Mientras observo cómo la Pobreza resulta ser el peor enemigo del Medio Ambiente, me hago eco de una cuestión que provoca, no por lo sorprendente, nuevos y renovados desánimos en mi ya maltrecho sentimiento respecto a lo que representa el Agua en nuestra España plural. Me refiero a la aparición de la sra. De Cospedal como fruto maduro del reciente Congreso celebrado en Valencia por el Partido Popular. Esta señora no nos conviene para nada a quienes vivimos en las áridas tierras de este Sureste maltratado por la sequía. Nos muestra la imagen más negativa de quien está prisionera de razones meramente territoriales. Se aleja de las tesis objetivas por las cuales se demuestra que la plural España es un país seco no en cuanto a lluvias sino que lo es por su mala distribución. Pensé, incauto, que la señora De Cospedal habría de iniciar, desde su privilegiado puesto de Secretaría General, una campaña esclarecedora de que el problema del Agua en España no es su escasez sino su mala distribución; y que la Hidráulica, en absoluto basada en una política de oferta indiscriminada, sería el mejor instrumento para arbitrar soluciones razonables, sin matices absurdos referentes a cuestiones de segundo nivel tales como los campos de golf, el ladrillo, el boro y la posidonia. Pero no, éramos pocos los que estábamos por la defensa de un Agua nacional y ahora somos menos, pues De Cospedal no es precisamente un personaje sin fuste y sin importancia y de quien sus opiniones pudieran carecer de relieve.
Cierto, sorprender no nos ha sorprendido pues lo más importante para la nueva Secretaria General del PP es (lo parece) mantener sus posibilidades de triunfo en Castilla La Mancha, en donde hablar del Tajo es pecado mortal. De todas maneras, resulta ridículo y estrafalario, por no decir indigno, el titular que Pedro Saura (debería escribir una profunda tesis sobre la paja y la viga) dedica a la cuestión De Cospedal, sin empacho alguno de establecer que, en todo caso, tal señora representa menos violencia para nuestra región que el propio Barreda, correligionario de aquél en las cosas socialistas y presidente del gobierno manchego. Se comprueba así, una vez más, que el político de turno es incapaz de mirar más allá de su redondo ombligo, lo cual produce indefensión intelectual en todos aquellos que respecto de la política sólo nos interesa su capacidad de resolver los problemas de la sociedad, en lugar de propiciar seguridad en el estatus interno del jodido partido de cada uno de quienes hacen declaraciones estúpidas. Tal y como están las cosas, nadie de la periferia mediterránea hubiese pensado que la amiga De Cospedal hubiera hecho unas declaraciones diferentes de las que hemos escuchado. La España plural es tan plural como lo pueda ser la más plural de las naciones, por desgracia. El Agua –no hay que darle más vueltas- es el paradigma de la disgregación del país. ‘El agua que pasa por mi casa es mía y de nadie más’, parece haberse convertido en dogma para los ciudadanos de cada territorio y lo que es peor, como los partidos han cosechar los votos precisamente en cada uno de los territorios, en lugar de objetivar la cuestión de fondo, la utilizan de bandera para afirmar sus posiciones. Lamentable.
A ver, ahora, cómo salimos de ésta, de esta situación en donde intereses políticos de carácter sectario, argumentos territoriales de caciquismo integral, de filósofos tozudos con predicamentos políticos a ultranza, de ecologistas radicales y de los aprovechados de turno, han organizado un tiberio de escándalo en donde la cuestión hidráulica es hoy el Leviatán de un progreso que no nos ha de conducir a nada. Y, a todo esto, doña De Cospedal entra en acción.
JUAN GUILLAMÓN, Diario La verdad, Murcia, junio 2008.