Qué lástima que la realidad me haya impedido la confección de un titular muy sugerente: Boro, borito y borato, y todo por culpa de la propia estructura del boro, pequeño peso molecular y valencia 3 y sólo 3, todo lo contrario que puede suceder con el cloro, por ejemplo, que puede actuar químicamente con 1, 3, 5 y hasta 7 valencias según los casos. Lo cierto es que la calidad de borito no es posible para el boro, siendo el borato la clase de sal que, en todo caso, puede dar origen el boro combinándose con otros compuestos de cuya combinación el más notable es el bórax (por cierto, las sales del borato se emplean como detergentes). Y lástima también de mis pocos conocimientos de química que como mucho alcanzan a diferenciar lo que es un enlace iónico de otro covalente. En aquél, dos elementos se unen entre sí de modo que los electrones que al primero le faltan le son entregados por el segundo porque a éste le sobran precisamente los mismos electrones que el primero precisa. Esto es, se aprovechan de lo que a uno le sobra para abastecer a quien lo necesita. Exactamente lo contrario de lo que se viene practicando con la política hidráulica en España ya que las novedosas propuestas en este ámbito giran en torno a que agua, por definición, no sobra. El boro utiliza sus tres electrones de la última órbita para compartirlos con los de otro elemento, dando, por ejemplo, a cosas como el ácido bórico que siendo (bajo el punto de vista químico) un ácido débil -utilizado como insecticida- presenta dificultades jurídicas si lo analizamos desde la perspectiva terrorista. Puede decirse que el boro es químicamente solidario pues comparte lo suyo con quien necesita colaboración, si bien trasladar esta cuestión al campo social es asunto que dejo en manos de los políticos.
El boro es un microelemento y su presentación traidora como elemento traza en el agua hace que sea muy difícil su eliminación. La ósmosis inversa permite remociones de boro del orden del 60 %, por lo que puede afirmarse que para que este método sea efectivo ha de resultar caro. Además, el boro no resulta suficientemente reconocible por la falta de pureza que existe en las distintas fuentes en que se encuentra y, si bien resulta beneficioso en las cantidades precisas para el florecimiento de la marihuana, en grandes cantidades, suficientemente grandes, es peligroso para la salud. Menos mal que el exceso de boro no provoca en el hombre lo que en los animales porque de otro modo nuestros masculinos testículos estarían seriamente afectados. Los excesos, para el hombre, quedan limitados a incomodidades irritativas en ojos y vías respiratorias. También resulta paradójico que los excesos bóricos estén más limitados para los vegetales que para el hombre. Por eso resulta cuando menos discutible que para no desperdiciar el producto generado por la estación desalinizadora que provocó un efluente con contenido en boro por encima de 1 ppm se tomara la decisión de emplear dicho efluente en labores de riego cuya limitación se establece en 0,5 ppm. En fin.
Pero vayamos al grano porque existen dos formas de mejorar la eliminación del boro. Una, dar un paso más al agua producto, con mayor presión y una membrana de alta resistencia al paso de los iones de boro (son muy pequeñitos). Otra, añadir sosa (carbonato sódico) al agua bruta para aumentar el Ph, de forma que el boro reaccione y forme boratos. Siendo estos compuestos de mayor peso molecular, las membranas los retienen con mayor facilidad. Esto es una cuestión de dinero, creo, y no de temperatura como se ha dicho (en todo caso, la cuestión podría haber sido prevista, pues no es ningún secreto que en Murcia, en verano, hace un calor de justicia). A lo mejor nuestro amigo el boro nos hace un buen servicio pues el agua que lo contiene debe ser obligatoriamente mezclada con otra procedente del Trasvase del Tajo (la aportación del Taibilla se está acercando a lo meramente testimonial). La intrépida y muy prudente ministra Narbona acaso podría utilizar este argumento para defender la continuidad del trasvase, puesta en entredicho por nuestros hermanos manchegos.
Eso, continuidad del Trasvase y dinero en cantidad para continuar en esta línea surrealista de abastecimiento hidráulico en nuestra cuenca. Sí, porque en cuanto a las membranas se refiere, nada de considerar 15 años de vida media. De 5 a 10 años como mucho, y eso que para llegar a 10 se requiere un buen manejo de las mismas, un cuidado excelente con las paradas accidentales y el pretratamiento, y precisión en los lavados y contralavados. Y, ¡qué suerte la de la de los murcianos! Sí, porque hemos iniciado la obtención artificial del Agua a escala industrial. En la Naturaleza, el agua madura, se equilibra, adquiere solera y cuando la bebes notas ese buen paladar al que estamos acostumbrados; sin embargo, el agua artificial, de producción industrial, es un producto sin terminar que requiere tiempo para dejar de parecernos agresiva. De aquí nace la necesidad de dar al agua desalinizada un papel secundario y, en todo caso, complementario. En la Naturaleza, las pardelas –que se pasan casi todo el tiempo en el mar- beben agua salada y tienen unas glándulas que la filtran con un sistema parecido a la osmosis pero, una vez al año, regresan a tierra para criar y restablecer su abastecimiento de agua dulce (las pardelas son aves acuáticas, palmípedas, parecidas a la gaviota, pero más pequeñas, no exactamente murcianos).
Hacer de lo complementario el elemento sustancial de un sistema no ha de resultar ni bueno, ni bonito, ni barato. Y, además, la cuestión se convierte en un gran camelo: ¡qué bueno sería que la prudente Narbona cambiara de dirección!
JUAN GUILLAMÓN
La verdad 25,07,07
El boro es un microelemento y su presentación traidora como elemento traza en el agua hace que sea muy difícil su eliminación. La ósmosis inversa permite remociones de boro del orden del 60 %, por lo que puede afirmarse que para que este método sea efectivo ha de resultar caro. Además, el boro no resulta suficientemente reconocible por la falta de pureza que existe en las distintas fuentes en que se encuentra y, si bien resulta beneficioso en las cantidades precisas para el florecimiento de la marihuana, en grandes cantidades, suficientemente grandes, es peligroso para la salud. Menos mal que el exceso de boro no provoca en el hombre lo que en los animales porque de otro modo nuestros masculinos testículos estarían seriamente afectados. Los excesos, para el hombre, quedan limitados a incomodidades irritativas en ojos y vías respiratorias. También resulta paradójico que los excesos bóricos estén más limitados para los vegetales que para el hombre. Por eso resulta cuando menos discutible que para no desperdiciar el producto generado por la estación desalinizadora que provocó un efluente con contenido en boro por encima de 1 ppm se tomara la decisión de emplear dicho efluente en labores de riego cuya limitación se establece en 0,5 ppm. En fin.
Pero vayamos al grano porque existen dos formas de mejorar la eliminación del boro. Una, dar un paso más al agua producto, con mayor presión y una membrana de alta resistencia al paso de los iones de boro (son muy pequeñitos). Otra, añadir sosa (carbonato sódico) al agua bruta para aumentar el Ph, de forma que el boro reaccione y forme boratos. Siendo estos compuestos de mayor peso molecular, las membranas los retienen con mayor facilidad. Esto es una cuestión de dinero, creo, y no de temperatura como se ha dicho (en todo caso, la cuestión podría haber sido prevista, pues no es ningún secreto que en Murcia, en verano, hace un calor de justicia). A lo mejor nuestro amigo el boro nos hace un buen servicio pues el agua que lo contiene debe ser obligatoriamente mezclada con otra procedente del Trasvase del Tajo (la aportación del Taibilla se está acercando a lo meramente testimonial). La intrépida y muy prudente ministra Narbona acaso podría utilizar este argumento para defender la continuidad del trasvase, puesta en entredicho por nuestros hermanos manchegos.
Eso, continuidad del Trasvase y dinero en cantidad para continuar en esta línea surrealista de abastecimiento hidráulico en nuestra cuenca. Sí, porque en cuanto a las membranas se refiere, nada de considerar 15 años de vida media. De 5 a 10 años como mucho, y eso que para llegar a 10 se requiere un buen manejo de las mismas, un cuidado excelente con las paradas accidentales y el pretratamiento, y precisión en los lavados y contralavados. Y, ¡qué suerte la de la de los murcianos! Sí, porque hemos iniciado la obtención artificial del Agua a escala industrial. En la Naturaleza, el agua madura, se equilibra, adquiere solera y cuando la bebes notas ese buen paladar al que estamos acostumbrados; sin embargo, el agua artificial, de producción industrial, es un producto sin terminar que requiere tiempo para dejar de parecernos agresiva. De aquí nace la necesidad de dar al agua desalinizada un papel secundario y, en todo caso, complementario. En la Naturaleza, las pardelas –que se pasan casi todo el tiempo en el mar- beben agua salada y tienen unas glándulas que la filtran con un sistema parecido a la osmosis pero, una vez al año, regresan a tierra para criar y restablecer su abastecimiento de agua dulce (las pardelas son aves acuáticas, palmípedas, parecidas a la gaviota, pero más pequeñas, no exactamente murcianos).
Hacer de lo complementario el elemento sustancial de un sistema no ha de resultar ni bueno, ni bonito, ni barato. Y, además, la cuestión se convierte en un gran camelo: ¡qué bueno sería que la prudente Narbona cambiara de dirección!
JUAN GUILLAMÓN
La verdad 25,07,07