jueves, febrero 17, 2011

ROCA, DE NUEVO.


Hoy he vuelto a subir a la quinta (planta) para ver a quien cuida los expedientes, nada de montes y vacas, ni vaquerillos del tres al cuarto. Nada de eso. Todo, por suerte, sigue igual: desorden oportuno, nociones desencadenadas, estrofas por el aire y ambiente leguleyo. Todo igual, Heisenberg incierto, Bhor volando sobre apuntes y libracos. Un gato que hace miau y recuerda, sutil, el dúo de Rossini. Ambiente, pues, cuántico, incierto, estocástico….. En este despacho jamás es predecible el futuro (es cuántico, ¿no?) pues sus propuestas, respuestas, rigen al son de la probabilidad. Ay, Fernando, puede ser que sí y puede ser que no ¡Al mismo tiempo! Por eso, entre códigos y artículos, entre reformados y deformados, entre maderas y metales, todo es como el gatito de Cheshire: miau. Eres superior a Schrödinger…y a mí, por cuanto afirmas –y no es verdad- que tu conocimiento de la Mecánica Cuántica es inferior a nosotros dos y, sin embargo, tú eres el paradigma de lo cuántico, quien más dispone de argumentos para deducir las propiedades de las cosas insignificantes y magnificarlas en un proceso de tan poca cordura como la que a mí me mueve para despreciar todo aquello que resulta imprescindible para navegar entre contradicciones. Lo mío, en suma, es la herética locura por amar lo accesorio y, por eso, te admiro a tí -en modestia homeopática- que eres  como la disolución aproximada de un grano de arroz en una esfera acuosa con centro en el Sol y radio la distancia que media entre allí y el planeta Urano. Más o menos así.
Háblame, cuando puedas (y sepas) de Avogadro…..y su número.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo sí me acuerdo de Avogadro... Salía en la película de El Cabo del Miedo. Y Robert de Niro no paraba de decir... "Avogadro, ¿dónde está mi Avogadro?"

Juan Guillamón dijo...

Gracias, me encanta tu sutileza: ¡pobre Jessica Lang!

Anónimo dijo...

El Schrödinger pimentonero cabalga de nuevo.

Querido Juan, se ve que necesitas de nuevo gasolina para tu blog o como se llame eso. De tu conocimiento de la mecánica cuántica habla siginificamente que escribas Borh en vez de Bohr, Niels Bohr,un judío genial, como Einstein,como Pauli,como Schwinger, Born,y tu admirado Feynman. Es cierto que mi despacho es cuántico, porque los expedientes son particulas cuya trayectoria es impredecible, siendo dicha trayectoria alterada por el simple hecho de la observación. Tu despacho, sin embargo, era más bien newtoniano, quiero decir que los Proyectos, mediciones y liquidaciones tenían una trayectoria y destino completamente predecible. Así por ejemplo le ocurría al 10% de liquidación, que newtonianamente acababa siempre en el bolsillo del contratista, por lo cual podía formularse la siguiente expresión: "L, entonces B", donde L es liquidacion y B es bolsillo del contratista.
Un abrazo (de Vergara), de tuyo afectísimo.

Fernando Roca.

Juan Guillamón dijo...

Te faltó puntería, si bien tal desacierto no modifica en absoluto nuestro mundo de grandes cifras, de expresiones exageradas, desatinadas pero concluyentes. Tu “Teorema del Contratista” falla en lo cardinal. En efecto, la cota superior de ‘L’ es ciertamente 10, pero ese valor no puede, jamás, ser alcanzado. Recuerda que estamos ante uno de los múltiples asuntos en que su determinación está sometida a ciertas condiciones de contorno. En el caso del Teorema que tú (como siempre, abrumado por tus propias ligerezas) analizas, el intervalo válido para L (siempre L>0) está comprendido entre 0 y 10, pero con el condicionante expreso de que siempre L<10 por lo que asumir que L=10 en algún caso invalida los resultados administrativos. Mi experiencia, larga y lejana, en la interpretación del Teorema del Contratista es que el valor más apropiado de L es precisamente 9,82, cifra mágica que no sólo representa la solución del problema del Contratista sino que, por demás, establece la relación entre el newton y el kilopondio, unidades de fuerza que debes estudiar a fin de no desbarrar en las interpretaciones tuyas (de fatal ‘sui generis’) que en algunas ocasiones has tenido el atrevimiento de formular. Distintos y acreditados autores han discriminado el Teorema demostrando la existencia de soluciones, distintas a la general que se infiere de tu simplista análisis, particulares y singulares mediante las cuales se demuestra que la variable ‘B’ no se anula en esos casos. Y siendo ‘B’ el parámetro de mayor influencia en el devenir (D) del empleo (E) resulta de gran interés la determinación de aquellos casos en que se da tal circunstancia pues ello garantiza la excelencia (Ex) de la buena gobernación.
Creo que en el caso que nos ocupa (con cierta despreocupación) tiene mucho que ver con cierto sonido de un silencio no laminado. Podrías haber recurrido a Jesualdo para solicitarle, en préstamo, su trompeta pues habrías arrancado mejores sonidos –y más gratos- que los que produce tu interpretación mecánica de un teorema del que sólo aprecias oportunidades administrativas. Recuerda que la trompeta es el instrumento más capaz de arrancar sonidos al silencio: Il Silenzio, tópico recurso de llamada al sueño y/o meditación, de ambiente regimental y elevado a la categoría popular por el catalán ilustre Rudy Ventura, en aquellos tiempos miserables en que, en blanco y negro, un tipo pegado a una trompeta conseguía iluminarnos en la pantalla de una ‘invicta’ o ‘telefunken’ de 19 pulgadas con una sola canción. Qué gran diferencia con lo que sucede ahora en donde la competencia feroz entre decenas de cadenas de televisión nos permite elegir entre campanarios, jesulines, orgullosos gays, filósofos del títere, impresentables presentadores, políticos con la urna bajo el brazo, concursantes mediocres, guepardos de garras afiladas, frikis, filmes ó películas de debajo del montón, telediarios variados según determinados intereses etc.. para seleccionar lo que más interesa, para llegar a la feliz conclusión de que Belén Esteban, genial mantenedora del espíritu filosófico, moribundo tras la desaparición de Heisenberg, es lo que más nos interesa.
Pon orden en tu despacho, reflexiona y, con humildad, dame la razón. De lo contrario, sobre esta Roca edificaré mis argumentos, sin piedad.

Anónimo dijo...

La catástrofe Guillamón o el nuevo complejo matemático de un interesado ideólogo del estado de obras.

Querido, pese a todo, Juan Guillamón. Verás, "Si L entonces B" da cuenta de una auténtico milagro cuyo numero mágico tú mismo mencionas, quizá inadvertidamente: 9,82, aunque en verdad no sé porque lo rebajas, siempre es 10 o 9,99. La liquidación de una obra se parece al récord de los cien metros pero al revés. Los atletas en vez de alejarse, hacía abajo, cada día son más lentos, alejándose hacía arriba (10). Es como si Valery Borzov corriera más rápido que Usay Bol. Luego, se trata de un número dentro intervalo entre 1 y 10 que jamás es 1 y tiende invariablemente a 10.
Verás: Alguien dijo que J.P. Sartre se había equivocado en todo y que eso es más dífícil todavía que acertarlo todo. Con las liquidaciones pasa lo mismo: Invariablemente e ineluctablemente tienden a aproximarse al límite superior del intervalo (10) y jamás se aproximan al límite inferior(0). Es algo milagroso que siempre haya un aumento de medición, siempre. Podría haber una disminución, si lo sabrás tú, o no moverse, pero no.
Por tanto, una obra sin liquidación es un milagro de la naturaleza, un quark invisible o un kaon. Los tontos, que son legión, dirán que "es legal". Sí claro, es legal, pero es milagroso que se dé siempre y los milagros que no sean los de Fátima, creo que deben destacarse.
Cuenta también la leyenda que hubo un ingeniero que llego una vez a una liquidación 0. Acudamos ahora a Borges: en una cena con Generales argentinos, después de la guerra de las Malvinas, Borges dijo que, "ni un sólo general argentino había oído el silbido de una bala". Se levantó entonces indignado un general y dijo que "él había oído el silbido de una bala". Y Borges dijo: "perdonen ustedes: Hay un general argentino que ha oído el silbido de una bala".
Querido Juan, por otra parte, las matemáticas implicadas es este asunto son las del parvulario, no epates al personal con tu erudición imaginaria citada sin ton ni son.
En cuanto a la segunda parte de tú contestación, solo te haré una recomendación: hay unas becas en el Ramón Alberca para investigar trastornos psiquiátricos producidos, tardíamente, por el intento reiterado e infructuoso de comprender en la juventud el Delta de Kronocker, la Regla de Hopital. el Teorema de Roche Frobenius, la matriz Jacobiana y demás zarandajas por las que los Ingenieros de Caminos se creen superiores al resto de la humanidad. Creo que el plazo está abierto y es gratuito. Suerte.
Debo dejarte, pues tengo que ver una ortopantografía que presenta unas extrañas lineas, que podrían indicar la existencia de una osteomielitis dental cavitaria y que todos los dentistas dicen que no significan nada.
Un abrazo.
Fernando Roca

P. D. 1. Te agradezco que dejes esto en el nivel de "comentarios". Así se consigue que si meto la pata se entere menos gente (todavía).
P. D. 2. Jesualdo, al que citas sin venir a cuento, se ha marchado al Laboratorio de Espinardo, nueva Santa Elena funcionarial.

Peligro

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