AGUA, ENERGÍA Y ALIMENTACIÓN.
GRANDES NÚMEROS, PEQUEÑOS LOGROS
1. INTRODUCCIÓN
El agua y la energía constituyen dos retos de la humanidad en el presente y en el futuro. Ambas son esenciales para la vida y para el desarrollo de los seres humanos. Encontrar soluciones para que todas las personas disfruten de su uso es un problema complejo desde el punto de vista social, ambiental y económico.
Además el agua es el elemento clave para garantizar la seguridad alimentaria. A escala mundial más del 70% de la demanda de agua dulce se destina a la producción de alimentos.
En la Carta Europea del Agua (Estrasburgo, 1968) ya se manifestaba una preocupación por gestionar de manera eficiente el recurso agua, tanto en cantidad, como en calidad.
En el título del artículo se hace mención a pequeños logros porque todavía quedan grandes retos pendientes y citados en Foros Mundiales del Agua, como son:
– Asegurar el suministro de alimentos.
– Mantener y conservar los ecosistemas.
– Compartir equitativamente los recursos hídricos.
– Gestionar las situaciones de riesgo (inundaciones, sequías, etc.)
– Establecer un precio real y justo para el agua.
– Favorecer el acceso al agua potable y al saneamiento.
Y un largo etc.
Algunas amenazas a las que nos enfrentamos desde este momento, debido al cambio climático, acelerado por las acciones antrópicas, son los eventos naturales extremos de inundaciones y sequías, la pérdida de biodiversidad de los ecosistemas, etc. Y surgen algunosinterrogantes con respuestas dispares, por ejemplo:
¿El cambio climático va a exigir más obras de regulación? En caso afirmativo ¿las vamos a mantener y a conservar adecuadamente? ¿Cómo aumentar el suministro de agua, energía y alimentos de forma sostenible? ¿Se puede ahorrar agua sin gastar energía? ¿Cómo? ¿Es posible cambiar el modelo económico con políticas que fomenten el ahorro hídrico y energético?
2. GRANDES NÚMEROS A ESCALA MUNDIAL
La FAO prevé que habrá que incrementar la productividad agraria en más de un 70% antes del año 2.050 para alimentar a 9.000 millones de personas. Para este horizonte de 2.050 la demanda del agua podría llegar a superar en más de un 40% los recursos hídricos disponibles.
Figura 2. Hace falta agua, energía y tierra para producir alimentos.
Actualmente, y a pesar de los avances científicos y tecnológicos, en el mundo más de 800 millones de personas no tienen acceso al agua potable y pasan hambre de forma crónica. En contrapartida 1.400 millones de personas sufrimos sobrepeso.
Más de 2.500 millones de personas no disponen de saneamiento adecuado (letrinas apropiadas,…). Y más de 2.000 millones de personas dependen de la leña, el carbón y los residuos animales para calentarse, iluminarse y cocinar los alimentos.
Casi el 40% de los habitantes del África Subsahariana no tiene acceso al agua potable y el 70% no tiene acceso a servicios básicos de saneamiento. Cada día, más de 1.000 niños menores de 5 años mueren de diarrea causada por la falta de agua potable y saneamiento. Afortunadamente, desde 1.990 unos 300 millones de personas han accedido al agua potable. Sin embargo, la falta de inversión y el rápido crecimiento de la población implican que hay ahora más personas sin acceso al agua potable que en 1.990. Y el saneamiento se ha quedado todavía más atrás. Por lo tanto, no se van a cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Por eso hablamos de pequeños logros.
El sector energético (producción y uso de la energía) representa entre el 60% y el 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero que causan el cambio climático.
En la Unión Europea se extraen unos 247.000 hm3 de agua cada año y más del 40% de los mismos se emplea para producir energía (para la turbinación de caudales, refrigeración de las centrales térmicas, etc.)
El sector de la alimentación es responsable de aproximadamente un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero. La agricultura usa el 30% de la energía en el planeta y más del 70% del agua.
Según Naciones Unidas más del 15% de la población mundial vive en zonas donde la disponibilidad de los recursos hídricos depende del deshielo de las capas de nieve efímeras o de los glaciares perennes.
3. ALGUNAS CIFRAS EN ESPAÑA
3.1. AGUA
Las inversiones anuales medias en materia de agua suponen un 0,11% sobre el Producto Interior Bruto (puesto duodécimo de la Unión Europea, siendo la media del 0,27%), es decir, unos 1.100 millones de euros. En España existe un elevado número de administraciones públicas con competencias en materia de aguas, que junto con la ausencia de un marco regulatorio estable, contribuyen a un modelo de gestión ineficiente, que no atrae inversiones.
La aportación anual de los ríos españoles ronda los 100.000 hm3 y la recarga anual de los acuíferos se estima en 30.000 hm3. Un tercio de la población española se abastece de acuíferos.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE) el 78% del agua disponible para regadío es de origen superficial, el 21% de origen subterráneo y un 1% procede de agua desalada o reutilizada.
El precio medio del agua para uso doméstico ronda 1,6 euros el metro cúbico, sin IVA. Un 60% corresponde al servicio de abastecimiento y un 40% al servicio de saneamiento.
El ciclo integral del agua lo gestionan los municipios, y no se cuenta con disposiciones homogéneas que determinen por ejemplo periodos de vida útiles de los contadores, o el uso del mismo tipo de contadores, o verificaciones de los contadores después de cierto número de años o tras una reparación, etc.
El 22% del agua que se capta en España se destina a refrigeración de instalaciones generadoras de energía.
Desde hace años en España se llevan produciendo robos de agua mediante tomas ilegales de aguas superficiales y subterráneas (a día de hoy se estiman en más de 500.000 los pozos ilegales existentes) y ampliaciones ilegales de regadíos (incluso algunas superficies han contado con subvenciones por parte de las administraciones y se han recalificado para urbanizaciones). Hay que caer en la cuenta de que todo este volumen de agua robado, cuya magnitud real no se conoce, se le está arrebatando a los ciudadanos (pequeños agricultores,…) y al medio ambiente. Ese desgobierno en la gestión del agua que supone no adoptar medidas al detectar robos de agua se tiene que acabar, en pro de la justicia y de la sostenibilidad.
3.2. ENERGÍA
En España el mal uso de las presas, de las centrales nucleares y térmicas, del petróleo y del gas, y últimamente de las energías renovables como arma política ha tenido como consecuencia un coste muy alto, es decir, el aumento de la dependencia energéticahasta el 80%. Cada año gastamos 50.000 millones de euros en la importación de petróleo. Por lo tanto, la factura energética más importante que tiene España son las importaciones.
El mayor potencial energético que tiene España es el ahorro. Los expertos lo sitúan próximo al 50% del consumo actual.
La producción de energía hidroeléctrica en España supera los 35.000 GWh al año. España ocupa el quinto lugar de la UE en producción hidroeléctrica. De las más de 1.200 grandes presas existentes en España, y que regulan unos 55.000 hm3 anuales, un 40% tienen uso hidroeléctrico.
En España el consumo energético de las etapas del ciclo urbano del agua (captación, potabilización, transporte, distribución, utilización, depuración y vertido al medio natural) representa el 15% del consumo energético del país.
El programa de desalación de Acuamed, con una inversión de 1.700 millones de euros, tiene encomendado el desarrollo y explotación de 12 plantas desaladoras, para producir más de 400 hm3 al año, destinados al abastecimiento humano y al riego. La energía total consumida por las instalaciones de Acuamed existentes en 2.013 ha sido de 240 GWh. En una planta desaladora el coste de la energía eléctrica se encuentra entre el 60% y el 75% de los costes de operación y el 85% de los costes variables. Las desaladoras más antiguas tienen un consumo de 5 KWh/m3 y las más modernas de 3 KWh/m3.
3.3. AGRICULTURA
La agricultura de regadío ocupa una superficie aproximada de 3.500.000 de hectáreas. En los últimos 15 años y con la modernización de regadíos el sector agrario en España ha reducido el consumo de agua pasando de consumir 24.000 hm3 a 16.000 hm3. Todo ello ha supuesto el empleo de más energía para suministrar agua a presión. Y desde 2.008 el coste fijo de potencia se ha incrementado en más de un 1.000%.
Además España importa en forma de productos agrícolas unos 20.000 hm3 de agua virtual anualmente, es decir, agua que se ha generado y que se ha utilizado para producir alimentos en otros países. Este hecho nos convierte en uno de los países de la Unión Europea con mayor huella hídrica, superando los 2.300 m3 por habitante y año, lo que supone que también somos responsables del deterioro de ecosistemas acuáticos en otros países.
En España hemos tenido un déficit de planificación energética, pero también de planificación agraria. En los últimos años empieza a abundar la planificación hidrológica, aunque llega con retraso, y las preguntas que surgen son ¿Se aplicará toda esta planificación? ¿Hay voluntad para hacerlo? ¿De dónde van a salir los 60.000 millones de euros que se necesitan para abordar los programas de medidas de los nuevos planes hidrológicos de cuenca?
4. PROPUESTAS DE MEJORA DE LA SITUACIÓN ACTUAL
¿Qué queremos?
Hoy en día parece que sí se tiene claro que es necesario fomentar y garantizar el ahorro de agua (optimizar el consumo y racionalizar el gasto), la eficiencia energética, la seguridad alimentaria, la reducción de la pobreza, el cuidado del medio ambiente, la conservación de la biodiversidad, el desarrollo sostenible (no endeudar a las generaciones futuras) etc.
¿Cómo lo vamos a hacer?
El cómo hacerlo es más complejo. A continuación se citan algunas propuestas:
1) Abordar el cambio climático: fomentando la educación y concienciación ambiental, reduciendo las emisiones de CO2, SO2, NOx,…, reciclando, etc.
Todavía se conoce poco acerca de cómo será el impacto del cambio climático en el agua. Se necesita conocer el alcance y la localización de los efectos del cambio climático en los recursos hídricos y elaborar una cartografía sobre la vulnerabilidad de los territorios.
2) Consumir de forma responsable: reduciendo el consumo de productos con gran huella ecológica, apostando por los alimentos que consumen menos agua, energía y emiten menos CO2, aprovechando mejor los alimentos y no tirándolos (los europeos tiramos una media del 30% de los alimentos que compramos), ahorrando agua doméstica, etc.
3) Producir energía renovable: sustituyendo energías convencionales por renovables, favoreciendo el autoabastecimiento con energía solar y eólica, apostando por la energía hidráulica que es autóctona y garantiza la estabilidad de la red eléctrica debido a las fluctuaciones diarias del consumo (producción de energía renovable en las presas de regulación existentes), etc.
4) Optimizar el consumo de energía: reduciendo la cantidad de energía utilizada en la desalación para obtener agua potable (en Qatar se tiene como objetivo que el 80% de la desalinización de agua se consiga con energía solar y en México se desaliniza agua marina aprovechando la energía del sol, con una eficiencia de 5 litros por cada 60 litros de agua de mar, para abastecer a comunidades con recursos escasos próximas a la costa), aprovechando el sobrante de energía mediante centrales hidroeléctricas reversibles, instalando microturbinas para recuperar los sobrantes de energía en las conducciones vinculadas al ciclo integral del agua, etc.
5) Fomentar la agricultura eficiente: en agricultura es posible ser más eficientes y ahorrar más agua haciendo uso de la llamada “tecnología 3.0”, mediante la elaboración de planes de cultivos para los agricultores y la utilización de sensores para medir la humedad del suelo, el estado de la planta, las variables climáticas, etc. Y todo ello para ajustar el agua que hay que aportar a los cultivos, enviando información al agricultor con las recomendaciones de riego.
También se pueden mejorar los rendimientos empleando sistemas que generen sombra para reducir la temperatura y la evaporación y conservar la humedad del suelo.
La captación y almacenamiento del agua de lluvia y del ambiente será una tendencia que irá a más en el medio plazo por la intensificación de las sequías.
6) Construir de forma responsable y mantener y conservar las infraestructuras: Hay que construir las infraestructuras que sean verdaderamente necesarias para el interés general definido en la planificación a medio y largo plazo; y no para satisfacer las necesidades de las empresas constructoras y de los partidos políticos en el corto plazo.
En España, un número importante de infraestructuras no se mantienen y no se conservan adecuadamente. Es necesario tomar conciencia de la importancia que tiene el mantenimiento de las infraestructuras. Es fundamental que estas obras, que tanto esfuerzo han costado, duren muchos años y se garantice su correcto funcionamiento, así como la seguridad de la población. Invertir en conservación de infraestructuras existentes supone importantísimos beneficios para el futuro desde un punto de vista social, económico y ambiental.
7) Medir bien el agua que se consume y poner un precio justo al agua: el agua es el recurso más barato de todos los bienes de consumo sujetos a control metrológico. Una adecuada medición es importante para alcanzar una gestión eficiente del recurso. Un precio real del agua estimula la eficiencia y permite la recuperación de costes. En algunos países de la Unión Europea el precio del agua asciende a 5 euros el metro cúbico. En el caso de España sería necesario implantar una metodología nacional de obligado cumplimiento para el cálculo de las tarifas del agua urbana y del agua para el regadío.
8) Planificar: una correcta planificación hídrica, energética, agraria y urbanística permite que el crecimiento y el desarrollo no vayan por delante de la disponibilidad de recursos hídricos o energéticos o de la capacidad de depuración y de reutilización de los recursos hídricos, una vez que han sido utilizados.
9) Favorecer el acceso al agua potable y al saneamiento: el acceso al agua potable y al saneamiento son fundamentales para que la población pueda salir de la pobreza.
Finalizamos el artículo con las palabras de Alexander Mueller, Director General Adjunto de la FAO, y que nos invitan a la reflexión:
“Tanto los medios de vida de la comunidades rurales como la seguridad alimentaria de las poblaciones urbanas se encuentran amenazados… Pero los pobres rurales, que son los más vulnerables, podrían verse afectados de forma desproporcionada.”
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