La
realidad es que nadie del Gobierno, ni el propio Rajoy, se ha mostrado
eufórico con la situación actual. Si algún elemento belicoso de la Oposición
dice lo contrario, falta a la verdad, si bien es muy cierto que su obligación tiene
que ver con el denuesto constante de cuanto proponga, ejecute y explique el
partido que ostenta, detenta y ejerce el poder. Es lo mismo. Y tomando por
textual la famosa frase que mi admirado Alfonso Guerra (sabido es que lo cortés
no quita lo valiente) enunció en mejores tiempos socialistas, ‘El pueblo
siempre tiene razón’, espero que, en efecto, la contemplación de este inicio,
pequeño y acaso sutil, de la escalada que remonta la dichosa Crisis sea
entendido por el pueblo, por la gente de buena voluntad, por aquellos que no siendo
prisioneros (oh, mejor, devotos) de cualesquiera de los partidos nacionales -y
de los otros- encuentren en los ajustes, recortes, nuevas propuestas, el
remedio necesario para dar con un futuro en donde no haya millones de parados.
Cuestión ésta que, por mucho que se establezcan consideraciones del tipo que
sea, su existencia siempre será lo más doloroso para la ciudadanía. Lástima la
falta de atención que los datos mostrados por Rajoy han tenido por parte de
toda la Oposición. Datos que generan esperanza, datos que explican y justifican
las medidas adoptadas. A ver si hay alguien tan estúpidamente ingenuo que crea
que lo practicado políticamente por el gobierno en estos dos años ha tenido la
intención de ofender, masacrar y tiranizar al ciudadano en lugar de verlo como
la dolorosa función que obligatoriamente se ha llevado a cabo para reducir la
miseria que la doble circunstancia, tenebrosa circunstancia, habida en España y
aparecida en julio de 2007, a punto estuvo de quedar a merced de un miserable
rescate por parte de las severas autoridades europeas. Dos siniestras
circunstancias solapadas para desgracia de España. La irresponsable crisis
financiera que nos llegó de Estados Unidos y la mala suerte de tener un
gobierno débil e incapaz, justo en ese momento, en España.
Tendría
poca gracia que quienes estuvieron a pique de llevarnos a la ruina puedan
aprovechar el trabajo ingrato del actual gobierno de cara a los próximos años.
Años en donde, con seguridad, el Paro se estará desvaneciendo y la ausencia del
déficit público, paulatinamente irá recortando esa Deuda Pública que con sus
intereses se muestra como una de las partidas más gruesas de los presupuestos
del Estado, casi tanto su monto como el dispuesto para solventar el desempleo.
Con todo, lo más justo, lo que hay que valorar como esfuerzo de gestión heroico
es, sin duda, haber conseguido mantener casi en las mismas condiciones de
eficiencia los servicios sanitarios. Que no me vengan ahora con las recurrentes
críticas de que si se ha recortado por aquí, que si los derechos de los
ciudadanos y otras cuestiones tópicas del mismo tenor. No, porque la realidad
global es que con menos -mucho menos- recursos
conservamos una Sanidad que es de las mejores del mundo. Vaya, no me
resigno a denunciar la política del PSOE, basada en la denuncia y conteo de los
recortes hechos y no presentar alternativa alguna para hacer lo que ellos dicen
que hay que hacer pero sin gastar más dinero y sin aumentar la Deuda. No puede
ser: exigir una cosa y su contraria. Esto merece el castigo electoral más
rotundo.
LA VERDAD, febrero 2014
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