lunes, marzo 27, 2006

IGNORANCIA O APTITUD?


DESDE LA IGNORANCIA Yo tengo una casa en el mar/y tengo una casa en el viento/En cualquier lugar construye/ su casa, mi pensamiento. En realidad lo mío es la poesía y reconozco -pese a ser un serio handicap- que la belleza comienza en lo verde y en lo acuoso y después, sigue. Me acusan de ignorante, pero, ¿en qué sentido? Desde luego si es en el sentido en el que apuntan los profesores titulares de cierto departamento universitario, la respuesta es no. Soy muy leído y, aunque no soy experto en nada, conozco cosas de casi todo porque tengo una necesidad casi compulsiva de leer para aprender. Por tanto, teniendo en cuenta que el conocimiento y el desconocimiento son dos círculos concéntricos, conforme aumenta el primero, el segundo se hace grande, muy grande, hasta el infinito. Así que me considero un gran ignorante, lo cual no quiere decir que mi ignorancia tenga como referencia física la punta de mi nariz, tal y como sugieren los titulares del Departamento de Ecología de la Facultad de Biológicas de Murcia. Parece que la intención descalificadora mediante la profusión, tanto en el título como en el texto, de la palabra ignorancia es muy similar a la tópica de esos movimientos radicales de izquierdas que no paran en mientes con tal de expresar sus exclusivos criterios que, con la apariencia científica, esconden una intención muy política y fundamentalista, en donde el insulto, tácito, se esconde en forma de palimpsesto. Lamento haber dado pie a un determinado modo de ver las cosas que es exactamente lo que hube intentado denunciar cuando hablé de tránsfugas. En mi modesto soliloquio incluí un par de debilidades que, dado que la realidad es incierta, han disparado una crítica global hacia mi persona de la cual puedo defenderme con naturalidad. Era mi intención expresar de manera rotunda que las precisiones que los ecologistas (y algún ecólogo) hacen acerca de cómo limitar el desarrollo en la Región son, en algunos casos, verdaderamente exageradas porque aplican verdades universales que poco tienen que ver con la realidad de las cosas. Así, dije que "Quiero decir que la utilización de los criterios generalistas en que se basa la protección al medio ambiente para determinar si el desarrollo de esta Región es sostenible o no, nos llevan sin remedio a una solución sin salida". Por eso, la alusión crítica descontextualizada, cogiendo el rábano por las hojas, a la "pobreza medioambiental de esta región" sólo tiene sentido si olvidamos que tal y desgraciada expresión tenía por objeto dar entrada a lo que supra estimé procedente para criticar el criterio generalista. No hay más que hablar, la Región tiene, desde luego, su propia riqueza ambiental. Luego -esto me pasa por cursi- para indicar que los suelos urbanizables no son precisamente los de mayor riqueza ambiental, utilicé el barbarismo ‘badland’, cuando este vocablo tiene un contenido específico y especial, bien conocido no sólo por los titulares de la Ecología si no por ignorantes (en el sentido atormentado de querer ser siempre -y por siempre- un aprendiz) como yo. Dando por supuesto que la alusión a la pobreza ambiental tiene exclusivamente un fin comparativo en relación con otros paisajes de consolidado valor, recomiendo al lector que continúe la lectura de este trabajo y pueda depositar su confianza en lo que digo, o por el contrario asuma al conjunto cardinal de biólogos encabronados conmigo, tanto que algunos me llaman ‘ese buen hombre’, otros pretenden malévolamente identificar mis impresiones personales con mi condición de decano del Colegio de ingenieros de caminos, canales y puertos, y en fin, otros acusan al Director de este periódico de dar cancha a columnistas tan malos como yo. No soy ese buen hombre que con maledicencia me dicen: tengo el lápiz bien afilado; como decano me limito a expresar lo que las comisiones de mi Colegio determinan. Y como columnista, tengo la conciencia segura de que hay quien disfruta con lo que digo. Pero es que yo estaba hablando de tránsfugas y criticando el uso perverso del vocablo sostenibilidad que invocado por una tránsfuga frustró un proyecto de interés regional. Y el ecologismo activo se me echa encima para darme clases gratuitas de calidad ambiental (¡como si uno fuera un imbécil!) en lugar de seguir trabajando con los alumnos a fin de que el día de mañana los depredadores ambientales brillen por su ausencia. Y, puesto que viene al caso, recordaré a uno de los titulares del Departamento lo que ya le hube recriminado en su día por lo que de embuste supuso su intervención en una Mesa Redonda celebrada precisamente en la Facultad de Biológicas. Me refiero a Miguel Ángel Esteve, titular, quien dijo en un foro compuesto por estudiantes y amantes de la Naturaleza que en el estudio de la universidad de Yale -y de Columbia, le puntualicé yo- España ocupaba uno de los últimos lugares en materia de desempeño ambiental. No siendo esto cierto, ya que nuestro país ocupa el puesto 23 de 131 países, le participé mi opinión respecto a que no me parecía adecuado hablar con la ligereza que lo hacía frente a un foro ávido de conocimientos verdaderos y no falsos. Mi impresión es que el titular no se inmutó. Y es un profesor ¡Las ideas preconcebidas, a veces, conducen a la confusión! Hace unos años, para obtener una Declaración Ambiental positiva y poder redactar el proyecto de una variante al núcleo del municipio de Fortuna, respetando de entrada a sus famosos ‘badlands’, fue necesario, debido a la contundente actuación de Ecologistas en Acción en defensa del Medio Ambiente, consumir algo más de cuatro años en el empeño. Cantidad de tiempo muy superior (¡) a la que el programa A.G.U.A. está necesitando ‘ambientalmente’ para batir el récord mundial de desalinización con aguas del Mediterráneo (a veces pienso que el rasero de medir tiene un plumero por mango, muy visible). En lo que se me critica, yo hablaba de Alhama y de Polaris, y en la respuesta que los titulares me ofrecen con una contundencia que me halaga, se incluye la riqueza ambiental que existe en el litoral sumergido de nuestra Región, en donde las praderas de posidonias certifican la limpidez de sus aguas. Y realmente, ¿qué tendrá que ver la posidonia con Alhama?, ¿no habría sido mucho más acertado haber expresado las excelencias del litoral murciano en el momento de conocerse que habrían de instalarse a lo largo del Mar Mediterráneo plantas de desalinización -ninguna de ellas sostenida por energías renovables- que habrán de trasegar la sal (multiplicada por dos) de 500 hectómetros cúbicos cada año, en lugar de haber guardado un significado y político silencio? Y, ¿por qué, también el silencio como medida ambiental, ha sido la brillante aportación del ecologismo regional a la hora de ejecutar el oleoducto que partiendo de Cartagena, llega hasta Puertollano cruzando diagonalmente la Región?, ¿habrá sido para celebrar la bondad de una refloración de la traza con productos de determinado vivero muy ambiental? La práctica de este ecologismo, para mí, no es producto de la ignorancia sino del sesgo, del sesgo político que anima a sus componentes. Por desgracia, desde la desaparición de Luís Ramírez no he visto en esta Región voz tan autorizada como la suya, y eso que al final de su carrera fue denostado por sus propios compañeros porque, animado por la racionalidad del inteligente, puso sus conocimientos a disposición de determinado estudio ambiental relativo a cierta iniciativa urbanística que no llegó a buen puerto. Confío en que -no habiendo sido tan ponderado como Enrique Egea y Pedro Morillas en sus juicios sobre el modelo de desarrollo regional, que comparto- el lector dé a mis criterios mayor importancia que al de los que me critican, entre otras cosas porque pongo por delante mi independencia de juicio y además soy un gran ignorante de tanto aprender. En cuanto a que el equipo de titulares cuestione mis conocimientos y mi actitud, el Colegio de ingenieros de caminos canales y puertos me hubo concedido la Medalla de Honor. Los Empresarios de la Construcción me han distinguido con su "paleta de oro" por mi decidido empeño en mejorar el desarrollo razonable (esto es, sostenible) de mi Región. Si la Consejera requiere mi aportación en Horizonte 2010, como diría el sabio, ‘me rebasa y me rebosa’. Y, en fin, si he sido objeto de un premio periodístico (‘Agua para todos’) lo fue porque en mi apasionado diálogo con el Agua no he emitido ni una sola falsedad. Me cuestione o no el equipo de titulares del Departamento de Ecología, incluidos suplentes, utillero y masajista, si lo desearan. Termino enunciando lo que para mi es un desarrollo sostenible. Es un desarrollo que procura la cohesión territorial de modo que hace compatible tanto el crecimiento económico como la demanda social, basado en la conservación y mantenimiento del patrimonio cultural y natural. Por consiguiente, en este triángulo equilátero cuyos vértices son los conceptos citados, lo razonable es situarse en el baricentro del mismo, de modo que el equilibrio de las tres fuerzas se resume en una componente de progreso tasado democráticamente por la sociedad. Cada vez tengo más fuerte la sensación de que el desarrollista más destacado tiene muchísima menos inercia que cualquier conservacionista a ultranza, por desgracia. Y respecto a los ‘bárbaros del Norte’, la expresión no es mía –ya quisiera tener yo la facilidad de intuición de Luís Racionero, ya-. JUAN GUILLAMÓN

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esta será una excelente página web, podría estar interesado en hacer una entrevista sobre cómo se creó? Si me lo e-mail!

Peligro

  Agua embalsada en España a 08-02-2022 - España - - Provincias - - Cuencas Hidrograficas - España - Estado general de los embalses. Agua em...