Empezó como reflexión acerca de la energía, sus carencias y estrecheces y, de momento, está abierto a todo tipo de conjeturas, a lo que se me ocurra...Aunque eso sí: Agua, Energía y Medio Ambiente, siempre.
lunes, julio 17, 2006
EN LA FINCA 'DON CARLOS'. CAÑAVEROSA (CIEZA)
viernes, julio 07, 2006
NO CREO QUE SEAMOS LOS MALOS DE LA PELÍCULA
Tengo ante mí, no sé si como fuente propia del diario El país o como resumen propio, el Estudio realizado por Greenpeace en relación con el estado de las costas españolas. Es de interés objetivo dicho Estudio porque, dado el clamor existente en toda España -y en particular en Murcia- que establece un abuso en el uso del suelo del litoral con corrupción sistemática en todas sus formas de explotación, resulta sorprendente observar que de todas las regiones litorales (mediterráneas, atlánticas y cantábricas) sólo Asturias registra una ocupación de suelo menor que la región de Murcia. Aquí, de los 274 Km. de litoral existentes solamente el 13,6% está ocupado por la edificación. En Asturias este porcentaje (respecto a sus 345 Km.) no alcanza el 9%. Esto indica que aproximadamente la situación de Murcia es, hoy por hoy, casi equivalente, en cuanto abuso del cemento, a la inmaculada región de Asturias. No obstante lo anterior, nuestro litoral se encuentra en disposición de construir muchas, muchas viviendas pero, eso sí, bajo el estricto parámetro que establece una densidad no superior a 0,14 m²/m². De otro lado, resulta además curioso que la región de Murcia es la que menos ocupa (en el Mediterráneo) su litoral, muy por debajo de Cataluña (que se lleva la palma, no podría ser de otro modo) con el 39% de ocupación, seguida de Valencia con casi el 34% y Andalucía con el 24,5%.
Entiéndase lo anterior, no con ánimo de justificar una medida exagerada en la construcción de viviendas en el litoral sino como bálsamo -o al menos elemento placebo- que consuele a los murcianos de los ataques virulentos que se nos dirigen desde el exterior. En efecto, no es de recibo admitir que Murcia es un ejemplo devastador de horizontes marítimos y medioambientales. Podrá decirse que estamos construyendo espacios que nos serán reclamados por visitantes y turistas extranjeros. Podrá afirmarse que, por supuesto, nuestro futuro económico se basa en la explotación de nuestro sector Servicios, acompañada de un oferta viviendas capaz de atraer a miles y millones de ricos y nuevos ricos allende nuestras fronteras: Miguel Sebastián, director de la oficina económica de la Presidencia del Gobierno, animó a la sociedad civil murciana para que instrumentara los recursos suficientes aptos para fidelizar, mediante el establecimiento de amplios complejos residenciales, un turismo que procedente de China producirá dentro de unos años 70 millones de chinos ricos (¡a paseo las huchas de barro que recolectan dinero para el Domund!). En definitiva, téngase claro que los murcianos no somos los malos de la película. Eso sí es que hay malos que parece que sí pero, desde luego, Murcia no. Ojo, pues, con lo que se dice porque no podemos caer en el error de admitir, por ejemplo, que cada vez que la ministra Narbona se refiera Murcia lo haga en función de "parques, jardines, baldeos de calles, usos no esenciales y campos de golf". Mientras que cuando hace consideraciones respecto a que el 8% de las hectáreas de regadío producen 70% del valor añadido de la Agricultura y que más de la mitad de la superficie regada en España produce sólo un 2% del valor añadido, elude hablar de Murcia, como si no fuera la artífice de eso, lo del 8%.
Juan Guillamón Álvarez
Entiéndase lo anterior, no con ánimo de justificar una medida exagerada en la construcción de viviendas en el litoral sino como bálsamo -o al menos elemento placebo- que consuele a los murcianos de los ataques virulentos que se nos dirigen desde el exterior. En efecto, no es de recibo admitir que Murcia es un ejemplo devastador de horizontes marítimos y medioambientales. Podrá decirse que estamos construyendo espacios que nos serán reclamados por visitantes y turistas extranjeros. Podrá afirmarse que, por supuesto, nuestro futuro económico se basa en la explotación de nuestro sector Servicios, acompañada de un oferta viviendas capaz de atraer a miles y millones de ricos y nuevos ricos allende nuestras fronteras: Miguel Sebastián, director de la oficina económica de la Presidencia del Gobierno, animó a la sociedad civil murciana para que instrumentara los recursos suficientes aptos para fidelizar, mediante el establecimiento de amplios complejos residenciales, un turismo que procedente de China producirá dentro de unos años 70 millones de chinos ricos (¡a paseo las huchas de barro que recolectan dinero para el Domund!). En definitiva, téngase claro que los murcianos no somos los malos de la película. Eso sí es que hay malos que parece que sí pero, desde luego, Murcia no. Ojo, pues, con lo que se dice porque no podemos caer en el error de admitir, por ejemplo, que cada vez que la ministra Narbona se refiera Murcia lo haga en función de "parques, jardines, baldeos de calles, usos no esenciales y campos de golf". Mientras que cuando hace consideraciones respecto a que el 8% de las hectáreas de regadío producen 70% del valor añadido de la Agricultura y que más de la mitad de la superficie regada en España produce sólo un 2% del valor añadido, elude hablar de Murcia, como si no fuera la artífice de eso, lo del 8%.
Juan Guillamón Álvarez
SCOUBIDOU
PERICO DEL PINAR
Que hablen con Batasuna, porque –parece- que antes todos lo hicieron. Además, si entra dentro de lo posible buscar la salida de ETA, podríamos aplicar aquello de "el fin justifica los medios", aun en democracia, como en su día justificó Felipe González: "gato blanco gato negro, lo importante es que cace ratones". Sí, que hablen y resuelvan. Mucho más grave me parece lo que cuentan de determinado colegio de Sitges, el Esteve Barrachina, en donde, parece, que a los alumnos les están enseñando el himno catalán, el cual debe ser cantado en pie ("…camarada, y siempre, adelante, cantemos el himno de la juventud..."). Y, si no grave, pero si estúpido me resulta el seleccionador nacional de fútbol francés, señor Doménech, quien a requerimiento del periodista nos dice que es catalán y no español. Precioso y apropiado este sentimiento. Plural y conciliador.
En 1958, aparece la canción "Apple, peaches and cherries", inmortalizada por el genial Sacha Distel bajo el título " Scoubidou.., de pommes, poires", o algo así. El scoubi-dou son unos hilitos de plástico de unos 80 cm de longitud y de muchos colores alegres. Con ellos se pueden conseguir formas divertidas, a base de nudos, para hacer pulseras, llaveros, collares y otros adornos. Tuvieron su gran éxito a finales de los 60, pues no había jovenzuelo que no tuviera entre sus manos esos plásticos maravillosos que, a falta de MP3 y play station, eran de obligada manipulación. Sacha Distel, y su scoubi-dou, fue el más firme baluarte de lo que en su día se denominó rock francés. Casi me olvidé de ello. Hasta hoy. Del partido político Aralar ha surgido un concejal, médico y al parecer vasco, de quien se ha dicho: " Xabier Eskubi Aralarreko zinegotziak horixe esan du azkenean txupinazoa jaurti duenean: "Iruñearrak, Gora San Fermin jaiak!", que traducido al castellano, más o menos, quiere decir que: "vivan las fiestas de san Fermín" y cuya expresión no representa nada de particular excepto que su función era, y no otra, remarcar que el señor Xabier Eskubi (dou), es agnóstico. Por cuanto la situación personal de cada cual ante Dios es algo que no nos incumbe a los demás, y menos en asuntos políticos, creo que el guiño realizado por Eskubi (dou) es fatuo, ridículo y distanciador. Muy en la línea actual que determina como fundamental para el gobierno de este país la introducción de gestos que han de ser aplaudidos por la mitad España, mientras que producen cierta molestia en la otra mitad. De Xabier Eskubi (dou) no veo otro valor (o mejor característica) que el de no creer en Dios. Pero, sin embargo, estamos de lleno en el campo de la estupidez, porque si el referido señor en lugar de haber nacido en donde nació, lo hubiera hecho, es un suponer, en San Pedro del Pinatar, ¿cómo habría de referirse a su pueblo natal? Probablemente diría que nació en Perico del Pinar, por ejemplo. Muy ridículo, sí señor.
Y para terminar, un cuarto ejemplo de lo que es otra de las muchas cuestiones prevalentes que determinan una fractura política en España de alto calado. Propongo al lector que recuerde, eso sí con bochorno, aquella estúpida historia protagonizada por Fernando VII y su ínclito papá Carlos IV, allá por los comienzos del siglo XIX., cuando se firma un documento de renuncia de Fernando VII, en donde se puede leer: “Artículo 1º. SAR. el Príncipe de Asturias se adhiere a la cesión hecha por el Rey Carlos de sus derechos al trono de España e Indias a favor de SM. el Emperador de los franceses, y renuncia a cuanto sea menester a los derechos que tiene, como Príncipe de Asturias, a dicha Corona ¿Se habrá cometido en España, gratuitamente, mayor estupidez? No, y por tanto merece que el silencioso (o mercenario hidráulico) ex ministro Borrel, remita urgentemente tal asunto al Parlamento Europeo al objeto de que se produzca un rechazo masivo por parte de todos los países europeos (incluida Francia) a tan bochornosa cesión que produjo la vergüenza de los españoles, incluidos afrancesados e ilustrados -como yo-. Esta acción sería mucho más positiva que la que recientemente se ha tramitado para rechazar la forma en que el general Franco hubo sometido a los españoles a una dictadura larga, demasiado larga. La derecha, con toda razón, se ha visto provocada. Por dos razones: porque de una manera descarada si la quiere identificar con patrones en desuso, basados en dictaduras pasadas de moda; y porque tal provocación reduce las posibilidades de entendimiento entre unos y otros, esto es, entre azules y rojos; blancos y negros. Cuando realmente lo que ahora se necesita es teñir de gris todos los gestos políticos provenientes de uno y otro sitio, al objeto de volver a una situación que crispe mucho menos de lo que viene siendo habitual.
Por eso, hoy por hoy, prefiero a Sacha Distel cantando a sus peras, manzanas, melocotones y cerezas que a Xabier Eskubi (dou). También prefiero que los niños catalanes, hispano-parlantes o no, entonen el himno catalán sentaditos y no de pie. A Borrel, ayer indiscutible hoy no se sabe qué, le diría que puestos a evitar fracturas innecesarias, mejor se dedique a poner a caldo a Fernando VI -el que usaba paletón-. Eso sí, siempre que de lo que se trate sea de unir y no separar. Por último, espero que se acabe con ETA, sea del modo que sea. Y Doménech, que se dedique a tirar “petards blaus a la nit ".
Juan Guillamón
Que hablen con Batasuna, porque –parece- que antes todos lo hicieron. Además, si entra dentro de lo posible buscar la salida de ETA, podríamos aplicar aquello de "el fin justifica los medios", aun en democracia, como en su día justificó Felipe González: "gato blanco gato negro, lo importante es que cace ratones". Sí, que hablen y resuelvan. Mucho más grave me parece lo que cuentan de determinado colegio de Sitges, el Esteve Barrachina, en donde, parece, que a los alumnos les están enseñando el himno catalán, el cual debe ser cantado en pie ("…camarada, y siempre, adelante, cantemos el himno de la juventud..."). Y, si no grave, pero si estúpido me resulta el seleccionador nacional de fútbol francés, señor Doménech, quien a requerimiento del periodista nos dice que es catalán y no español. Precioso y apropiado este sentimiento. Plural y conciliador.
En 1958, aparece la canción "Apple, peaches and cherries", inmortalizada por el genial Sacha Distel bajo el título " Scoubidou.., de pommes, poires", o algo así. El scoubi-dou son unos hilitos de plástico de unos 80 cm de longitud y de muchos colores alegres. Con ellos se pueden conseguir formas divertidas, a base de nudos, para hacer pulseras, llaveros, collares y otros adornos. Tuvieron su gran éxito a finales de los 60, pues no había jovenzuelo que no tuviera entre sus manos esos plásticos maravillosos que, a falta de MP3 y play station, eran de obligada manipulación. Sacha Distel, y su scoubi-dou, fue el más firme baluarte de lo que en su día se denominó rock francés. Casi me olvidé de ello. Hasta hoy. Del partido político Aralar ha surgido un concejal, médico y al parecer vasco, de quien se ha dicho: " Xabier Eskubi Aralarreko zinegotziak horixe esan du azkenean txupinazoa jaurti duenean: "Iruñearrak, Gora San Fermin jaiak!", que traducido al castellano, más o menos, quiere decir que: "vivan las fiestas de san Fermín" y cuya expresión no representa nada de particular excepto que su función era, y no otra, remarcar que el señor Xabier Eskubi (dou), es agnóstico. Por cuanto la situación personal de cada cual ante Dios es algo que no nos incumbe a los demás, y menos en asuntos políticos, creo que el guiño realizado por Eskubi (dou) es fatuo, ridículo y distanciador. Muy en la línea actual que determina como fundamental para el gobierno de este país la introducción de gestos que han de ser aplaudidos por la mitad España, mientras que producen cierta molestia en la otra mitad. De Xabier Eskubi (dou) no veo otro valor (o mejor característica) que el de no creer en Dios. Pero, sin embargo, estamos de lleno en el campo de la estupidez, porque si el referido señor en lugar de haber nacido en donde nació, lo hubiera hecho, es un suponer, en San Pedro del Pinatar, ¿cómo habría de referirse a su pueblo natal? Probablemente diría que nació en Perico del Pinar, por ejemplo. Muy ridículo, sí señor.
Y para terminar, un cuarto ejemplo de lo que es otra de las muchas cuestiones prevalentes que determinan una fractura política en España de alto calado. Propongo al lector que recuerde, eso sí con bochorno, aquella estúpida historia protagonizada por Fernando VII y su ínclito papá Carlos IV, allá por los comienzos del siglo XIX., cuando se firma un documento de renuncia de Fernando VII, en donde se puede leer: “Artículo 1º. SAR. el Príncipe de Asturias se adhiere a la cesión hecha por el Rey Carlos de sus derechos al trono de España e Indias a favor de SM. el Emperador de los franceses, y renuncia a cuanto sea menester a los derechos que tiene, como Príncipe de Asturias, a dicha Corona ¿Se habrá cometido en España, gratuitamente, mayor estupidez? No, y por tanto merece que el silencioso (o mercenario hidráulico) ex ministro Borrel, remita urgentemente tal asunto al Parlamento Europeo al objeto de que se produzca un rechazo masivo por parte de todos los países europeos (incluida Francia) a tan bochornosa cesión que produjo la vergüenza de los españoles, incluidos afrancesados e ilustrados -como yo-. Esta acción sería mucho más positiva que la que recientemente se ha tramitado para rechazar la forma en que el general Franco hubo sometido a los españoles a una dictadura larga, demasiado larga. La derecha, con toda razón, se ha visto provocada. Por dos razones: porque de una manera descarada si la quiere identificar con patrones en desuso, basados en dictaduras pasadas de moda; y porque tal provocación reduce las posibilidades de entendimiento entre unos y otros, esto es, entre azules y rojos; blancos y negros. Cuando realmente lo que ahora se necesita es teñir de gris todos los gestos políticos provenientes de uno y otro sitio, al objeto de volver a una situación que crispe mucho menos de lo que viene siendo habitual.
Por eso, hoy por hoy, prefiero a Sacha Distel cantando a sus peras, manzanas, melocotones y cerezas que a Xabier Eskubi (dou). También prefiero que los niños catalanes, hispano-parlantes o no, entonen el himno catalán sentaditos y no de pie. A Borrel, ayer indiscutible hoy no se sabe qué, le diría que puestos a evitar fracturas innecesarias, mejor se dedique a poner a caldo a Fernando VI -el que usaba paletón-. Eso sí, siempre que de lo que se trate sea de unir y no separar. Por último, espero que se acabe con ETA, sea del modo que sea. Y Doménech, que se dedique a tirar “petards blaus a la nit ".
Juan Guillamón
martes, julio 04, 2006
OBSERVATORIO DE LA VIVIENDA MURCIA 27/06/06
Crecimiento sostenible en el Desarrollo Urbanístico. Seguridades
El uso del término sostenible se viene empleando en cualquier expresión relativa a cuestiones políticas. Es, desde luego, un término políticamente correcto. Sin embargo, es empleado con retórica partidista por personas de todo nivel que lo utilizan de acuerdo con sus intereses políticos. La sostenibilidad es un concepto que requiere no sólo análisis sino respeto a todo lo que encierra. Los valores de sostenibilidad no tienen por qué ir en contra de los desarrollos económicos sino, más bien al contrario, deben acompañarlos. La cohesión social bien entendida pasa por establecer relaciones estables y comprometidas entre las tres cuestiones básicas que argumentan el significado verdadero de la sostenibilidad. Tales son, la prosperidad económica, la equidad social y la protección ambiental.
Dentro de los distintos sectores económicos, los territorios con su especificidad y sus potencialidades, pueden darse distintos tipos de desarrollos. En la región de Murcia, la agricultura fue motor de la economía hasta el momento en que el crecimiento del sector industrial encabezó el progreso regional. Dada la situación geográfica, cuyo clima resulta un buen reclamo para el asentamiento de personas, el sector construcción, y más concretamente el de la vivienda, tienen un campo importante para que los inversores estén interesados en él. Los algo más de 170 km de litoral suponen un atractivo importante para la construcción de complejos urbanísticos, sobre todo de segunda residencia, cuyos pobladores provienen de distintas regiones de Europa, huyendo de condiciones climáticas poco apetecibles. Es así que el proceso urbanístico de la región, estúpidamente llamado "el ladrillo", viene siendo, por desgracia, un banco de pruebas para observar cómo el enfrentamiento entre las distintas opciones políticas aprovechan para efectuar sus críticas, en muchos casos a despecho de la racionalidad de los intereses ciudadanos. En el caso particular de esta región, junto a la problemática global que la escasez de agua provoca, se da la circunstancia de que ha sido injustamente determinada como el paradigma del ladrillo. De tal forma, que ha podido leerse en más de una ocasión, y en periódicos aragoneses, que el objetivo de Aragón es, desde luego, no "levantinizarse". Así que la cuestión es verdaderamente importante, porque por un lado se trata de desarrollar las potencialidades económicas propias de la región, y de otro, precisar de los poderes políticos las ayudas necesarias para evitar alusiones a falsos lugares comunes.
En todo caso, lo que sí parece evidente es que, pese a los esfuerzos legislativos, tanto de la ley del Suelo estatal como la regional, el acceso a la vivienda (tan numerosa en número) resulta muy difícil, sobre todo para los jóvenes, debido al precio ofertado por los promotores. Se ha podido comprobar que las medidas tendentes a aumentar la oferta del suelo al objeto de propiciar, según las leyes del libre mercado, un descenso en el precio, han sido fallidas. Probablemente porque el urbanismo entiende perfectamente la distribución de la población en función de sus recursos económicos, y por consiguiente un suelo calificado para el tramo alto de la población siempre será más caro que aquél cuyo destino es ubicar viviendas para otros cuyo nivel económico es menor. Por otro lado, la ejecución de un urbanismo basado exclusivamente en la iniciativa privada no responderá nunca a los criterios sociales por los que todo el mundo tiene derecho a una vivienda digna. Es necesario que los ayuntamientos participen en el proceso urbanístico de una manera más eficaz. No exactamente interviniendo y sí procurando establecer las correcciones precisas para una mejora global de las condiciones sociales. Así, el sistema establecido por la ley estatal del Suelo y, en particular, en la ley regional, tiene su base fundamental para desarrollar los Planes Generales en la figura, bien reconocida, del Convenio Urbanístico. No está claro si, en efecto, el Convenio, es la base del desarrollo urbano, pero, siendo esta figura de todo punto interesante, sorprende que se haya convertido en el elemento más utilizado por todos, o casi todos, los ayuntamientos españoles. Echar un vistazo en el buscador Google produce una sorpresa mayúscula cuando se observa las miles y miles de referencias que acuden a nuestro ordenador bajo la llamada "convenio urbanístico". Lo que, sin duda, debió ser un instrumento accesorio en la acción urbanizadora de los ayuntamientos, se ha convertido en una práctica habitual.
Pero lo verdaderamente pernicioso de estos convenios es que se han convertido en una fuente -muy cómoda- de financiación de los ayuntamientos. A tal efecto se describe el siguiente párrafo que figura como estipulando en uno de los convenios suscritos por determinado ayuntamiento: "... los fondos abonados por las mercantiles X e Y, podrán ser destinados a financiar gastos culturales, educativos, sociales y demás, de interés general, tanto de carácter corriente como de inversión". He aquí un caso paradigmático de cómo a través del urbanismo un ayuntamiento se busca la vida. Mejor sería, y el legislador debió pensar en ello, que el producto obtenido por la firma de un convenio urbanístico tuviera un destino diferente: la promoción de viviendas sociales. La financiación municipal, ya sea con cargo al capítulo II o VI, ha de venir a través del cobro de impuestos propios y de la participación de los del Estado. Ello, junto a la cesión obligatoria por parte de los promotores del 10% del aprovechamiento del sector, contribuiría a la formación -¡de una vez por todas!- de un Patrimonio Municipal de Suelo como Dios manda. Además, si los poderes municipales fueran capaces de gravar en cualquier medida las plusvalías generadas en la transmisión de terrenos como consecuencia de su clasificación, seguro que los fondos municipales aumentarían.
En cuanto a la sostenibilidad como medida de respeto hacia la cohesión social necesaria, cabría estimar como muy interesante la No participación activa de los políticos en materia puramente científica. Esta labor corresponde al mundo de la ciencia, y todos los científicos deberán establecer los puntos comunes a los que deberían ajustarse las decisiones políticas posteriores. Medioambientalistas y desarrollistas tienen la ocasión de recurrir a la ciencia para que ésta nos diga cuáles son las condiciones de contorno bajo las cuáles buscar el desarrollo. Mucho respeto al Medio Ambiente y poco a aquéllos que utilizan a éste como arma arrojadiza contra quien desea avanzar razonablemente. A continuación, copio textualmente la frase que pronuncia un político de la oposición de un determinado partido en relación con una denuncia formulada por mercantiles que se han visto perjudicadas por las acusaciones de aquél con motivo de la celebración de un convenio urbanístico en el ayuntamiento correspondiente: "porque no cabe en cabeza sensata que calificar un convenio urbanístico de operación especulativa, de pelotazo, y de ilegal, pueda ser considerado por alguien punible penalmente. Estas calificaciones se inscriben en una opinión fundamentada políticamente y expresada en términos críticos, como casi a diario se está haciendo en prácticamente todos los rincones de la geografía española cuando de valorar convenios urbanísticos se trata". Es tremendo que reconocer esto de una manera tan simple pueda, a la larga, provocar situaciones de inseguridad cuando se trate de firmar un convenio urbanístico absolutamente respetuoso con las normas legislativas. No resulta difícil entender que la intrusión política es escandalosa por cuanto no se reparan en medios para denostar al rival.
Por último, y pese a que siempre nos pareció positivo desplazar las competencias hacia los ayuntamientos, puede reconocerse un cierto peligro en la tramitación urbanística de proyectos buenos y sostenibles para la comunidad. En efecto, el ardor político entre gobierno y oposición carece de ponderación suficiente a nivel municipal, y por ello hacer depender la tramitación urbanística, la aprobación de cualquier tipo de plan o proyecto de urbanización, de las disputas locales de unos y otros políticos, puede llegar a dar al traste con actuaciones interesantes. Quizá, llegado el caso, la intervención, no ya tutelar, de la administración regional resulte necesaria para hacer ver que las voces son algo distintas de los ecos y por consiguiente que con las cosas importantes no se puede jugar (un tránsfuga en un ayuntamiento es muy, muy peligroso). Pero pese a ello los ayuntamientos son los entes más apropiados para disminuir el precio del m² construido, y no sólo eso sino que también para dar validez jurídica y económica a los procesos que continuación se suceden. Además, los ayuntamientos deben aprender a gravar el negocio de la compra venta de terrenos, ayer rústicos y hoy sectorizados. Les trae cuenta.
Juan Guillamón Álvarez
Murcia, junio 2006
El uso del término sostenible se viene empleando en cualquier expresión relativa a cuestiones políticas. Es, desde luego, un término políticamente correcto. Sin embargo, es empleado con retórica partidista por personas de todo nivel que lo utilizan de acuerdo con sus intereses políticos. La sostenibilidad es un concepto que requiere no sólo análisis sino respeto a todo lo que encierra. Los valores de sostenibilidad no tienen por qué ir en contra de los desarrollos económicos sino, más bien al contrario, deben acompañarlos. La cohesión social bien entendida pasa por establecer relaciones estables y comprometidas entre las tres cuestiones básicas que argumentan el significado verdadero de la sostenibilidad. Tales son, la prosperidad económica, la equidad social y la protección ambiental.
Dentro de los distintos sectores económicos, los territorios con su especificidad y sus potencialidades, pueden darse distintos tipos de desarrollos. En la región de Murcia, la agricultura fue motor de la economía hasta el momento en que el crecimiento del sector industrial encabezó el progreso regional. Dada la situación geográfica, cuyo clima resulta un buen reclamo para el asentamiento de personas, el sector construcción, y más concretamente el de la vivienda, tienen un campo importante para que los inversores estén interesados en él. Los algo más de 170 km de litoral suponen un atractivo importante para la construcción de complejos urbanísticos, sobre todo de segunda residencia, cuyos pobladores provienen de distintas regiones de Europa, huyendo de condiciones climáticas poco apetecibles. Es así que el proceso urbanístico de la región, estúpidamente llamado "el ladrillo", viene siendo, por desgracia, un banco de pruebas para observar cómo el enfrentamiento entre las distintas opciones políticas aprovechan para efectuar sus críticas, en muchos casos a despecho de la racionalidad de los intereses ciudadanos. En el caso particular de esta región, junto a la problemática global que la escasez de agua provoca, se da la circunstancia de que ha sido injustamente determinada como el paradigma del ladrillo. De tal forma, que ha podido leerse en más de una ocasión, y en periódicos aragoneses, que el objetivo de Aragón es, desde luego, no "levantinizarse". Así que la cuestión es verdaderamente importante, porque por un lado se trata de desarrollar las potencialidades económicas propias de la región, y de otro, precisar de los poderes políticos las ayudas necesarias para evitar alusiones a falsos lugares comunes.
En todo caso, lo que sí parece evidente es que, pese a los esfuerzos legislativos, tanto de la ley del Suelo estatal como la regional, el acceso a la vivienda (tan numerosa en número) resulta muy difícil, sobre todo para los jóvenes, debido al precio ofertado por los promotores. Se ha podido comprobar que las medidas tendentes a aumentar la oferta del suelo al objeto de propiciar, según las leyes del libre mercado, un descenso en el precio, han sido fallidas. Probablemente porque el urbanismo entiende perfectamente la distribución de la población en función de sus recursos económicos, y por consiguiente un suelo calificado para el tramo alto de la población siempre será más caro que aquél cuyo destino es ubicar viviendas para otros cuyo nivel económico es menor. Por otro lado, la ejecución de un urbanismo basado exclusivamente en la iniciativa privada no responderá nunca a los criterios sociales por los que todo el mundo tiene derecho a una vivienda digna. Es necesario que los ayuntamientos participen en el proceso urbanístico de una manera más eficaz. No exactamente interviniendo y sí procurando establecer las correcciones precisas para una mejora global de las condiciones sociales. Así, el sistema establecido por la ley estatal del Suelo y, en particular, en la ley regional, tiene su base fundamental para desarrollar los Planes Generales en la figura, bien reconocida, del Convenio Urbanístico. No está claro si, en efecto, el Convenio, es la base del desarrollo urbano, pero, siendo esta figura de todo punto interesante, sorprende que se haya convertido en el elemento más utilizado por todos, o casi todos, los ayuntamientos españoles. Echar un vistazo en el buscador Google produce una sorpresa mayúscula cuando se observa las miles y miles de referencias que acuden a nuestro ordenador bajo la llamada "convenio urbanístico". Lo que, sin duda, debió ser un instrumento accesorio en la acción urbanizadora de los ayuntamientos, se ha convertido en una práctica habitual.
Pero lo verdaderamente pernicioso de estos convenios es que se han convertido en una fuente -muy cómoda- de financiación de los ayuntamientos. A tal efecto se describe el siguiente párrafo que figura como estipulando en uno de los convenios suscritos por determinado ayuntamiento: "... los fondos abonados por las mercantiles X e Y, podrán ser destinados a financiar gastos culturales, educativos, sociales y demás, de interés general, tanto de carácter corriente como de inversión". He aquí un caso paradigmático de cómo a través del urbanismo un ayuntamiento se busca la vida. Mejor sería, y el legislador debió pensar en ello, que el producto obtenido por la firma de un convenio urbanístico tuviera un destino diferente: la promoción de viviendas sociales. La financiación municipal, ya sea con cargo al capítulo II o VI, ha de venir a través del cobro de impuestos propios y de la participación de los del Estado. Ello, junto a la cesión obligatoria por parte de los promotores del 10% del aprovechamiento del sector, contribuiría a la formación -¡de una vez por todas!- de un Patrimonio Municipal de Suelo como Dios manda. Además, si los poderes municipales fueran capaces de gravar en cualquier medida las plusvalías generadas en la transmisión de terrenos como consecuencia de su clasificación, seguro que los fondos municipales aumentarían.
En cuanto a la sostenibilidad como medida de respeto hacia la cohesión social necesaria, cabría estimar como muy interesante la No participación activa de los políticos en materia puramente científica. Esta labor corresponde al mundo de la ciencia, y todos los científicos deberán establecer los puntos comunes a los que deberían ajustarse las decisiones políticas posteriores. Medioambientalistas y desarrollistas tienen la ocasión de recurrir a la ciencia para que ésta nos diga cuáles son las condiciones de contorno bajo las cuáles buscar el desarrollo. Mucho respeto al Medio Ambiente y poco a aquéllos que utilizan a éste como arma arrojadiza contra quien desea avanzar razonablemente. A continuación, copio textualmente la frase que pronuncia un político de la oposición de un determinado partido en relación con una denuncia formulada por mercantiles que se han visto perjudicadas por las acusaciones de aquél con motivo de la celebración de un convenio urbanístico en el ayuntamiento correspondiente: "porque no cabe en cabeza sensata que calificar un convenio urbanístico de operación especulativa, de pelotazo, y de ilegal, pueda ser considerado por alguien punible penalmente. Estas calificaciones se inscriben en una opinión fundamentada políticamente y expresada en términos críticos, como casi a diario se está haciendo en prácticamente todos los rincones de la geografía española cuando de valorar convenios urbanísticos se trata". Es tremendo que reconocer esto de una manera tan simple pueda, a la larga, provocar situaciones de inseguridad cuando se trate de firmar un convenio urbanístico absolutamente respetuoso con las normas legislativas. No resulta difícil entender que la intrusión política es escandalosa por cuanto no se reparan en medios para denostar al rival.
Por último, y pese a que siempre nos pareció positivo desplazar las competencias hacia los ayuntamientos, puede reconocerse un cierto peligro en la tramitación urbanística de proyectos buenos y sostenibles para la comunidad. En efecto, el ardor político entre gobierno y oposición carece de ponderación suficiente a nivel municipal, y por ello hacer depender la tramitación urbanística, la aprobación de cualquier tipo de plan o proyecto de urbanización, de las disputas locales de unos y otros políticos, puede llegar a dar al traste con actuaciones interesantes. Quizá, llegado el caso, la intervención, no ya tutelar, de la administración regional resulte necesaria para hacer ver que las voces son algo distintas de los ecos y por consiguiente que con las cosas importantes no se puede jugar (un tránsfuga en un ayuntamiento es muy, muy peligroso). Pero pese a ello los ayuntamientos son los entes más apropiados para disminuir el precio del m² construido, y no sólo eso sino que también para dar validez jurídica y económica a los procesos que continuación se suceden. Además, los ayuntamientos deben aprender a gravar el negocio de la compra venta de terrenos, ayer rústicos y hoy sectorizados. Les trae cuenta.
Juan Guillamón Álvarez
Murcia, junio 2006
EMPRESA Y FINANZAS 1 JULIO2006
VANGUARDIA PROFESIONAL VS TRADICIÓN FAMILIAR
Me tomo el atrevimiento (¡qué descaro!) de hablar acerca de lo que tendría que tener más respeto porque, sin duda, dos de las personas que pudieran censurar tal osadía tienen capacidad inmensa de comprensión hacia mi modestia, no exenta de atrevimiento. Antonio García-Nieto y Antonio Reverte Navarro sabrán disculparme. Ellos dos, cada uno en su respectivo ámbito, esto es, el sociológico y el jurídico, podrían responder a las cuestiones que planteo con la autoridad que su conocimiento les confiere. Antonio se ha doctorado en mérito a su investigación del intríngulis que se esconde en el régimen de funcionamiento de las empresas familiares, tan extendidas en esta Región. Tono Reverte puede presumir de conocer todos aquellos resortes que la justicia ofrece en las transiciones de las empresas de corte familiar. Es, desde luego, un alivio saber que las posibles ruinas económicas que hubieran de darse por causa de las trasmisiones generacionales en el mundo de la empresa, están contempladas en nuestro ordenamiento jurídico de manera positiva, a modo de bálsamo para evitar desastres. Aguantar más de dos o tres generaciones en la gerencia de empresas familiares es ya un mérito indiscutible, pero, atendiendo a las dimensiones empresariales que con motivo de la globalidad económica imperante en este mundo ferozmente competitivo y destructor inmediato de los mediocres, se hace necesario cubrir los huecos que el factor familiar introduce en la gestión empresarial. Tantas veces, algunos geniales gestores murcianos de empresas típicas nuestras han vaciado de vínculos familiares la gestión suprema de los movimientos productivos, tantas como contrataciones realizadas a gerentes ajenos a la familia y con formación económica adquirida en Master internacionales del tipo MBA. Todo esfuerzo tendente a alejar a familiares y deudos de la gestión directa debe considerarse positivo. El peligro de nuevos allegados a la familia, yernos (y nueras) antipáticos, envidiosos y con ambición son poco menos que la carcoma infecta -e infesta- la madera de los caserones antiguos y tradicionales. Y qué decir cuando las generaciones gestoras se componen de primos y demás familia que inician una soterrada cruzada del poder entre clanes, hoy unidos por lazos familiares y mañana encuadrados en bandas enemigas a muerte. No he tenido la ocasión, porque mi familia goza de un corte más intelectual que emprendedor -en el sentido económico de la palabra-, de sufrir en mis carnes este tipo de lucha familiar, pero de haber sido así es probable que la sangre hubiese llegado al río porque, ¿cómo hacer frente al poder, la ilusión, la capacidad de trabajo y la inteligencia de mi primo Agustín Guillamón, al objeto de hacerme yo el jefe supremo del supuesto clan familiar? Y, mi primo Lázaro y yo, ¿hubiésemos podido descabezar el mandato de mi hermano Javier Guillamón, mucho más trabajador, ordenado y organizado, que nosotros dos? Por supuesto que estas dos situaciones serían suficientes para descalificar una iniciativa empresarial basada en el mando armónico de un montón de primos bien avenidos. Nada que decir, desde luego por lo innecesario (ya que supra he apuntado motivos suficientes) acerca de primos políticos, sobrinos y demás familia.
Absolutamente necesario, por todo lo anteriormente dicho, es procurar una dimensión adecuada a la economía mundial de nuestras empresas familiares. De alguna manera esto se viene produciendo, por lo que mis miedos (provocado por mi admiración profunda hacia quien se atreve a ser empresario) quedan tonificados de modo que, siempre y cuando el mundo político se abstenga de hacer incursiones indebidas en el campo de la economía, tengo la gran esperanza de ver cómo empresas, ayer y hoy familiares, alcanzan una dimensión que les hace ser competitivas con multinacionales ubicadas a lo largo y ancho de esa gran esfera cuyo diámetro alcanza los casi 13.000 kilómetros. Conserveros de Murcia, uníos. Constructores, promotores, estableced lazos con empresas nacionales e internacionales para ampliar vuestro ámbito de actuación. Agricultores de Cieza, Torre Pacheco y de la Huerta de Murcia, profesionalizad vuestros sistemas y acudid a los profesionales de la economía (siempre que sea posible, los mejores) para que gestionen la canalización oportuna de vuestros productos hortícolas. Vendedores de cosas varias, emprendedores del metal, fabricantes de ascensores, productores de bienes de equipo de todo tipo, contad con la ayuda financiera que las entidades de crédito regionales os ofrecen para que podáis conquistar el mundo en el nombre del padre de esta Región (el sol luminoso) pero nunca en el nombre de la madre Agua que nos ha dejado huérfanos por mor de cuestiones territoriales apoyadas indecentemente en sectarismos políticos de imposible asunción intelectual por parte de nadie.
Bueno, bien.
Empresarios familiares, a despecho de conversos y mercenarios, sed capaces de elevar nuestra economía a la mayor gloria de las sucesiones generacionales que han de estar acompañadas siempre por la gestión del profesional del ramo economista.
(Dedicado a Salvador Marín, decano de económicas, que me estará leyendo.)
Juan Guillamón Álvarez
Me tomo el atrevimiento (¡qué descaro!) de hablar acerca de lo que tendría que tener más respeto porque, sin duda, dos de las personas que pudieran censurar tal osadía tienen capacidad inmensa de comprensión hacia mi modestia, no exenta de atrevimiento. Antonio García-Nieto y Antonio Reverte Navarro sabrán disculparme. Ellos dos, cada uno en su respectivo ámbito, esto es, el sociológico y el jurídico, podrían responder a las cuestiones que planteo con la autoridad que su conocimiento les confiere. Antonio se ha doctorado en mérito a su investigación del intríngulis que se esconde en el régimen de funcionamiento de las empresas familiares, tan extendidas en esta Región. Tono Reverte puede presumir de conocer todos aquellos resortes que la justicia ofrece en las transiciones de las empresas de corte familiar. Es, desde luego, un alivio saber que las posibles ruinas económicas que hubieran de darse por causa de las trasmisiones generacionales en el mundo de la empresa, están contempladas en nuestro ordenamiento jurídico de manera positiva, a modo de bálsamo para evitar desastres. Aguantar más de dos o tres generaciones en la gerencia de empresas familiares es ya un mérito indiscutible, pero, atendiendo a las dimensiones empresariales que con motivo de la globalidad económica imperante en este mundo ferozmente competitivo y destructor inmediato de los mediocres, se hace necesario cubrir los huecos que el factor familiar introduce en la gestión empresarial. Tantas veces, algunos geniales gestores murcianos de empresas típicas nuestras han vaciado de vínculos familiares la gestión suprema de los movimientos productivos, tantas como contrataciones realizadas a gerentes ajenos a la familia y con formación económica adquirida en Master internacionales del tipo MBA. Todo esfuerzo tendente a alejar a familiares y deudos de la gestión directa debe considerarse positivo. El peligro de nuevos allegados a la familia, yernos (y nueras) antipáticos, envidiosos y con ambición son poco menos que la carcoma infecta -e infesta- la madera de los caserones antiguos y tradicionales. Y qué decir cuando las generaciones gestoras se componen de primos y demás familia que inician una soterrada cruzada del poder entre clanes, hoy unidos por lazos familiares y mañana encuadrados en bandas enemigas a muerte. No he tenido la ocasión, porque mi familia goza de un corte más intelectual que emprendedor -en el sentido económico de la palabra-, de sufrir en mis carnes este tipo de lucha familiar, pero de haber sido así es probable que la sangre hubiese llegado al río porque, ¿cómo hacer frente al poder, la ilusión, la capacidad de trabajo y la inteligencia de mi primo Agustín Guillamón, al objeto de hacerme yo el jefe supremo del supuesto clan familiar? Y, mi primo Lázaro y yo, ¿hubiésemos podido descabezar el mandato de mi hermano Javier Guillamón, mucho más trabajador, ordenado y organizado, que nosotros dos? Por supuesto que estas dos situaciones serían suficientes para descalificar una iniciativa empresarial basada en el mando armónico de un montón de primos bien avenidos. Nada que decir, desde luego por lo innecesario (ya que supra he apuntado motivos suficientes) acerca de primos políticos, sobrinos y demás familia.
Absolutamente necesario, por todo lo anteriormente dicho, es procurar una dimensión adecuada a la economía mundial de nuestras empresas familiares. De alguna manera esto se viene produciendo, por lo que mis miedos (provocado por mi admiración profunda hacia quien se atreve a ser empresario) quedan tonificados de modo que, siempre y cuando el mundo político se abstenga de hacer incursiones indebidas en el campo de la economía, tengo la gran esperanza de ver cómo empresas, ayer y hoy familiares, alcanzan una dimensión que les hace ser competitivas con multinacionales ubicadas a lo largo y ancho de esa gran esfera cuyo diámetro alcanza los casi 13.000 kilómetros. Conserveros de Murcia, uníos. Constructores, promotores, estableced lazos con empresas nacionales e internacionales para ampliar vuestro ámbito de actuación. Agricultores de Cieza, Torre Pacheco y de la Huerta de Murcia, profesionalizad vuestros sistemas y acudid a los profesionales de la economía (siempre que sea posible, los mejores) para que gestionen la canalización oportuna de vuestros productos hortícolas. Vendedores de cosas varias, emprendedores del metal, fabricantes de ascensores, productores de bienes de equipo de todo tipo, contad con la ayuda financiera que las entidades de crédito regionales os ofrecen para que podáis conquistar el mundo en el nombre del padre de esta Región (el sol luminoso) pero nunca en el nombre de la madre Agua que nos ha dejado huérfanos por mor de cuestiones territoriales apoyadas indecentemente en sectarismos políticos de imposible asunción intelectual por parte de nadie.
Bueno, bien.
Empresarios familiares, a despecho de conversos y mercenarios, sed capaces de elevar nuestra economía a la mayor gloria de las sucesiones generacionales que han de estar acompañadas siempre por la gestión del profesional del ramo economista.
(Dedicado a Salvador Marín, decano de económicas, que me estará leyendo.)
Juan Guillamón Álvarez
EMPRESA Y FINANZAS 2 JUNIO 2006
NO LOS LLAMEMOS EXTRANJEROS
(NO ME GUSTA LA PALABRA)
La primera sensación que uno tiene cuando se encuentra por primera vez en la Quinta Avenida de Nueva York es la de sentirse como en casa. El promedio de películas rodadas en Manhattan es de 365 al año. Es decir, una por día. Por consiguiente, es difícil que, entre el montón de películas que, día a día, se ofrecen por televisión no nos encontremos con una o dos, al menos, de las rodadas en Nueva York. Pero esto no es la impresión mayor porque, sin duda, resulta sorprendente no ver a los americanos circular por las calles de la Gran Manzana (ni mucho menos a Sigourney Weaver o Sharon Stone, qué pena). Probablemente estarán en sus oficinas, ante sus ordenadores, pendientes de operaciones financieras (long distance + Internet) o de oportunidades manifiestas de ganar dinero. Por el contrario, las calles y avenidas de Manhattan están pobladas por gentes del mundo. De todo el mundo: chinos, africanos, indios, hispanos etc. Ellos son los que ocupan las partes más visibles de Nueva York. Esto es así hasta tal punto que uno piensa que qué sería de esta gran ciudad sin tanto emigrante, pues ellos son los que sostienen el negocio adicional que permite a los americanos colocarse las deportivas al hombro para tomar, en medio de la calle, comida basura, echar mano a un taxi, comprar zapatos, zamparse un güisqui, subir al metro y otras nimiedades por el estilo, para después poder realizar su trabajo.
Se ha dicho que Nueva York es un crisol de civilizaciones y es cierto. Es el mejor ejemplo en donde las libertades se convierten en los mejores aliados de aquellos que pretenden mejorar un nivel de vida que en sus países de origen se les hubo negado, sin que nadie, nadie absolutamente, tuviera la culpa de ello. Ver la pasión y el entusiasmo con que un afro americano da vueltas al volante de su taxi a fin de conseguir una chapa en propiedad que le permita dar carpetazo a una vida infame, merece la pena de ser observado. O un chino vendiendo falsos relojes, a 9 dólares la pieza, en medio de Chinatown. También, el mexicano que a las puertas del Gughengein, ofrece perritos calientes bien calientes. En fin, y qué bien, los camareros del Metropolitan te hablan en español. Por eso, la inmigración la observo bajo un doble punto de vista. En primer lugar, los fenómenos migratorios responden a un impulso vital que los receptores han de considerar siempre bajo el punto de vista moral que nos lleva a pensar que el mundo sería mejor si todos tuviéramos las mismas oportunidades. De otro lado, también es de considerar que gracias a la inmigración, la economía de los países receptores se mantiene en condiciones que permiten las mejoras económicas y sociales de sus habitantes. Sin duda, un parámetro que caracteriza bastante bien la pujanza económica de un país es el número de inmigrantes que acoge. Hay puestos de trabajo que, como consecuencia de la mejora global económica de todos los ciudadanos de un país, son apetecidos por los inmigrantes. Si no fuera por ellos, es muy posible que la estructura económica presentara desequilibrios peligrosos. El sector de la hostelería, los trabajos -temporales o no- de la agricultura, la construcción y el transporte, son hoy buenos centros acogedores de la mano de obra inmigrante.
En nuestra región se está dando el fenómeno de la inmigración con gran intensidad, lo cual no significa sino que estamos creciendo, pero no sólo para nosotros mismos sino que tenemos la gran oportunidad de globalizar el bienestar de aquellos que provienen de países menos afortunados que el nuestro. Cifras del 12,5%, sobre una población que supera ya un 1. 300.000 de habitantes, nos indican a las claras que la inmigración en nuestra región es superior a la media española. El clima y, sobre todo, nuestra condición periférica y fronteriza hacen posible que la ausencia de mano de obra para trabajos duros sea compensada con avalanchas (no del todo controladas) de gente con necesidad de trabajo. Todo ello redunda en beneficio de todos y baste para ello un botón de muestra: a día de hoy, son ya más de 100.000 trabajadores inmigrantes dados de alta en la seguridad social. Y esto, señores, beneficia a España y a todos y cada uno de los españoles. Ojala, dentro de unos años, como pasa en Francia, Inglaterra y Holanda, nuestras selecciones deportivas estén integradas por un buen número de personas venidas allende nuestras fronteras.
No los llamemos extranjeros, porque es una palabra triste. Llamémosles hermanos.
Juan Guillamón
(NO ME GUSTA LA PALABRA)
La primera sensación que uno tiene cuando se encuentra por primera vez en la Quinta Avenida de Nueva York es la de sentirse como en casa. El promedio de películas rodadas en Manhattan es de 365 al año. Es decir, una por día. Por consiguiente, es difícil que, entre el montón de películas que, día a día, se ofrecen por televisión no nos encontremos con una o dos, al menos, de las rodadas en Nueva York. Pero esto no es la impresión mayor porque, sin duda, resulta sorprendente no ver a los americanos circular por las calles de la Gran Manzana (ni mucho menos a Sigourney Weaver o Sharon Stone, qué pena). Probablemente estarán en sus oficinas, ante sus ordenadores, pendientes de operaciones financieras (long distance + Internet) o de oportunidades manifiestas de ganar dinero. Por el contrario, las calles y avenidas de Manhattan están pobladas por gentes del mundo. De todo el mundo: chinos, africanos, indios, hispanos etc. Ellos son los que ocupan las partes más visibles de Nueva York. Esto es así hasta tal punto que uno piensa que qué sería de esta gran ciudad sin tanto emigrante, pues ellos son los que sostienen el negocio adicional que permite a los americanos colocarse las deportivas al hombro para tomar, en medio de la calle, comida basura, echar mano a un taxi, comprar zapatos, zamparse un güisqui, subir al metro y otras nimiedades por el estilo, para después poder realizar su trabajo.
Se ha dicho que Nueva York es un crisol de civilizaciones y es cierto. Es el mejor ejemplo en donde las libertades se convierten en los mejores aliados de aquellos que pretenden mejorar un nivel de vida que en sus países de origen se les hubo negado, sin que nadie, nadie absolutamente, tuviera la culpa de ello. Ver la pasión y el entusiasmo con que un afro americano da vueltas al volante de su taxi a fin de conseguir una chapa en propiedad que le permita dar carpetazo a una vida infame, merece la pena de ser observado. O un chino vendiendo falsos relojes, a 9 dólares la pieza, en medio de Chinatown. También, el mexicano que a las puertas del Gughengein, ofrece perritos calientes bien calientes. En fin, y qué bien, los camareros del Metropolitan te hablan en español. Por eso, la inmigración la observo bajo un doble punto de vista. En primer lugar, los fenómenos migratorios responden a un impulso vital que los receptores han de considerar siempre bajo el punto de vista moral que nos lleva a pensar que el mundo sería mejor si todos tuviéramos las mismas oportunidades. De otro lado, también es de considerar que gracias a la inmigración, la economía de los países receptores se mantiene en condiciones que permiten las mejoras económicas y sociales de sus habitantes. Sin duda, un parámetro que caracteriza bastante bien la pujanza económica de un país es el número de inmigrantes que acoge. Hay puestos de trabajo que, como consecuencia de la mejora global económica de todos los ciudadanos de un país, son apetecidos por los inmigrantes. Si no fuera por ellos, es muy posible que la estructura económica presentara desequilibrios peligrosos. El sector de la hostelería, los trabajos -temporales o no- de la agricultura, la construcción y el transporte, son hoy buenos centros acogedores de la mano de obra inmigrante.
En nuestra región se está dando el fenómeno de la inmigración con gran intensidad, lo cual no significa sino que estamos creciendo, pero no sólo para nosotros mismos sino que tenemos la gran oportunidad de globalizar el bienestar de aquellos que provienen de países menos afortunados que el nuestro. Cifras del 12,5%, sobre una población que supera ya un 1. 300.000 de habitantes, nos indican a las claras que la inmigración en nuestra región es superior a la media española. El clima y, sobre todo, nuestra condición periférica y fronteriza hacen posible que la ausencia de mano de obra para trabajos duros sea compensada con avalanchas (no del todo controladas) de gente con necesidad de trabajo. Todo ello redunda en beneficio de todos y baste para ello un botón de muestra: a día de hoy, son ya más de 100.000 trabajadores inmigrantes dados de alta en la seguridad social. Y esto, señores, beneficia a España y a todos y cada uno de los españoles. Ojala, dentro de unos años, como pasa en Francia, Inglaterra y Holanda, nuestras selecciones deportivas estén integradas por un buen número de personas venidas allende nuestras fronteras.
No los llamemos extranjeros, porque es una palabra triste. Llamémosles hermanos.
Juan Guillamón
LAS BARRICADAS HIDRÁULICAS
( EMPRESA Y FINANZAS 1 JUNIO 2006)
Mientras el debate sea político, interesado y sectario por parte de los actores que intervienen en la Ordenación del Territorio, resultará difícil establecer cuál es el límite para la sostenibilidad del modelo, entre otras cosas porque el propio concepto de sostenibilidad, tan manoseado y pervertido, ofrece serias dificultades para su interpretación. No sé, no sería capaz de sancionar si el desarrollo económico basado en el empleo del ladrillo supone un despropósito por haber superado límites razonables o, por el contrario, es un verdadero motor para la mejora del bienestar común de los ciudadanos sin atentar a la conservación del Medio Natural. En tal caso, lo procedente sería determinar mediante parámetros ajustados la situación actual de la construcción en Murcia para posteriormente someterla a las comprobaciones objetivas que configuran el desarrollo sostenible. La objetividad se ajustaría mediante valores tales como ocupación máxima del suelo, índice de edificabilidad, y estructuración global del territorio que haga compatible el vivir con el Modelo Medioambiental acordado. Además, es importante respetar la especialización de cada uno de los territorios respecto a sus potencialidades, y la región de Murcia -cuyas características son su buen clima y sus valores ambientales- presenta indicadores para que su territorio sea elegido por individuos provenientes de todos los lugares del mundo. Puestas así las cosas, no se puede estimar si el ladrillo nos mata ó sin el ladrillo moriremos.
En todo caso, cualquier desarrollo económico, social y ambiental de nuestra Región estará lastrado por la ausencia de agua. Nada sin ella es sostenible. Lo grave, lo dramático del asunto es que hemos llegado a un punto entrópico nada deseable: la política hidráulica está en manos de las Comunidades Autónomas y, por esta razón, existe un enfrentamiento imposible de solventar. Castilla-La Mancha y Murcia, de espaldas entre sí, son el mejor ejemplo de la disparatada Gestión del Agua llevada por el gobierno actual, y cuyo pecado mayor es haber olvidado que el agua y sus riquezas no tienen fronteras.
Malo: el agua hará insostenible tanto al ladrillo como a la defensa de la Biodiversidad, hablemos o no de paisajes frondosos o áridos.
En todo caso, cualquier desarrollo económico, social y ambiental de nuestra Región estará lastrado por la ausencia de agua. Nada sin ella es sostenible. Lo grave, lo dramático del asunto es que hemos llegado a un punto entrópico nada deseable: la política hidráulica está en manos de las Comunidades Autónomas y, por esta razón, existe un enfrentamiento imposible de solventar. Castilla-La Mancha y Murcia, de espaldas entre sí, son el mejor ejemplo de la disparatada Gestión del Agua llevada por el gobierno actual, y cuyo pecado mayor es haber olvidado que el agua y sus riquezas no tienen fronteras.
Malo: el agua hará insostenible tanto al ladrillo como a la defensa de la Biodiversidad, hablemos o no de paisajes frondosos o áridos.
LOS TRANSFUGAS QUE SE CONVIERTEN EN TESIS AMBIENTALES....SIN PRETENDERLO
LOS TRANSFUGAS
Seamos razonables: pidamos lo posible. Bajo el punto de vista razonable y basado en consideraciones científicas comúnmente asumidas por todos, no parece sensato aplicar medidas ecológicas a ultranza en una región que se caracteriza por su pobreza ambiental (ESTO FUE UN GRAN ERROR, ADMITIDO) (esto no es el Amazonas). Quiero decir que la utilización de los criterios generalistas en que se basa la protección al medio ambiente para determinar si el desarrollo de esta región es sostenible o no, nos llevan sin remedio a una solución sin salida. Saladares, malas tierras, gledas y tormos limosos no son suelos precisamente muy aptos para la expresión de doctrinas conservacionistas a ultranza. Si las cosas fueran de otra forma, Polaris podría desarrollar su oficio sin tanto sobresalto en esta región. Porque, señores, esto no es la Amazonia, ni Alaska, ni el parque natural de Monfragüe: es Murcia, territorio que dada la globalidad existente resulta ser un lugar muy apetecidos para que los crudos bárbaros del norte puedan disfrutar del clima que les ha sido negado por razón de su procedencia. Polaris es un ejemplo de esfuerzo empresarial, no lo derribemos.
Claro que habitualmente los derribos políticos tienen un denominador común: los tránsfugas. En España, a lo largo de nuestra Democracia, hay casos verdaderamente sorprendentes cuando no decisivos. Veamos.
Allá por 1989 en el ayuntamiento de Madrid dos concejales del CDS abandonaron su grupo para incorporarse al socialista, lo cual originó un nefasto giro en la política nacional pues el "mosqueo" de la dirección del partido centrista tuvo como consecuencia la organización de un pacto de centro-derecha que terminó como Rosario de la Aurora (dicen que el motivo por el que los tránsfugas actuaron tuvo que ver con un asunto de faldas). En Aragón, tierras solidaria donde las haya y símbolo de la nobleza hidráulica, Gomariz, diputado de ascendencia murciana, arrebató a la derecha el Gobierno para entregárselo a la oposición (este señor fue olvidado muy rápidamente, tal y como se merecen los tránsfugas de cualquier especie). Y, ¿qué me dicen del Sr. Piñero, sangrante tránsfuga de la comunidad de Madrid que sirvió en bandeja la presidencia a Joaquín Leguina del PSOE a cambio de una nunca demostrada explotación de gasolineras?
Si bien lo habitual en el transfuguismo es que el pecador abandone la parte derecha de los escaños para aliviar la minoría de la izquierda y darle a ésta la oportunidad de hacerse con un gobierno que las urnas les hubo negado, tenemos la excepcional pareja de diputados madrileños formada por Tamayo y Sáez, quienes no siendo capaces de dejar sin escarmiento a determinada fracción de su partido -el PSOE- que les hubo esclarecido, con su trampa hicieron repetir unas elecciones que cambiaron los resultados obtenidos en los primeros comicios: gracias a la parejita, doña Esperanza Aguirre lleva dos años, casi tres, mandando en Madrid.
Pero no es necesario apelar al exterior del esta región para denostar con energía a esa especie política denominada "los tránsfugas", pues hemos tenido casos suficientes como para ver que, salvo alguna deshonrosa excepción, el tránsfuga de turno siempre, saliendo por la puerta trasera, ha caído en el olvido y en la indiferencia más acusada. A finales de los 80, en el ayuntamiento de Murcia se hubo dado una circunstancia más que vergonzosa, penosa. Dos concejales, uno del PP y otro del PSOE, se convirtieron en tránsfugas notorios. Sánchez Cárceles, paisano de Algezares, mal asesorado por un mono que compartía vivienda con él, fue cazado por militantes del PSOE para neutralizar el intento llevado por el socialista Juan Alhama para derribar al alcalde de su partido, José Méndez. El pitoste municipal fue devorado y gracias a que la ida y vuelta de estos tránsfugas se compensó en su propio trayecto, las cosas quedaron como estaban. Pero en el caso, a mi modo de ver, más atípico, más alejado de la racionalidad de las cosas, sorprendente y falto de castigo, corresponde al gobernador civil, hoy llamado delegado del gobierno, don Angel González, quien habiendo sido elegido diputado regional por él CDS, por motivos ya de incompatibilidad con los miembros de su grupo, ya por mor de una ilustrez que el sujeto asimismo se atribuye o ya por motivos meramente económicos, abandonó a su grupo, convirtiéndose en el único tránsfuga dentro de la asamblea regional ha habido hasta el momento. El partido socialista de la región (o más concretamente su líder, Pedro Saura) han premiado este recurso de traslación con el nombramiento con que se adorna el señor González. Y para terminar, nos encontramos con la tránsfuga más perniciosa que hemos padecido en esta región. Se trata de Teresa Rodríguez, concejal de Alhama, quien ha sido capaz de, a despecho de avances informativos, planes generales, planes parciales, estudios de detalle, asignación de usos, declaraciones de impacto ambiental, rayitas finas trazadas por urbanistas imparciales, delimitación de polígonos, aprobaciones inicial y provisional, modificar y mandar al carajo una propuesta de progreso y beneficio global para su pueblo al utilizar su voto decisivo en contra de lo que evita el sentido común y que no es otro que la vocación de Alhama y de otros pueblos de nuestra región es la de acoger la demanda que se produce en materia de edificación.
Así es que entre González (único y paradigmático diputado tránsfuga regional) y Rodríguez (tránsfuga decisiva municipal de Alhama) podemos encontrar un elemento común: ¿habrá alguien, después de visto lo visto, que pudieran votar su presencia institucional de ahora en adelante? No.
Seamos razonables: pidamos lo posible. Bajo el punto de vista razonable y basado en consideraciones científicas comúnmente asumidas por todos, no parece sensato aplicar medidas ecológicas a ultranza en una región que se caracteriza por su pobreza ambiental (ESTO FUE UN GRAN ERROR, ADMITIDO) (esto no es el Amazonas). Quiero decir que la utilización de los criterios generalistas en que se basa la protección al medio ambiente para determinar si el desarrollo de esta región es sostenible o no, nos llevan sin remedio a una solución sin salida. Saladares, malas tierras, gledas y tormos limosos no son suelos precisamente muy aptos para la expresión de doctrinas conservacionistas a ultranza. Si las cosas fueran de otra forma, Polaris podría desarrollar su oficio sin tanto sobresalto en esta región. Porque, señores, esto no es la Amazonia, ni Alaska, ni el parque natural de Monfragüe: es Murcia, territorio que dada la globalidad existente resulta ser un lugar muy apetecidos para que los crudos bárbaros del norte puedan disfrutar del clima que les ha sido negado por razón de su procedencia. Polaris es un ejemplo de esfuerzo empresarial, no lo derribemos.
Claro que habitualmente los derribos políticos tienen un denominador común: los tránsfugas. En España, a lo largo de nuestra Democracia, hay casos verdaderamente sorprendentes cuando no decisivos. Veamos.
Allá por 1989 en el ayuntamiento de Madrid dos concejales del CDS abandonaron su grupo para incorporarse al socialista, lo cual originó un nefasto giro en la política nacional pues el "mosqueo" de la dirección del partido centrista tuvo como consecuencia la organización de un pacto de centro-derecha que terminó como Rosario de la Aurora (dicen que el motivo por el que los tránsfugas actuaron tuvo que ver con un asunto de faldas). En Aragón, tierras solidaria donde las haya y símbolo de la nobleza hidráulica, Gomariz, diputado de ascendencia murciana, arrebató a la derecha el Gobierno para entregárselo a la oposición (este señor fue olvidado muy rápidamente, tal y como se merecen los tránsfugas de cualquier especie). Y, ¿qué me dicen del Sr. Piñero, sangrante tránsfuga de la comunidad de Madrid que sirvió en bandeja la presidencia a Joaquín Leguina del PSOE a cambio de una nunca demostrada explotación de gasolineras?
Si bien lo habitual en el transfuguismo es que el pecador abandone la parte derecha de los escaños para aliviar la minoría de la izquierda y darle a ésta la oportunidad de hacerse con un gobierno que las urnas les hubo negado, tenemos la excepcional pareja de diputados madrileños formada por Tamayo y Sáez, quienes no siendo capaces de dejar sin escarmiento a determinada fracción de su partido -el PSOE- que les hubo esclarecido, con su trampa hicieron repetir unas elecciones que cambiaron los resultados obtenidos en los primeros comicios: gracias a la parejita, doña Esperanza Aguirre lleva dos años, casi tres, mandando en Madrid.
Pero no es necesario apelar al exterior del esta región para denostar con energía a esa especie política denominada "los tránsfugas", pues hemos tenido casos suficientes como para ver que, salvo alguna deshonrosa excepción, el tránsfuga de turno siempre, saliendo por la puerta trasera, ha caído en el olvido y en la indiferencia más acusada. A finales de los 80, en el ayuntamiento de Murcia se hubo dado una circunstancia más que vergonzosa, penosa. Dos concejales, uno del PP y otro del PSOE, se convirtieron en tránsfugas notorios. Sánchez Cárceles, paisano de Algezares, mal asesorado por un mono que compartía vivienda con él, fue cazado por militantes del PSOE para neutralizar el intento llevado por el socialista Juan Alhama para derribar al alcalde de su partido, José Méndez. El pitoste municipal fue devorado y gracias a que la ida y vuelta de estos tránsfugas se compensó en su propio trayecto, las cosas quedaron como estaban. Pero en el caso, a mi modo de ver, más atípico, más alejado de la racionalidad de las cosas, sorprendente y falto de castigo, corresponde al gobernador civil, hoy llamado delegado del gobierno, don Angel González, quien habiendo sido elegido diputado regional por él CDS, por motivos ya de incompatibilidad con los miembros de su grupo, ya por mor de una ilustrez que el sujeto asimismo se atribuye o ya por motivos meramente económicos, abandonó a su grupo, convirtiéndose en el único tránsfuga dentro de la asamblea regional ha habido hasta el momento. El partido socialista de la región (o más concretamente su líder, Pedro Saura) han premiado este recurso de traslación con el nombramiento con que se adorna el señor González. Y para terminar, nos encontramos con la tránsfuga más perniciosa que hemos padecido en esta región. Se trata de Teresa Rodríguez, concejal de Alhama, quien ha sido capaz de, a despecho de avances informativos, planes generales, planes parciales, estudios de detalle, asignación de usos, declaraciones de impacto ambiental, rayitas finas trazadas por urbanistas imparciales, delimitación de polígonos, aprobaciones inicial y provisional, modificar y mandar al carajo una propuesta de progreso y beneficio global para su pueblo al utilizar su voto decisivo en contra de lo que evita el sentido común y que no es otro que la vocación de Alhama y de otros pueblos de nuestra región es la de acoger la demanda que se produce en materia de edificación.
Así es que entre González (único y paradigmático diputado tránsfuga regional) y Rodríguez (tránsfuga decisiva municipal de Alhama) podemos encontrar un elemento común: ¿habrá alguien, después de visto lo visto, que pudieran votar su presencia institucional de ahora en adelante? No.
LA ZAPATERÍA: ZAPATERO, ¡QUE NO ERES BUENO!
Miss Bush and Miss Shoemaker
Ni siquiera la retransmisión en directo de la agonía, muerte y sepultura de Rocío Jurado ha producido una alteración tan intensa en mi equilibrio mental como las últimas declaraciones del presidente Zapatero en relación con la política hidráulica. Tampoco, el rostro impenetrable del discurso hidráulico de la ministra Narbona me hace olvidarme de lo que su presidente ha digerido de su doctrina conservacionista. En el primer caso, en el de Rocío, me pregunto cómo es posible que seamos (los españoles) como somos. Claro que, a lo mejor, somos como somos porque la propia familia de esta mártir televisiva -excepcional artista- ha dado las gracias, públicamente, por la retransmisión efectuada, y es de suponer que lo que ha primado para que este instinto de agradecimiento haya sido tan espontáneo sea el cariño y la admiración que todos nosotros (los curiosos y morbosos), de alguna forma, hemos demostrado a la desaparecida cantante. En cuanto a nuestra ministra preferida, Cristina Narbona, su paso fugaz -y recurrente- por estas tierras no hace sino consolidar un punto de vista perverso y maligno respecto a nuestra crisis hídrica, mezclando los argumentos correspondientes al agua con destino a la agricultura con el asunto del abastecimiento urbano. No es posible colocar en el mismo saco las dos cuestiones que nos afectan de manera distinta. Por un lado, el asunto del abastecimiento es algo que tiene una solución rápida, pues ya el trasquilado PHN nos sometía al consumo de agua desalinizada en cantidad de 200 Hm3. Y por otro, la inexistencia de un discurso creíble y homogéneo para dar con la solución de nuestra agricultura -rentable y no subvencionada- nos pone los pelos de punta ante la inminencia de la clausura del trasvase Tajo-Segura. Es de destacar la increíble labor de Acuamed en cuanto a la velocidad que ha imprimido a la puesta en marcha del proceso desalinizador en nuestra cuenca. Con lo cual se demuestran dos cosas: que el gobierno regional no ha puesto ni una sola pega en la tramitación ambiental de los proyectos, y que los movimientos ecologistas han sido respetuosos con la iniciativa de Acuamed. Como consecuencia, Adrián Baltanás está procediendo como un ingeniero verdaderamente eficaz, tanto que como tal ha superado con creces su aportación política al asunto del Agua, y en definitiva Baltanás como político no se llega a la suela de su zapato como ingeniero.
Dice, y voy al meollo del asunto, nuestro presidente Zapatero que gracias a su gobierno se ha podido evitar el trasvase absurdo del Ebro ¿Esto qué es, talante, debate, delirio o gilipollez? Porque de absurdo, dicho trasvase no tiene nada. Su derogación se ha debido a una intrusión -de todo punto intolerable- de los valores políticos en el campo de la técnica. Aún hay quien sigue manteniendo que el agua del Ebro hubiese resultado demasiado cara para su uso en la agricultura. Cuestión que, en efecto, pudiera acaso haber provocado diferencias entre los distintos puntos de vista. Pero, ¿cómo no expresar nuestro susto ante la evidencia del precio del agua desalinizada, que ya es un hecho? En Alicante, este agua (elevada a la cota 150) se está pagando a la empresa concesionaria a razón de 60 c€ que, sin subvención, serían 70 c€. El volumen de agua a detraer desde la desembocadura del Tajo hubiese tenido viabilidad incluso durante el pasado año hidrológico, considerado uno de los más secos posibles. Zapatero, con la derogación del trasvase absurdo, ha dado al gobierno de Castilla - La Mancha argumentos de sobra para exigir, con toda la razón, la clausura de los trasvases del Tajo, porque si es absurdo detraer (en su desembocadura) el 6% de los recursos totales del río más caudaloso de España, cuyas aportaciones al mar se estiman en unos 15.000 hectómetros cúbicos-año, ¿cómo calificar un trasvase equivalente al 20-25% de la capacidad de los embalses de cabecera del Tajo? Aquí nos han pillado, y, para tormento de los ambientalistas académicos y estudiosos de nuestra tierra, el futuro que se ofrece a los agricultores es levantar árboles y dirigirse a los ayuntamientos respectivos para que mediante acertados convenios pueda tramitarse el respectivo plan parcial que genere riqueza sin cuento a cuenta del ladrillo, porque para éste sí que habrá agua (desalinizada).
Y una vez que he sido capaz de distinguir las voces de los ecos, declaro que la sostenibilidad -tan manida- tiene verdaderamente argumentos objetivos para ser determinada. De este modo, si respetamos las teorías de los profesionales de la ecología, acaso podríamos llegar a definir un modelo en donde la agricultura y las urbanizaciones de nuevo cuño pudieran encontrar un marco acordado previamente por desarrollistas y medio ambientalistas para que -con el soporte inexcusable del Agua- pueda ser considerado por nuestros políticos, sin necesidad de seguir tirándose los trastos a la cabeza. Claro que a veces mi hartura respecto a la lucha política me lleva, sin rumbo, a sentirme desesperanzado.
Zapatero, ¡que no eres bueno! Por eso, a tus zapatos.
Juan Guillamón Álvarez
Dice, y voy al meollo del asunto, nuestro presidente Zapatero que gracias a su gobierno se ha podido evitar el trasvase absurdo del Ebro ¿Esto qué es, talante, debate, delirio o gilipollez? Porque de absurdo, dicho trasvase no tiene nada. Su derogación se ha debido a una intrusión -de todo punto intolerable- de los valores políticos en el campo de la técnica. Aún hay quien sigue manteniendo que el agua del Ebro hubiese resultado demasiado cara para su uso en la agricultura. Cuestión que, en efecto, pudiera acaso haber provocado diferencias entre los distintos puntos de vista. Pero, ¿cómo no expresar nuestro susto ante la evidencia del precio del agua desalinizada, que ya es un hecho? En Alicante, este agua (elevada a la cota 150) se está pagando a la empresa concesionaria a razón de 60 c€ que, sin subvención, serían 70 c€. El volumen de agua a detraer desde la desembocadura del Tajo hubiese tenido viabilidad incluso durante el pasado año hidrológico, considerado uno de los más secos posibles. Zapatero, con la derogación del trasvase absurdo, ha dado al gobierno de Castilla - La Mancha argumentos de sobra para exigir, con toda la razón, la clausura de los trasvases del Tajo, porque si es absurdo detraer (en su desembocadura) el 6% de los recursos totales del río más caudaloso de España, cuyas aportaciones al mar se estiman en unos 15.000 hectómetros cúbicos-año, ¿cómo calificar un trasvase equivalente al 20-25% de la capacidad de los embalses de cabecera del Tajo? Aquí nos han pillado, y, para tormento de los ambientalistas académicos y estudiosos de nuestra tierra, el futuro que se ofrece a los agricultores es levantar árboles y dirigirse a los ayuntamientos respectivos para que mediante acertados convenios pueda tramitarse el respectivo plan parcial que genere riqueza sin cuento a cuenta del ladrillo, porque para éste sí que habrá agua (desalinizada).
Y una vez que he sido capaz de distinguir las voces de los ecos, declaro que la sostenibilidad -tan manida- tiene verdaderamente argumentos objetivos para ser determinada. De este modo, si respetamos las teorías de los profesionales de la ecología, acaso podríamos llegar a definir un modelo en donde la agricultura y las urbanizaciones de nuevo cuño pudieran encontrar un marco acordado previamente por desarrollistas y medio ambientalistas para que -con el soporte inexcusable del Agua- pueda ser considerado por nuestros políticos, sin necesidad de seguir tirándose los trastos a la cabeza. Claro que a veces mi hartura respecto a la lucha política me lleva, sin rumbo, a sentirme desesperanzado.
Zapatero, ¡que no eres bueno! Por eso, a tus zapatos.
Juan Guillamón Álvarez
FERNÁNDEZ, HERNÁNDEZ Y GONZÁLEZ.
Apellidos épicos..FDZ, GLEZ, HDZ.
Permanecer más de un tiempo prudencial sometido a la crítica y a la intolerancia intelectual frente a despropósitos evidentes no puede provocar, a la larga, más que la pérdida del equilibrio y conciencia del individuo involucrado. Tengo experiencia personal acerca de ello y sé positivamente que hay que echar el freno -como Magdaleno- lo hubo echado en cada ocasión confusa. Hace unos años padecí de obsesión (muy obsesiva) respecto a un determinado personaje que todos llamaban ‘el Pajarito’ pero que yo lo nombraba como don Andrés José. Pude librarme a tiempo de una obsesión que pudo hacer de mí un incontrolado. Ahora mi rebelión intelectual se muestra, mi modo de ver, muy agresiva y combativa. Me estoy refiriendo a la refundación de una nueva política del Agua en España, basada en derechos a los ribereños y la participación territorial de las gestiones hídricas como alternativa perniciosa a una política hidráulica respetuosa con su usuario genuino, el medio ambiente, y controladora de demandas exageradas. Echo el freno, pues, no precisamente agotados mis argumentos sino porque temo convertirme algún día en una de esas figuras exageradas, compulsivas y fuera de toda coordenada cartesiana como pueden ser mis admirados compañeros ingenieros de caminos Díaz Marta (por desgracia desaparecido) y el admirado, pero desbocado, Ramón Llamas.
Bueno, bien.
Aprovecho la ocasión, pues, para dirigir mi obsesión venial hacia un asunto que también me preocupa y que no es otro que la fractura impresionante (dos palabras) que observamos los ciudadanos en relación a la lucha política. Tanto a nivel regional como nacional, de tal modo que la presión insoportable que la oposición, en Murcia, práctica al gobierno regional sólo tiene un parangón: el que la oposición, en Madrid, práctica al gobierno nacional. Es lamentable y triste observar que cuando se organiza un acto cultural con determinados matices políticos de uno y otro bando, la asistencia se caracteriza, casi en exclusiva, por partidarios de eso: de uno y otro bando. Se han celebrado jornadas, actos y soflamas alrededor del Agua en donde no había ni un solo representante político del Partido Socialista. Por el contrario cuando es éste el que hace un llamamiento a la ciudadanía para exponer determinada cuestión técnica, cultural o económica, la ausencia de los santones populares se hace patente.
Pero afortunadamente he visto esta última semana un par de gestos que merecen mi felicitación. De un lado, la presencia de Miguel Sebastián convocó no sólo a los entusiastas socialistas mitineros de siempre sino que también pude advertir la presencia de algunos personajes de significada adscripción al PP. De otro, este periódico dio la destacada noticia de que, siquiera por una vez, cargos políticos socialistas han tenido la oportunidad de ejercer esa buena práctica de compartir con cargos del partido rival la inauguración de determinadas obras. Así Fernández de la Dirección General de Costas (o quizá Velasco, no sé) junto con González, nuestro sube-baja favorito y gobernador civil, y Hernández, alcalde popular y promotor inmobiliario, aparecen en una situación, en modo alguno embarazosa, inaugurando el paseo marítimo de La Ribera: Es posible ya, por fin, exclamar ¡aleluya! Y eso, que tras ellos, aparece la jefa de costas, Paca Baraza, de quien esperamos todos, y no sólo los socialistas, que ponga orden en nuestro litoral.
¿Estamos ya para sanar la fractura política que nos asola?
Nota: No he terminado todavía de expresar una opinión ajena a lo que es motivo de mi obsesión hidráulica cuando no tengo otro remedio que desautorizarme. La reserva hidráulica que el estatuto de Autonomía de Aragón establece para sí en cantidad de 6.500 Hm3/año supone una detracción constante a lo largo de los 12 meses del año de un caudal equivalente a 220 m3/seg. El derogado trasvase del Ebro (1.150 Hm3/año) suponía una detracción de 50 m3/seg. durante 9 meses al año, ¿hay algún argumento medioambiental no basado estrictamente en la locura que convenga como buena la petición aragonesa siempre y cuando se mantenga demonizado -y derogado- ese dichoso trasvase?
¡Ay, mis obsesiones!
Permanecer más de un tiempo prudencial sometido a la crítica y a la intolerancia intelectual frente a despropósitos evidentes no puede provocar, a la larga, más que la pérdida del equilibrio y conciencia del individuo involucrado. Tengo experiencia personal acerca de ello y sé positivamente que hay que echar el freno -como Magdaleno- lo hubo echado en cada ocasión confusa. Hace unos años padecí de obsesión (muy obsesiva) respecto a un determinado personaje que todos llamaban ‘el Pajarito’ pero que yo lo nombraba como don Andrés José. Pude librarme a tiempo de una obsesión que pudo hacer de mí un incontrolado. Ahora mi rebelión intelectual se muestra, mi modo de ver, muy agresiva y combativa. Me estoy refiriendo a la refundación de una nueva política del Agua en España, basada en derechos a los ribereños y la participación territorial de las gestiones hídricas como alternativa perniciosa a una política hidráulica respetuosa con su usuario genuino, el medio ambiente, y controladora de demandas exageradas. Echo el freno, pues, no precisamente agotados mis argumentos sino porque temo convertirme algún día en una de esas figuras exageradas, compulsivas y fuera de toda coordenada cartesiana como pueden ser mis admirados compañeros ingenieros de caminos Díaz Marta (por desgracia desaparecido) y el admirado, pero desbocado, Ramón Llamas.
Bueno, bien.
Aprovecho la ocasión, pues, para dirigir mi obsesión venial hacia un asunto que también me preocupa y que no es otro que la fractura impresionante (dos palabras) que observamos los ciudadanos en relación a la lucha política. Tanto a nivel regional como nacional, de tal modo que la presión insoportable que la oposición, en Murcia, práctica al gobierno regional sólo tiene un parangón: el que la oposición, en Madrid, práctica al gobierno nacional. Es lamentable y triste observar que cuando se organiza un acto cultural con determinados matices políticos de uno y otro bando, la asistencia se caracteriza, casi en exclusiva, por partidarios de eso: de uno y otro bando. Se han celebrado jornadas, actos y soflamas alrededor del Agua en donde no había ni un solo representante político del Partido Socialista. Por el contrario cuando es éste el que hace un llamamiento a la ciudadanía para exponer determinada cuestión técnica, cultural o económica, la ausencia de los santones populares se hace patente.
Pero afortunadamente he visto esta última semana un par de gestos que merecen mi felicitación. De un lado, la presencia de Miguel Sebastián convocó no sólo a los entusiastas socialistas mitineros de siempre sino que también pude advertir la presencia de algunos personajes de significada adscripción al PP. De otro, este periódico dio la destacada noticia de que, siquiera por una vez, cargos políticos socialistas han tenido la oportunidad de ejercer esa buena práctica de compartir con cargos del partido rival la inauguración de determinadas obras. Así Fernández de la Dirección General de Costas (o quizá Velasco, no sé) junto con González, nuestro sube-baja favorito y gobernador civil, y Hernández, alcalde popular y promotor inmobiliario, aparecen en una situación, en modo alguno embarazosa, inaugurando el paseo marítimo de La Ribera: Es posible ya, por fin, exclamar ¡aleluya! Y eso, que tras ellos, aparece la jefa de costas, Paca Baraza, de quien esperamos todos, y no sólo los socialistas, que ponga orden en nuestro litoral.
¿Estamos ya para sanar la fractura política que nos asola?
Nota: No he terminado todavía de expresar una opinión ajena a lo que es motivo de mi obsesión hidráulica cuando no tengo otro remedio que desautorizarme. La reserva hidráulica que el estatuto de Autonomía de Aragón establece para sí en cantidad de 6.500 Hm3/año supone una detracción constante a lo largo de los 12 meses del año de un caudal equivalente a 220 m3/seg. El derogado trasvase del Ebro (1.150 Hm3/año) suponía una detracción de 50 m3/seg. durante 9 meses al año, ¿hay algún argumento medioambiental no basado estrictamente en la locura que convenga como buena la petición aragonesa siempre y cuando se mantenga demonizado -y derogado- ese dichoso trasvase?
¡Ay, mis obsesiones!
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