Véase la coincidencia de cifras y exprese el lector la pertinencia de situar a los políticos como su tercer peor enemigo (según encuestas) en orden de prioridad. Según el INE, el volumen total de agua suministrada a la red de abastecimiento público para el conjunto de España en el año 2007 fue de 4.969 Hm3. Ese mismo año, la cantidad suministrada a Castilla-La Mancha fue de 220,3 Hm3. Siendo éstos los últimos datos oficiales de que disponemos puede formularse para 2009 un ligero incremento, apenas apreciable, en estas cantidades las cuales debemos comparar con la solicitud incluida en el Estatuto de castellano-manchego respecto a una reserva de 5.000 Hm3 para uso exclusivo (¡) de sus habitantes. Si a esto unimos las reiteradas declaraciones del presidente Barreda denunciando la puesta en regadío de “miles de hectáreas al año” en la región de Murcia a cuenta del trasvase del Tajo, nos daremos cuenta todos (buenos y malos) del disparate que supone tal solicitud. Barreda, en una escalada delirante y perversa, sostiene un discurso que distorsiona la realidad de modo muy grave: poner sobre el tapete la falsa defensa de los intereses castellano manchegos, y su decidida defensa, para que el desarrollo castellano que propicia el agua no sea truncado por los intereses espurios de murcianos y valencianos, quienes lejos de ser solidarios no se conformarían ni con todo el agua del Amazonas. Y qué decir de la malvada historia de los campos de golf.
Claro que a todo ello se une el argumento inapelable que deviene de algo que es muy legal y que nos otra cosa que la reserva, ya estatutaria, concedida a los aragoneses por valor de 6.550 Hm3 para el conjunto de los sufridos aragoneses. Obsérvese pues que las peticiones (una de ellas ya concedida) de manchegos y aragoneses suponen en su conjunto más del doble de lo que la población española tiene como suministro público para abastecimiento, ¿habrá algún tipo de formulación indignada ante tal desvarío? Eso es lo que los murcianos esperamos de nuestros políticos, precisamente ahora en el momento en que la capacidad de los políticos, en general, es uno de los tres grandes problemas que más preocupan a los españoles. Bien, el PP es el partido que, a nivel regional, mejor ha defendido (el único, por lo concreto) la teoría impecable de que el Agua debe ser interpretada como sistema unitario y de gestión centralizada que garantice el uso eficiente y bien distribuido de la misma para todos y cada uno de los españoles. Esta cuestión es muy buena para quienes entendemos cómo ha de gestionarse la oferta del Agua en España pero mucho más aún para las conveniencias de los murcianos, estructuralmente deficitarios en cuestiones hídricas. La pasividad y hasta la agresividad del PSOE frente a una política que derive de lo anteriormente mencionado le ha costado los desastres electorales sucesivos de los últimos años (por cierto, si tras una deportiva competición entre dos equipos en donde se da el resultado de vencer uno de ellos al otro por 32-0, el director deportivo del perdedor opina que el vencedor es el peor equipo de la historia, ¿qué cosa podría aventurarse del perdedor, en tal circunstancia? Tome nota de ello Pedro. Saura y reconsidere su última y muy ridícula opinión). Esto no tiene vuelta de hoja, la postura de los partidos en relación con el asunto del Agua -asunto capital (y muy real) en esta región- tiene mucho que ver con los resultados electorales: quien más se ha arrimado a la cuestión y dedicado -de acuerdo con lo razonable- es quien más éxito ha tenido en la disputa política. El PSOE, por esta actitud tan negativa para los murcianos, en poco menos de quince años ha pasado de estar casi 30 puntos por encima de su rival, el PP, a situarse 32 (¡) puntos por debajo, lo que constituye un verdadero desastre y sus causas son bastante evidentes.
No creo que exista una duda razonable para nadie de esta Región respecto a que la votación de unos y otros, de izquierda a derecha en su totalidad, que habrá de darse en Madrid con motivo de la aprobación o no del Estatuto Castellano-manchego, debe constituir una respuesta unitaria bajo el lema de ¡NO!, siempre y cuando se mantenga el disparate hidráulico de esa sorprendente e inverosímil reserva. En caso contrario, y en función del descrédito actual que la clase política tiene para los ciudadanos, en próximas elecciones probablemente nos tocaremos el pijo en lugar de votar a nadie, dando paso así a la posibilidad de un partido regionalista, al modo catalán, que tendría por objeto dirigir las cuestiones nacionales sometidas a intereses absolutamente locales, los nuestros. Nacería así el Partido Levantino (de carácter muy levantisco) y pasaríamos, los murcianos, a ser una parte importante de la pluralidad a la que nos ha llevado este indigno gobierno en permanente actitud de partir a España no en dos trozos sino en diecisiete, al menos.
Y, en todo caso, Barreda es el impostor por antonomasia.
(Puede comprobarse las cifras dadas en;
http://www.ine.es/jaxi/tabla.do?path=/t26/p067/p01/a2007/l0/&file=01006.px&type=pcaxis&L=0
Yo ya lo hice)