DOÑA CRISTINA NOS QUIERE GOBERNAR

Salvo parecer en contra, que respetaré, mi opinión acerca de lo que el MIMAM viene gestionando desde que está dirigido por la señora Narbona es muy negativa. No tanto por la inquina que esta agresiva señora demuestra hacia la planificación hidráulica racional sino por el modo en que pone sus pelotas para decir "aquí estoy". En Burgos, y con proyecto técnico redactado durante la anterior Legislatura, se intenta construir una presa en Castrovido sobre el río Arlanza de uso combinado, esto es, regadío y regulación de caudales, es decir lo clásico, en tiempos de Franco y en tiempos democráticos, con talante o sin él, esto es indiferente. Una vez que los ingenieros de la Confederación Hidrográfica del Duero inician las obras, la presidenta de la tal Confederación ‘ordena’ al director de las obras que debe rebajar la altura de la presa 11 metros. Ni qué decir tiene que esta presidenta carece de conocimientos hidráulicos, ignora cómo se obtiene un caudal de cálculo a través de las correspondientes series pluviométricas fiables, desconoce cuál es la trayectoria, de delante hacia atrás, de la curva de remanso, es posible que jamás oyera hablar de regulaciones hídricas interanuales, o sea que no tiene idea de lo que supone variar una cota en una cantidad mensurable de metros. Impresionado el director de las obras por esta orden tan directa y sorprendente, y haciendo honor a su compromiso profesional, puso en conocimiento de la Presidenta su disconformidad técnica acerca de tal medida. Además, el director técnico de la Confederación avaló, ¿podría ser de otro modo?, el criterio del funcionario encargado de dirigir las obras. Como resulta que la motivación real (así lo indica por escrito en su carta de 10 de septiembre) para que la Presidenta ordenara la modificación del proyecto inicial era salvar el Molino de Chillida, despreciando la posibilidad de trasladar piedra a piedra esa construcción hasta lugar más seguro y libre de toda perturbación hidráulica, y que posiblemente la ministra tuviera algo que ver en ese interés tan privado, tan intelectual y desprendido, la Presidenta ordenó el cese en sus funciones del Director de la Confederación y del Director de las Obras, sin duda por no haber hecho gala de un talante eficaz al servicio, tal y como se exige en la interpretación novedosa de la Nueva Cultura del Agua. Pero el asunto no termina aquí, pues el Director General de Aguas del MIMAM, Juan López Martos, ése que en junio pasado aconsejó al conjunto de la economía murciana la diversificación de sus modos de producción para que no estuvieran sujetos a la utilización del agua, tuvo la ‘ocurrencia’ de declarar que la reducción del embalse citado garantizaría el abastecimiento de agua potable para la cuenca baja del Arlanza pero que existiría un riesgo de avenidas e inundaciones, por cierto muy frecuentes en la comarca, por lo que la rebaja de la cota no garantizaría uno de los grandes objetivos de la obra: la regulación del caudal del Arlanza. Semejante disparate (!) pronunciado sin el conocimiento de la ministra, y siendo así que sus declaraciones iban en contra de lo ordenado por la presidenta, ha obligado a López Martos a presentar su dimisión por motivos de salud. Eso dice él, pero lo cierto parece ser que ha sido un cese en toda regla por parte de la ministra. Allá en Burgos hay montado este pequeño cirio. Cirio que es consecuencia de la actitud sectaria de esta ministra tan sensible al Medio Ambiente, gran conocedora de los criterios generales de la planificación hidráulica, tan innovadora y autoritaria. El pobre López Martos ha tenido que recurrir a la siempre educada excusa de la falta de salud, pero es difícil entender tal tesitura por cuanto el citado ingeniero, y ya ex Director General de Aguas, ha sido referente político durante el último mandato del PSOE (1982-1995) que como todos los lectores sabrán se distinguió por un planteamiento hidráulico digno de mejor suerte: el plan Borrell que, pásmense, fue rechazado por el Partido Popular, por aquel entonces en la oposición, so pretexto de que una conexión entre todas las cuencas de España no era necesaria por cuanto habría que estudiar la Desalación como alternativa. No sólo López Martos se encuentra aturdido (además de defenestrado de un plumazo) sino que entiendo yo que también lo está el ciudadano genérico que observa cómo el debate racional se convierte en un debate meramente político. Veamos: cuando el PSOE gobierna y establece un buen Plan Hidrológico, el Partido Popular desde la oposición plantea desaladoras (año 1993). Cambian las tornas, manda el Partido Popular y propone un Plan Hidrológico que es una simplificación enérgica del propuesto por el PSOE (estamos en 2001) y éste que ahora es opositor, ofrece como alternativa la Desalación.

No hay argumentos técnicos, jurídicos, económicos y sociales en esta historia del Agua. Sólo disputas políticas entre unos y otros pero con una desfachatez tan insoportable que una de dos, o admitimos que los ciudadanos somos imbéciles ó los políticos nada ven fuera de la política, como si la técnica, la justicia, la economía y las relaciones sociales no tuviera nada que ver con ella. De momento, López Martos se ha desenganchado de la nueva política del Agua. Y por el bien de todos, para que no necesitemos la ayuda del psiquiatra, este señor debe hablar claro y contar cómo ha sido su repentina e inesperada desaparición del MIMAM.

Respecto a la Presidenta de la Confederación Hidrográfica del Duero –la militante doña Helena Caballero- tan sólo diré que mejor sería guardar su mano de hierro para rascarse el moño y no para violentar las conciencias de aquellos funcionarios cuya misión es poner en práctica todas las cuestiones racionales que la autoridad competente les demande, aunque provengan de doña Cristina, la que nos quiere gobernar.

Nota: Desde aquí, vaya mi solidaridad con José Ignacio Díaz Caneja y Ramón Pérez Cecilia, responsables del proyecto de la presa de Castrovido, caídos en acto de servicio.
Juan Guillamón