Ya
sé que tanto la tristeza de Ronaldo,
los desencuentros de la cuñada de Rocío
Jurado con el marido y el impulso independentista catalán disponen de una
importancia común. Sí. Pero sin embargo doy más importancia a la última
cuestión, no tanto por su intríngulis (que lo tiene, y mucho) como por las
circunstancias en que se produce la declaración del presidente Mas, quien da valor del bueno a la
iniciativa. La verdad, estoy por aceptar –de una vez por todas- el muy
recurrente hecho diferencial catalán, ¿porqué no, si se quisieran largar de
verdad?, pero una vez metidos en la harina del razonamiento que acompaña los
instintos del propio ombligo, no estoy por la labor. Por dos razones, una de
contorno local y otra de efectos exógenos hacia España. De darse autorización
(bordeando los límites constitucionales) al montaje de un referéndum catalán
acerca de la cuestión con resultado favorable al independentismo, siempre
quedarían en situación incómoda aquellos catalanes que son tan españoles como
los de Espinardo y el Cabezo juntos. Seguirían viviendo en Cataluña pero sería
muy difícil propiciarles un estatuto de acuerdo con su condición de españoles.
La segunda cuestión tiene un contenido de absoluta insolidaridad (ya sé que a
la mayoría política catalana eso de la solidaridad con el resto de España le
importa un pito). Si todas las regiones de España que estuvieran por encima de
la media se negaran a cubrir los déficits de aquéllas que están por debajo,
¿para qué querríamos España, ni siquiera una plural España? Arguyen los
(políticos) catalanes que ellos sufren un déficit fiscal que le impide ‘pagar’
sus nobles gastos pero obvian que la mayor parte (65%) de su PIB se lo deben a
transacciones con el resto de España. Pero lo más indignante del caso tiene que
ver con las circunstancias económicas que nos están llevando por el camino de
la amargura. A ver si todos los ciudadanos de la plural España, acogidos bajo cualquier
ideología se enteran de que el futuro de nuestro país no depende más que de lo
que Europa nos exija para prestarnos el dinero que no tenemos porque lo hubimos
gastado en pretéritas etapas. No se trata de que el gobierno nos quiera
maltratar a base de recortes. No. Siendo esto lo que hay, van y llegan los
catalanes con su mal rollo independentista para sumir en la duda a los que
tienen que prestarnos los dineros. Es una iniciativa inaceptable.
Este
pertinaz denuesto hacia España los va a llevar hacia la independencia. Y,
entonces, seguramente lo pasarán bastante mal -ellos dice que no (¿) -. Sería
estúpido por mi parte optar por el cava y el espetec de Vich pudiendo elegir champán francés, y charcutería
de calidad alhameña. Después de todo, la realidad nos haría ser a los españoles
independientes de Cataluña, para su desgracia. Toda una paradoja: España
independiente de Cataluña.
No
dejo pasar ese comentario del presidente del Barsa dando por seguro que el
equipo que es ‘més que un club’
seguiría jugando la Liga en medio del mar independiente que sería Cataluña
(alguien me apunta, ¡y un cuerno!). Qué osadía o desconocimiento.
Y,
a modo de modesto epítome, quizá la tristeza de Ronaldo se vería atenuada con
la ausencia del Barsa. El asunto de la cuñada lo dejo en manos de presentadores,
frikis y demás portadores de los nuevos valores morales que imperan en España,
Cataluña inclusa.
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