lunes, octubre 30, 2006

PRUEBA Y ERROR

(pie de foto: Jardines de Piquío; al fondo, playa de Castañeda, o la 2ª. Santander).

Ayer estuve participando en una reunión de individuos que huyen del escándalo, y sin embargo la mayor parte de ellos me producen eso, escándalo. Nada hay que me irrite más que escuchar la voz del orador que descubro como falso y sectario. Por eso he autorizado al dueño de mi inmanencia a que borre esta secuencia no deseada y escriba sobre lo borrado con notas musicales arrancadas de un chelo, un chelo profundo e íntimo, tal que en un instante mágico acompañara la voz prudente de Cayetano Veloso. Habría, así, conseguido un palimpsesto paliativo sin asomo alguno de placebo aparente e inicuo.
Para nada deseo el fracaso, me mantengo en el círculo vicioso que determina el radio seguro, con centro en la reiteración que se produce en los procesos de prueba y error, porque de aquí -con seguridad matemática- se consigue el éxito que ahoga cualquier fracaso. Y que no me llamen ‘tontodelcapullo’ porque siempre, siempre me anima una ilusión. Una ilusión que se deriva de la contemplación exhaustiva de todas las facetas que constituyen el Arte. Cantar, pintar, construir, esculpir, interpretar y danzar son el conjunto que me lleva a mi deporte favorito: leer y jugar. O lo que es lo mismo, viajar. Viajar a lo largo de mi pueblo, que es como una inmensa esfera de aproximadamente 5.500 km de radio. Fijar itinerarios favorables tomando como referencia siempre el punto de partida, Murcia, y pasando, en cualquier itinerario, radial o transversal por Santander, de forma tal que pueda abrevar sin mesura alguna en la Fuente de Cacho, mirando al Sardinero. Sin perder el control, porque de lo contrario, caería en la tentación -imposible de soslayar- de ejercer el oficio de vaquero en el valle de Pas, lo cual me llevaría tanto tiempo que habría de descartar esa otra obsesión mía de vender a voces miel por la Alcarria, a lo largo y ancho de ella. Pero siempre volvería a mi lugar de origen, a mis resecas raíces, azotadas sin delicadeza por una edad padecida y disfrutada a lo largo de un montón de años. Ya no me acuerdo.

Y así, discurrir por la vida hasta llegar al momento final en donde, a través de la muerte podamos encontrarnos todos, es decir, gentiles y creyentes, sabios e ignorantes. Y yo allí con todos, con Dolores, con mis hijos, mis amigos y todos mis hermanos.

Juan Guillamón. La verdad, oct 2006

LA REAPARICIÓN DEL TRANVÍA (QUE SE SOSTIENE)

(Pie de foto: Tranvía en Friburgo, Alemania. Imagen que subraya el espíritu de 'convivencia entre el peatón y el 'hierro'. 2006)

La eclosión del vehículo privado, la versatilidad del autobús y del trolebús para absorber demandas en transporte de viajeros, el bajo precio del petróleo como fuente de energía y la rigidez en los sistemas de explotación del tranvía, en el caso de Murcia, terminaron con ese gran invento que probablemente el ingeniero suizo Littel introdujo hace más de 100 años de nuestra ciudad (no obstante, la unión de Littel con los Massotti puso armonía musical, que aún perdura, en Murcia). Hoy las cosas han cambiado: los criterios de sostenibilidad nos llevan a optimizar el uso de las energías. El petróleo ha bajado su precio pero apunta irremediablemente hacia los 100 $ el barril. Las energías renovables están haciendo su carrera lenta pero segura hacia cotas de participación energética más elevadas. En el asunto del transporte (el gran consumidor de energía) las medidas para controlar los consumos son necesarias.

¿Por qué, después de haber desmantelado todos los tranvías de todas las ciudades españolas, ahora se vuelve la vista hacia este sistema de transporte? La respuesta no puede ser exacta ni precisa, pero es posible explicar el proceso si atendemos a una serie de detalles que todo el mundo puede entender, lo cual es muy interesante puesto que esta sociedad civil, para defenderse de las propuestas políticas interesadas, debe tener formado un determinado criterio acerca de las bizantinas discusiones que se establecen entre los distintos partidos. Siendo esto así, creo que el ciudadano debe opinar en función de valores objetivos. De esta manera, evitaremos -¡si ello fuera posible!- que las posturas de unos y otros frente al tranvía (en este caso) tengan una relación directa con sus credos ideológicos.

La instalación del tranvía supone una inversión bastante mayor que la que correspondería al uso del autobús en transporte. La instalación de 1 km de vía urbana para el tranvía (contando todo: vehículo, vía, sistema de seguridad almacenes etc.) puede alcanzar fácilmente los 10 millones de euros. El coste de un autobús, no articulado, puede estar por debajo de los 200.000 €, sin contar otros costes accesorios. Suponiendo una linealidad en las hipótesis que pretenden comparar la eficiencia del tranvía frente al autobús en relación con la ocupación, puede establecerse que los cálculos se refieren a una ocupación del 100%, resultando estos válidos para ocupaciones inferiores en ambos sistemas de transporte: el autobús y el tranvía. El coche-tipo tranvía dispone de una capacidad de hasta 200 pasajeros que permite el traslado de hasta 2400 pasajeros con una frecuencia de 5 min. El autobús con una capacidad de 80 viajeros necesitaría contar con una frecuencia de 2 min. para alcanzar la cifra anterior. Tomando en consideración que la hora punta en el tráfico urbano, en ciudades como Murcia, puede estimarse en 1500 vehículos-hora-fase verde (cifra importante sin duda y que por todos los medios -la ciudad no puede absorber este tráfico- habría de reducirse) las posibilidades del tranvía son superiores a del autobús. La seguridad del suministro eléctrico goza de la característica típica que exige a este tipo de servicio una garantía del 100%, al igual que otros servicios como puede ser el de abastecimiento población, también del 100%. De hecho las compañías suministradoras de energía eléctrica son fuertemente sancionadas cuando coyunturalmente se produce un apagón, circunstancia que se produce muy raramente. La posibilidad de un apagón por motivos eléctricos no debe contemplarse.

Cabe la posibilidad de establecer autobuses articulados con capacidad para 120 pasajeros pero sin duda su circulación entorpecería el tráfico de vehículos individuales. Pero de lo que se trata es de procurar pasar pasajeros individuales al uso del transporte colectivo, sin que el fracaso secular que se han venido produciendo en este sentido pueda desanimar una iniciativa de tan beneficiosa como ésta. El tranvía puede ser una buena solución por las siguientes razones: la accesibilidad al mismo es mayor por contar con zonas reservadas y seguras; la comodidad del transporte es fundamental para que su uso se haga universal; sólo el tranvía es capaz, por la novedad, por la estética o por lo que sea, de captar pasajeros individuales; energéticamente el gasto de un tranvía equivale a poco más que el de tres vehículos de motor, por lo que la sostenibilidad energética es mayor; en horas punta la capacidad del tranvía supera a la del autobús; y, por último, el tranvía permite fortalecer los nuevos asentamientos urbanos del norte de la ciudad, si éste se convierte el protagonista principal del transporte urbano. El tranvía, por tanto, con la reserva de suelo necesaria para su plataforma y la prioridad total en el tráfico, es un buen elemento urbano para las zonas de ensanche. Desde luego que si de atravesar el núcleo urbano de la ciudad se trata, el tranvía debe discurrir subterráneo, para lo cual no creo que haya carencia de técnica en la construcción de túneles seguros.

Por último, el tranvía dará prestigio a nuestra ciudad, igual que lo ha hecho en otras ciudades de igual o mayor rango: Barcelona, Alicante, Valencia, Málaga etc.. El tranvía, no es de derechas ni de izquierdas, el tranvía del siglo XXI es conveniente hasta el punto de que quizá fuera posible, en breve plazo, eliminar la necesidad de utilizar ese nefasto (para la ciudad) cable llamado "catenaria", mediante la instalación de un tercer carril electrificado, lo cual sería como "jugar al póker y ganar". Sigamos, pues, el ejemplo de las grandes ciudades y démonos el prestigio que nos merecemos, al tiempo que nos procuramos un transporte más limpio, menos contaminante y sostenible.

Juan Guillamón. La verdad oct, 2006

sábado, octubre 21, 2006

EMPRESA Y FINANZAS. NOV, 2006.- CAOS, COCHES, CULTURA, ALICANTE, PLANIFICACIÓN... TODO.

(pie de foto: Autovía Toledo-Madrid. 2002)


La composición del tráfico tiene mucho que ver con la cultura local, con las inmanencias consuetudinarias y con las aspiraciones de alcanzar metas de progreso que la publicidad, pertinaz, acelera. En España, desde luego que por razones climáticas, las posibilidades de desplazamiento individual en vehículo privado están bien acusadas y por consiguiente el número de estos se eleva cada vez más. Nadie puede poner puertas al campo de la adquisición de un coche, grande o pequeño. Las ciudades están dimensionadas, por lo general, en función de usos y de zonas. Raramente, las autoridades municipales toman en consideración la importancia que tiene, a la hora de ordenar la ciudad, la planificación de las infraestructuras necesarias para paliar en la medida de lo posible aglomeraciones no deseadas. El PGOU de Murcia adolece de esta circunstancia, pues no existen determinaciones, mediante el pertinente Estudio de Movilidad, para que los accesos a las nuevas zonas comerciales del norte de Murcia pudieran tener algún mecanismo paliativo. Incluso, el Plan Especial redactado al efecto para definir los ‘Accesos a los Sectores Terciarios del Ensanche Norte’ en 2003, carece de un Estudio de Tráfico que apoye fehacientemente la solución propuesta de entre las distintas alternativas estudiadas.
Esto es así.
Pero pese a las precisiones anteriores, por mucho que se intente, no es posible evitar puntualmente las aglomeraciones en determinadas circunstancias y condiciones. En los Manuales de Capacidad para carreteras y vías urbanas se determinan situaciones de tráfico que se corresponden con determinados niveles. Así, el Nivel A define un tráfico fluido de carácter total. El nivel E, es el peor de todos, el más rechazable y menos deseable porque implica ausencia de movimientos casi total y embotellamientos caóticos capaces de generar un estrés generalizado en los conductores. Nada es posible hacer cuando por razones festivas o comerciales un conjunto exagerado de conductores acude a un punto determinado (es el caso de la dichosa festividad valenciana que provoca la afluencia masiva de los alicantinos en busca de los comercios murcianos, cuestión ésta que no es nueva sino que se viene produciendo al menos durante los últimos 25 años). Con IMDs (intensidad media diaria) superiores a 50-60.000 vehículos con puntas de casi 10.000 vehículos-hora no hay infraestructuras urbanas capaces de establecer un tráfico con nivel de servicio aceptable (C como máximo) ya que las limitaciones existentes en las ciudades y su alfoz difícilmente pueden contar con vías capaces de prestar este servicio (por ejemplo, la capacidad conjunta de una redonda para dos accesos consecutivos no suele exceder de 2000 vehículos-hora). De este modo, no sólo en Murcia sino en Alicante, Madrid y cualquier otra ciudad con industria y comercio desarrollados tendrán que sufrir las consecuencias de atascos puntuales en días señalados.
La verdadera solución para hacer frente a esta "plaga circulatoria" que padecemos sólo puede encontrarse en el fortalecimiento de un transporte público que evite, en la mayor medida posible, el uso del vehículo privado. Lástima que nuestra ciudad, cuyo núcleo y periferia están muy distanciados entre sí, disponga de un servicio de autobuses con dificultades manifiestas de movimiento, tanto que están obligados (ciudad antigua, disposiciones árabes, adarves y calles estrechas) a circular a velocidades poco superiores a los cinco kilómetros/hora. Es evidente que esta velocidad puede hacerse cómodamente a pie en los trayectos en los que es posible y en los que no, porque la distancia es demasiada, los peatones, a despecho de su condición, circulan en su propio vehículo.
Quizá el atractivo de un tranvía, con frecuencias inferiores a los 5 min., cómodo y accesible, sería el tipo de trasporte público capaz de eliminar vehículos en los accesos a los Centros Comerciales del norte del casco urbano de la ciudad. Mientras, debemos asumir -¡y asumimos!- que el tráfico discrecionalmente, de vez en cuando, nos tocará las pelotas del alma inmanente que todos los ciudadanos llevamos dentro. Claro que para el futuro deberíamos exigir a nuestras autoridades locales que el conocimiento exacto de la movilidad y sus motivaciones es clave para paliar en buena medida estos caos que nos conmueven. Tómese nota de ello.

Juan Guillamón

TREINTA Y CUATRO AÑOS DESPUÉS. TAMPOCO HEMOS CAMBIADO TANTO, ¿O SÍ?
PACO RUIZ RISUEÑO, LUIS CASADO CARRASCO Y YO. MADRID, NOVIEMBRE 2006.

miércoles, octubre 04, 2006

PARA MI AMIGO LUIS, QUE SE DEFIENDE CONTRA SUS CIRCUNSTANCIAS, QUE SIGUE SIENDO EL MÁS EDUCADO, EL MÁS QUERIDO, EL MEJOR COMPAÑERO, QUIEN JAMÁS PECÓ (COMO OTROS, ENTRE LOS QUE ME INCLUYO), EL MÁS ORDENADO, EL QUE HA EJERCIDO EJEMPLARMENTE EL DIFÍCIL OFICIO DEL SACRIFICIO GENEROSO, EL QUE NO LLEGÓ, JAMÁS, A COGERLE LA MANO A ISA, EL QUE DESPEJABA FATAL DE CABEZA, EL ALUMNO EJEMPLAR PARA TODOS LOS PROFESORES, EL CUMPLIDOR CONTUMAZ DE HORARIOS, QUIEN NUNCA OFENDIÓ A NADIE, EL QUE DESDE BARCELONA AMÓ A MURCIA Y A SUS AMIGOS, A QUIEN TODOS MÁS QUEREMOS... aquí van cuatro escáners. El primero recoge al LUISES, entre Calero y Acosta. Estamos en 1961.
El 2º tiene que ver con el Hermano Ildefonso y con una crónica en donde se destaca al central del campeón: el Lepanto. Estamos en 1957.
El 3º, tus amigos de toda la vida celebran, con sus mujeres, las Bodas de Plata de San Pablo Reverte. Estamos en el 2000.
Por último, en 1989, estos vejestorios se reunen para conmemorar el XXV Aniversario del PREU. OBSERVA:Cirilo, Eugenio, Gabriel, Gaspar, Teófilo y Félix.
Abrazos murcianos, convergentes y nostálgicos.
Nos vemos.



SOLOFUTBOL


EL EQUIPO TITULAR DE SOLOFUTBOL, TEMPORADA 2006.
De izquierda a derecha. Arriba:
Pepín Liria, Pepe Sánchezbernal, Antonio Ruizabellán, Babel Martínez, Pepe Martínez y 'Cisneros' Gomezfayrén.
Abajo: Juan Gomezfayrén, Juan Guillamón, Antonio Gomezfayrén, J.Manuel Gomezfayrén y Mariano Cano 'Canito'.
Campoamor, agosto, 2006.

Desde mi terraza de poniente

EL PEDRUCHILLO (LA MANGA. MURCIA). PUESTA DE SOL. AGOSTO, 2006.

PUES ESO, NUEVA CONDOMINA

Foto. Último partido en La Condomina. Murcia 0 Poli Ejido 1.

(FMPRESA Y FINANZAS, OCT, 06)

Unas tiritas de madera fijadas mediante púas a la suela de la bota hacían las veces de tacos, tal que esas botas más que borceguíes parecían zuecos, en nada adecuados para jugar al fútbol con ellos en suelo de asfalto. Así, junto a un balón de plástico y el skyjama a modo de chándal, los zagales jugaban "abajo" al fútbol casi todas las tardes de los días de la semana con excepción hecha del domingo en que acudían al viejo estadio de la Condomina, unas veces pagando la exigua cantidad que daba derecho a observar los partidos desde la grada de General y otras sorteando los trozos de vidrios cementados en lo alto de la valla para evitar el asalto de esa panda de zagales. El muy viejo estadio de la Condomina ha sido escenario de patadas geniales (Juárez, Álvarez...), medidos pases en profundidad (Ruiz Abellán) al delantero más adelantado, y paradas esplendorosas (Campillo, Ojeda...) de nuestros mejores porteros.
Ha parecido, sin embargo, demasiada larga la singladura del vetusto campo. Demasiada, sin duda. Hasta tal punto que hubo momentos en que la cada vez más desilusionada afición pensó que tal vez fuera imposible, para Murcia, contar con un estadio cuyas condiciones estuvieran en consonancia con las de algunos de los equipos de palmarés parecido al de nuestra ciudad. Muchos titulares en las páginas deportivas de nuestros diarios han dado cuenta a lo largo de estos (al menos) 40 años de las circunstancias por las cuales las iniciativas tendentes a construir un nuevo estadio se hacían patentes, no siempre de manera real sino más bien producto de los anhelos deportivos de quienes compartían aficiones futbolísticas: periodistas, empresarios, poderes políticos y aficionados. Como pasa que la ilusión es lo último que se pierde, nunca es tarde si la dicha es, más que buena, excelente, extraordinaria, sorprendente. El nuevo Estadio situado en el complejo comercial Nueva Condomina resulta ser un regalo inesperado no sólo para la afición deportiva sino para mayor gloria de la ciudad. No olvidemos que una ciudad resulta atractiva cuando el conjunto de sus hitos (históricos, culturales, artísticos y ahora, más que nunca, deportivos) constituyen una imagen de marca de auténtica calidad. Y eso pasa ahora en Murcia. El desarrollo comercial al norte de la ciudad, dentro del respeto que merece mantener una huella ecológica sostenible, en el espacio y en el tiempo, resulta ser un elemento de gran importancia al objeto de colocar a Murcia en el lugar que le corresponde, no sólo en atención a su número de habitantes -que por ellos ya ocupa el séptimo lugar de todas las ciudades de España- sino en el estilo y profundidad de su propia imagen como ciudad moderna, rica y emprendedora. Y haciendo un ejercicio endomórfico bajo los contornos físicos que delimitan el nuevo espacio de Nueva Condomina, nos encontramos con que el Estadio es su cuestión más emblemática, la que ha de llevar el nombre de nuestra ciudad (sólo falta que el equipo ascienda a primera división) hasta los rincones más alejados de esta Europa comunitaria para que, desde allí, se pueda tener el conocimiento exacto de que en la periferia de la periferia de Europa existe una región con vocación turística. En el bien entendido de que el ejercicio de mejorar las condiciones para el turismo tenga un lugar reservado el criterio de la sostenibilidad. Eso sí, mediante la exposición democrática de decisiones políticas basadas en la ciencia. En toda la ciencia, en la experimental y en la teórica. Si cada uno de los elementos intervinientes en el debate que ha de producirse juegan limpio, es posible no consumir el futuro de la región sin menoscabo de explotar nuestras posibilidades: el sol y la playa. Eso de momento, porque está región tiene potencialidades por descubrir.

Con tacos de goma o de aluminio -según la humedad del césped-, con camisetas que absorben el sudor, chándals de marcas acreditadas y balones de reglamento, con el estadio de Nueva Condomina, los componentes de la plantilla del real Murcia tiene por delante una importante tarea para incrementar el prestigio de nuestra ciudad y nuestra región: jugar bien y marcar más goles de los que se reciben. Así, y dado que las ciudades casi siempre crecen hacia norte, esto es, hacia arriba, el fútbol y la calidad comercial de Nueva Condomina, ayudarán a que nuestra ciudad esté en el lugar que se merece.

JUAN GUILLAMÓN

ELOGIO DE LA GESTIÓN EN LA INNOVACIÓN TÉCNICA


(Empresa y Finanzas, sept. 06)
Hace ya muchos años (los suficientes) cuentan que un afamado empresario murciano de la conserva fue advertido de que había llegado el momento de tecnificar los asuntos de su empresa. No sin ofrecer resistencia, accedió por fin a contratar a un ingeniero industrial que, ajeno a la componente familiar que caracterizaba la empresa, fue encargado de organizar el futuro de la misma. Cuentan que una vez incorporado se encerró en su despacho y comenzó a realizar estudios de arriba abajo sin dejar ni un solo número sin analizar. El empresario, escéptico, lo veía trabajar sin descanso en el despacho que a tal efecto le fue adjudicado. Al cabo de unos meses, la intriga indujo al vetusto empresario a introducirse en aquel despacho y pedir explicaciones acerca de eso que le ocupaba tanto al que sin duda (eso le habían dicho) habría de hacer de la empresa algo grandioso. Sentado en una silla frente a él, y con la mesa del despacho por medio, preguntó qué era eso que se contenía en aquel montón ingente de papeles: gráficos, curvas, tablas, fórmulas etc. El ingeniero, solícito, le mostró todo, y todo con todo lujo de detalles. Finalmente, el empresario, fruncido el ceño, mostró toda la incredulidad de que era capaz para decir: "papeles y ottias, total na". Ignoro si el ingeniero continuó trabajando en tal empresa, cosa bastante probable ya que dicha empresa creció gracias a la tecnificación introducida por el tan incauto como entusiasta joven ingeniero.
Hoy las cosas son diferentes, pues los empresarios murcianos en su condición periférica, e históricamente fronteriza, han echado mano de la técnica para mejorar las condiciones por las que sus productos han de colocarse en el mercado. En efecto, no es casualidad la gran cantidad de Centros Tecnológicos instalados en la Región. En número de 10 parecen abarcar casi todos los campos en los que las empresas murcianas desarrollan su actividad: conservas, medio ambiente, mueble, metal etc. son algunos de los productos que son objeto de investigación, mejora e innovación. De ellos, siendo instituciones sin ánimo de lucro, se benefician las empresas murcianas en cuanto que su labor tiene mucho que ver con la difusión tecnológica y, sobre todo, con la cooperación internacional mediante la aplicación de normas y certificados de calidad que posibilitan la penetración de los productos en el mercado global. La difusión de la innovación en las empresas tiene en los Centros Tecnológicos un elemento de referencia trascendental. No es posible, hoy, la existencia de empresarios voluntariosos, germinados de la cosecha familiar, como aquél que se mostraba incrédulo ante la aportación técnica del ingeniero. La técnica ha sido fundamental para el crecimiento de nuestra economía. Y no puedo reprimir mi entusiasmo cuando de la empresa M. Torres, ubicada en Pamplona pero de raíces murcianas, pueden obtenerse casi de forma paradigmática las cuestiones que determinan el éxito de la misma basado en la constante inquietud por mejorar la tecnología, tal que M. Torres es la empresa navarra con mayores posibilidades de expansión (El catedrático de Ingeniería Eléctrica de la Universidad Pública de Navarra, Blas Hermoso, colaborador habitual de M. Torres, ha expresado: “Empezó como una pequeña empresa y hoy día es una referencia mundial gracias, casi en exclusiva, a su apuesta por el I+D+I").

La región murciana caracterizada por un tejido empresarial lleno de pymes, algo más grandes y con dimensiones, algunas, menores que las medianas ocupa un campo ideal para la aplicación de las medidas que el Gobierno introduce en los distintos Reales Decretos que hacen mención al I+D+I, por ello es fácil certificar que cualquier proyecto empresarial ha de cumplir con los requisitos exigidos para ser considerado como I+D+I. Ello, además de las ventajas evidentes que incorpora la competitividad, tiene la propina que se deriva de determinadas reducciones tributarias. Después, la transferencia de conocimientos desde el campo científico al productivo es el punto de transición que ha de ser mimado para alcanzar el éxito empresarial. De esta manera, en nuestra andadura democrática, la sociedad se beneficia de los avances que se producen como consecuencia del fortalecimiento de los derechos (y sobre todo de las garantías) de los investigadores que harán de la tecnología el soporte indispensable para el éxito. No en balde la dotación anual para investigación en España supera ya los 5.000 millones de euros. A las empresas les conviene invertir en I+D+I porque esto significaba adaptar los productos, mediante la normalización, a los consumidores de otros países: ¡y en Murcia somos exportadores!

Una consideración final me lleva a admitir que un país desarrollado como es España en estos momentos, alcanzó a principios del siglo el punto crítico en donde la técnica y la gestión se encuentran. Hoy, con una técnica muy desarrollada, necesitamos la aportación de brillantes gestores que utilizando la normativa técnica en vigor sean capaces de negociar con éxito los asuntos de las empresas. Sólo, a mi entender, hay un peligro evidente: la intrusión política discrecional a la que a veces nos vemos sometidos, y para lo cual todo político debería entender que "el desarrollo no se decreta", porque el desarrollo proviene de la aplicación genial del talento de los empresarios que arriesgan. Limítese, pues, el político a corregir desequilibrios en función del bienestar común. Eso sí, respetando y ayudando al empresario.

ADEMÁS DE LA VERDAD, HAY QUE DECIR TODA LA VERDAD


(ABC, 26,09,06)
Como estamos a más de 600 años de la Edad Media, las hambrunas y las pestes han dejado de ser el mayor enemigo de la Humanidad. Los periodos de sequía, siempre medidos a nivel "geológico" -la unidad, el siglo- se han venido sucediendo a lo largo de la Historia. Por suerte, aquellas sequías, cuya consecuencia es la muerte de gran parte de la población, hoy pueden ser bien combatidas. Si los actuales políticos toman medidas para paliar los efectos negativos de la sequía actual, no podemos despreciar que la clave en este asunto reside en la labor hidráulica realizada por los ingenieros a fin de quintuplicar, mediante presas, embalses, canales y planes, la cantidad total disponible de agua para el conjunto de los ciudadanos españoles: ¿qué poder político hubiera podido atemperar el desastre hídrico actual sin las 1.200 presas de que dispone el Sistema Hidráulico Español? Ninguno, ni siquiera la ministra Narbona, a quien deberíamos solicitar que jurara decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad en esto del Agua (en mi caso, y dado que en nada soy pretencioso, podría jurar ante la verdad y nada más que la verdad; toda la verdad no está a mi alcance pero no soy ministro). En este sentido el intento de identificar las medidas de ahorro exclusivamente en el plano de los abastecimientos urbanos tiene una intención maligna puesto que es posible discriminar ayuntamientos de uno y otro signo político en donde se producen acusaciones en cuanto a la ausencia o no de campañas promotoras de ahorros en el grifo (lo cual puede perversamente unirse a las críticas de los beatíficos campos de golf, cuyo consumo de agua en relación con el global disponible es ridículo). Bien, suponiendo que fuéramos capaces de lograr la proeza de ahorrar un 15% en el consumo de abastecimiento, a lo sumo que podríamos llegar es a un ¡3%! respecto al consumo total por todos los conceptos: Agricultura, Industria y Abastecimientos. Esto es verdad, pero hay que decir toda la verdad. Veamos. Este ahorro del 3% equivaldría al consumo de agua de unos 6,5 millones de españoles al año. Sin embargo, si se tuviera en cuenta que el mayor gasto que se produce en España procede de la Agricultura, una buena política sería la de revisar dotaciones en determinados tipos de cultivo. Por ejemplo, entre el maíz, el arroz, algodón y alfalfa, se consume unos 1.000 hectómetros cúbicos/año para obtener excedentes agrícolas (de producción fuera de mercado ó superior a las cuotas marcadas por la UE) lo cual equivaldría al consumo de agua de casi 16 millones de personas. Esto sería una buena medida en caso de aplicarse, si bien con el inconveniente de que su trascendencia mediática no supondría el menor apoyo a las cuestiones hidráulicas del Gobierno. En el asunto del arroz, los arroceros de Sevilla han solicitado del Gobierno la exención del pago correspondiente al canon por valor de 87, 45 euros por hectárea dada la baja producción esperada con motivo de la sequía. Puesto que 1 hectárea de arrozal produce entre 5.000 y 6.000 kilos de arroz, y que se percibe por cada uno de ellos 0,20 €, el negocio para el arrocero es ruinoso: 1.200 euros/hectárea. Por eso, desde Almería se han comprado los derechos de agua correspondientes a determinadas superficies de arrozales. No dudo de que el regante almeriense estaría dispuesto a pagar no sólo el canon estipulado sino que entregaría a los arroceros por cada hectárea, además, 1.500 euros (a razón de 15 céntimos por cada uno de los 10.000 m³ necesarios en cada hectárea de arrozal): Toda la verdad implica tomar en consideración todos los aspectos a que la visión holística del Agua obliga.

Producto, sin duda, de determinada opción política, la actual Política Hidráulica -o mejor, "Hidráulica Política-, lejos de ofrecerse como un instrumento moderno y democrático, se ha convertido en el desbarajuste cerebral más importante de estos tiempos: la planificación, hoy, parece estar en manos de recintos cerrados por barricadas hidráulicas cuyos límites son las fronteras de esta España comunitaria. Cualquier gobierno regional apetece exigir competencias sobre los cursos de agua que figuran en su geografía, de tal forma que hemos convertido este país en un conjunto inconexo de blindajes de ríos interesados y de referencias estatutarias que reclaman sin apuro competencias hídricas, trasvases, desalaciones y embalses. Pero la mayor crueldad hidráulica que debemos soportar proviene de la crítica radical del movimiento ecologista que entiende como tótem absoluto de bondad el extremo intolerable de mantener los cursos de agua tal cual, con sus criminales avenidas y sus devastadoras sequías.

La perversión sistemática de criticar las necesidades hidráulicas del Levante español tiene en la derogación del trasvase del Ebro su punto de partida que, indefectiblemente, ha de terminar de una vez por todas con ese milagro que un día fue la construcción del trasvase del Tajo. No se qué es más grave, si la contumacia antrópica que tenemos por destruir el Medio Ambiente o el cese brutal de la política hidráulica española de los últimos 25 años entre cuyos artífices se encuentran José Borrel (hoy entre bambalinas europeas) y Adrián Baltanás, ayer promotor de un Plan que tenía por objeto "inventar" 2.000 Km. de nuevos ríos de aguas limpias, y hoy al servicio de todo aquello que es contrario a lo que defendió en 1993. -Cambié de opinión- ha dicho.

La derogación del trasvase del Ebro, legítima bajo los cánones democráticos, es sin embargo un error que va a deslegitimar cualquier medida hidráulica que hubiera de tomarse en el futuro. La verdad.

Juan Guillamón

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LA DEMOCRACIA DESBOCADA




Reconozco que todavía no sé lo que voy a expresar en este artículo por cuanto me pareció que la frase figurada en el título es sugerente. Muy sugerente. Ya veremos lo que pasa.
Pese a este reconocimiento voy a dejar libre la afluencia de mi pensamiento para con sinceridad escribir lo que inicialmente se desprende de mi interpretación angustiada del citado título. Tiene mucho que ver esto con determinada característica de quien abajo firma respecto a que la variable tiempo a veces es una dimensión que nada tiene que ver con mi comportamiento. Impulsivo, mis reacciones son instantáneas (con perdón de Einstein quien parece que demostró que nada en este mundo puede ser más rápido que la velocidad de la luz -Newton y su teoría de la gravedad quedaron en ligero entredicho-) por lo cual, aún teniendo muy presente que no quiero molestar a nadie, mis puntos de vista cuentan con la sinceridad de quien aprecia la verdad como cuestión de imposible subjetividad: la realidad es incierta, oxímoron que se ampara en que para su análisis es necesario un observador y por tanto la apreciación siempre será subjetiva e incierta. Y valga el anterior escolio para justificar lo que a continuación pueda expresar, bajo el amparo siempre justificado de la duda metódica, una vez que hube escrito, por las buenas, el título que preside este artículo de manera tan fascinante.
En efecto, la actitud democrática española parece desbocada en el asunto del Agua, pues tras un cuarto de siglo -en que los esfuerzos de unos y otros, ya procedentes de la izquierda ya de la derecha, llegaron a conclusiones interesantes para fortalecer la riqueza hídrica de España sobre la base del sentido común, de la solidaridad y sobre todo de una aplicación de la técnica ingenieril muy superior a la que pudiera darse en el resto del mundo- hoy las cosas han cambiado radicalmente. Los hidráulicos españoles tienen fama mundial (por eso, que sesudos políticos europeos hayan sido requeridos para dictaminar a favor de determinados intereses políticos respecto a cómo hemos de administrar el agua en España, con todo respeto, me toca ligeramente la punta de la nariz) y en ellos hemos de confiar, siempre y cuando mantengan la coherencia de sus pensamientos científicos y no sean presa de lo que como poco podríamos calificar de mercenarismo político (y bajo el manto ó piel del converso). El desbarajuste actual de la España comunitaria ha dado como resultado el convencimiento autonómico de que las aguas públicas pertenecen a quienes se ubican en sus riberas. Tal disparate en modo alguno es una exageración de mi ligera indignación intelectual sino, por desgracia, una realidad que los poderes políticos arguyen para, con un populismo intolerable, convencer al ciudadano de que defienden sus intereses. En la reforma de los Estatutos de las distintas Comunidades Autónomas (países, regiones, naciones, territorios etc...), hemos venido observando cómo el apunte o referencia al blindaje -odiosa palabra- de las aguas que circulan por los respectivos territorios es cosa de propiedad privada. Unos y otros, con el consentimiento del Gobierno, están troceando lo que hasta hace unos pocos años era el pivote del pensamiento hidráulico: la unidad de gestión del agua, que no entiende de fronteras administrativas. Hemos dado un giro copernicano en este sentido y, sin duda, como consecuencia de una actitud muy desbocada de nuestra democracia.

Resulta verdaderamente difícil asumir con imparcialidad, en términos democráticos, distintas manifestaciones que tienen mucho que ver con la España plural. La madre de Pau Gassol expresó -en castellano- la emoción que le produce a una catalana de pro ver llorar de emoción a su hijo vistiendo la camiseta española sin que por ello se reste ápice a su sentimiento catalán. Esto se entiende, se asume e introduce un sentimiento de admiración al seny diferencial. Todo lo contrario sucede cuando el ínclito Carod Rovira, con el desprecio brillante sus ojos, acerca de España dice: "España, si existe, no sé lo que es". Por mucho que el presidente Zapatero, con la técnica del autómata, nos quiera convencer de que escuchar y debatir con personajes de esta calaña ha de procurar, necesariamente, la convivencia entre todos los territorios de España, la verdad es que... me desboco.

Y la historia de regresar al pasado histórico con la excusa perversa de recuperar histéricamente la "memoria histórica", no es otra historia que la de pretender, manipulando a la propia Historia, identificar a aquellos que no comulgan dentro del PSOE con el franquismo. Esto de procurar insensatamente dividir, de nuevo, a España en dos bandos es un pecado difícil de perdonar. Nuestra memoria histórica total comprende todo nuestro histórico deambular por el mundo, con los buenos y con los malos, talmente que hoy somos como somos y somos, además, capaces de pervertir interesadamente lo poco que de objetivo hay para construir nuestra futura Historia.

Nota.-No puedo resistirme a recordar una película que hace 40 años produjo una impresión imperecedera en mí. Me refiero a la película "El Coleccionista", cuyo protagonista principal (Terence Stamp) secuestra y abduce a una joven (Samantha Edgar) durante un angustioso período de tiempo, tanto que la ansiedad del espectador se hace insoportable hasta que por fin las chica logra escapar de tan enfermo secuestrador: La historia, hoy real, se repite con Natascha. También, con final feliz. Que celebro.

Juan Guillamón

Peligro

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