Convertir una
cadera maltrecha en un debate de la monarquía va más allá de la fantasía
política. Ayer, Luis M Ansón, me hizo monárquico. Si en lugar de monarquía,
España hubiera sido republicana, habríamos disfrutado
como presidentes –es un decir- a Narcís Serra y Federico Trillo, siendo jefes
de gobierno Felipe González y José María Aznar. Incluso cruzados en sus
mandatos.
La pertenencia
de un presidente a un partido haría inútil la capacidad de moderar, regular y
representar a España. Y nada digo acerca de un proceso electivo adicional. Lo
mejor es que sea la Historia quien determine nuestro máximo mandatario, el Rey.
A menos que éste resultara ser subnormal profundo. Y no es el caso de España.
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