad, educación y demás
prestaciones sociales. Le viene muy bien electoralmente pues con ello pretende
acusar al PP de recortador infame de esos derechos. Como el discurso no ha de
ir dirigido, en exclusiva, a los tontucios, bueno sería que, por demás,
mostrara de dónde sacará los cuartos y sin aumentar la Deuda Pública, ya que
resulta palmario que, con esta Crisis (que empieza a fenecer), para mantener
esos Servicios ha habido que endeudarse hasta las cejas.
TERESA.- No debería Teresa
Romero abdicar de su condición altamente generosa para caer en brazos de la
maraña maliciosa que de ella quiere hacer un instrumento para acosar a las
partes gubernamentales que han hecho frente, con éxito, a la insólita aparición
del ébola en España. Mejor sería que formulara un sentido agradecimiento a
quienes han contribuido a salvar su vida, los mismos que han dado por
finalizado el episodio en España y que, por tanto, se demuestra que las cosas,
en su conjunto, se han hecho bien, incluida la generosa disposición de la
propia Teresa para asistir a aquel enfermo que herido por el ébola murió en
España. Mejor así, Teresa.
LA FIRMA.- Vamos a ver si
lo digo claro: es más fácil que vayan a la etérea ‘cárcel’ de la imputación
aquellos que caen en la trampa que los verdaderamente tramposos. Y no digo que
haya tramposos pero sí que hay quienes caen en la trampa. Allá donde esté el
fuego llevaría mi mano (ya chamuscada)
para dar testimonio de que J M
Ródenas y Margarita Ros son, ambos, de una moralidad
intachable. La trampa en que han caído hará, de nuevo y más que nunca, que
cualquier funcionario con capacidad de firmar documentos, no solo se lo piense
dos veces antes de hacerlo sino que estará en disposición de largarse hasta más
allá de Luxemburgo hasta tanto en cuanto hubiese ‘otro’ que se responsabilizara
del asunto. A ver si los jueces atinan, haya firma o no la haya.
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