En mi modesta y, sin embargo, nada discreta opinión, nuestro reciente alto cargo, Pedro Antonio Ríos, en lugar de vaticinar apocalípticos desastres en nuestra Región, habilitando fantasmas siniestros acerca de de El Gorguel y Cabo Cope, lo que debería hacer es que, desde su magnífica y coyuntural atalaya como responsable de las Costas y cosas de la ordenación territorial, pregonara bien alto y fuerte que el volumen total de agua consumida (¡¡¡100 Hm3!!!) por todos los campos de golf que se hallan repartidos por la plural España no llega ni al dos por mil del agua que consumen los españoles por todos los conceptos. Sería una buena aportación de nuestro Alto Cargo sostenible que le vendría muy a Murcia a fin de desacreditar el propio descrédito que -de manera desafortunada- afecta a los campos de golf.
La entropía del Universo es infinita (así, de modo prosaico, nos lo anuncia el segundo principio de la Termodinámica). La entropía es, pues, la medida del caos. Del antrópico y del de los demás. No tiene más fin el Universo que mostrar su pasión por quedar totalmente destruido y, solo así, cuando esto suceda, nuestro antrópico caos habrá logrado su objetivo. Cada paso que damos, en cualquier dirección, constituye un ataque a la Naturaleza; la respiración, la materialización de juguetes y demás elementos imprescindibles, la masticación, el andar…, todo ello es un proceso irreversible que no tiene vuelta atrás en el ‘consumo de Naturaleza’. No puedo negar que admito mi solidaridad con aquellos que muestran compasión por las sardinas y anchoas, los cangrejos, los nutrientes y las posidonias; incluso con los que demuestran pasión en la defensa de terreras, alcaravanes, tarabillas, currucas, camachuelos trompeteros, gaviotas, cormoranes, pardelas, gatos, perros e insectos de variada condición etc.., pero también respeto, y por encima de todo, al hombr@, pues representa el objeto de este navegar hacia inciertos rumbos, no muy bien determinados, de la propia Naturaleza. Es indudable que el papel del ecologismo, radical o no, es de mucha importancia a fin de corregir esos rumbos antes indicados, pero en modo alguno es beneficioso para la sociedad -compuesta por muchos hombr@s- que sus determinaciones sean asumidas en su totalidad. Eso sería fascismo (¡¡) intelectual. La famosa Alternativa CERO resulta tan brutal como cualquier exceso del desarrollismo más avanzado. Claro que si el propio Alto Cargo, de condición murciana, hace gala populista de las apocalípticas admoniciones de corte ecológico, estamos apañados. No deja, Ríos, títere sin cabeza en las propuestas para la tonificación de la ruina global que asola a España y en particular a nuestra Región. Ni Cabo COPE, ni Aeropuerto, ni El Gorguel, ¿pero esto qué es?, ¿se puede hacer algo en nuestra Región sin que se le aplique la Alternativa CERO aún antes de disponer de la documentación ambiental requerida? O sea, ahora resulta que los mal llamados neoliberales, para desgracia de la sociedad, deberían ser ejecutados para que los honestos ecologistas pasen a ser nuestros gobernadores, y eso sin salir de sus muy acomodados nichos teóricos en donde refundar una nueva economía basada en no tocar nada, como si el resto del mundo fuéramos como la apestada cabaña de vacas que, en el Norte de España, agrede a la atmósfera con sus ventosidades.
Cae el Alto Cargo en el malvado uso de las cifras para justificar sus prolépticas y atropelladas advertencias. 400 Has, 40 millones de toneladas de relleno, son cantidades tan escandalosas como decir que una persona al día consume 3.000 ml de agua o que el trasvase del Tajo supone 400.000.000.000 litros de agua al año. Un Alto Cargo debe ser más cuidadoso, tratar con objetividad las cifras y, sobre todo, no anticiparse a lo que debería hacerse tras el correspondiente trámite administrativo.
Examine nuestro local (y sin embargo) Alto Cargo nacional los estudios pertinentes y previos que determinan la incapacidad estructural del actual Puerto de Cartagena (Escombreras, incluido) para tratar de conseguir cuotas de participación en el fenomenal tráfico de contenedores (este-oeste) una vez completadas las obras del canal de Panamá; consulte, también, el criterio de ese arrogante Director de Puertos que es el señor Fernando F Laxe, respecto a que los puertos han de gestionarse con criterios de mercado (por cierto, D. Fernando es partidario de encomendar la gestión portuaria a un filósofo, en detrimento de los ingenieros de caminos, sean de la UCAM o no). Y, en fin, confirme el Alto Cargo Ríos la insólita condición del litoral murciano que ocupa la segunda posición, tras Asturias, en estar ‘menos trabajado’.
Las últimas declaraciones de Ríos (próximo a su jubilación como ‘ángel guardián de las costas) no dejan títere con cabeza en relación a los grandes proyectos regionales. Y eso no está nada bien. Lo que sí debería haber dicho es que todos esos proyectos, además de ser importantes para la economía murciana y su principal acreedor que es el Paro, deberán cumplir rigurosamente la normativa Ambiental en toda su extensión, de modo que el hombr@ y las tarabillas, currucas y camachuelos trompeteros puedan convivir en paz.
La verdad, julio 2011