La
distribución en el tiempo de lluvias y escorrentías es un fenómeno estocástico
que presenta particularidades en cuanto a la duración del periodo de tiempo que
se considere para su estudio. Y esto es cuestión importante para el cálculo.
Así, en el corto plazo, el dato Agua es muy variable mientras que a medio plazo
es casi constante, siendo ya constante en el largo plazo. Por consiguiente la
planificación en Hidráulica debe practicarse de modo hiperanual, y la serie de
años que se emplee para el proyecto cuanto más larga tanto mejor.
Estamos
hoy atravesando un período en el que la abundancia de lluvias es excepcional.
El papel que están jugando las mil doscientas presas es formidable. Los sucesos
catastróficos que como consecuencia de inundaciones se han producido han sido
escasos y los que no se han podido evitar se han producido con una minimización
considerable de sus perniciosos efectos.
La
Serena y Alcántara, los dos embalses de mayor capacidad en España, con
capacidad –cada uno- para más de 3.000 hm3 han tenido que desaguar caudales
altísimos, por encima de los 300 m3/sg. Ciertamente ambos embalses han cumplido
con el objetivo fijado en sus respectivos proyectos técnicos. Son piezas de
regulación de muy alto valor. Al tiempo, a su capacidad reguladora hay que
incorporar las reservas hídricas acumuladas de interés capital para la
agricultura, los abastecimientos urbanos, los usos industriales y el ocio. La
laminación de los caudales sobrevenidos resuelve la cuestión clave de la
convivencia entre hombre y Naturaleza pues las tragedias que se hubieran dado
de no haber controlado caudales de 500 y hasta mil veces superiores a los
habituales, sin duda hubieran producido pérdidas humanas. Estas pérdidas, su
contención, son la causa por la que la Hidráulica tiene su razón de ser. Cierto
que la disposición de una presa modifica a la baja las condiciones ambientales
del curso de los ríos. Cierto, por demás, que el agua acumulada en el vaso del
embalse anega zonas en donde ya jamás podrán darse las condiciones en las que
con anterioridad se desarrollaba la actividad humana. Cierto que las pérdidas
sociales y culturales, tienen suma importancia. Pero lo primero es lo primero:
el Hombre. Aunque siempre desde el respeto a esas circunstancias. Siempre con
la consideración de que el talento precede a la disposición indiscriminada de
cemento. Siempre dando por asumido que las obras a realizar llevarán contenidas
en cada una de sus unidades la compensación suficiente que se determina tras la
evaluación ambiental pertinente y objetiva. Las cosas son así. Los ríos han
dejado de ser depósitos, meros depósitos, de agua. La visión global de las
cosas naturales determina que el Ambiente, la propia Naturaleza, es la
restricción previa a todo el posterior manejo de las técnicas que los hacen
servidores del hombre. Y es que la Naturaleza no es nada perfecta y hay que
modificarla a fin de que la vida cotidiana de las personas no sea una tragedia
constante. La Hidráulica es una de las mejores aliadas con las que cuenta la
Ordenación del Territorio. La que bien dispuesta en España como lo está, hubo planificado el mayor embalse en la
Península, La Serena, de tal modo que, durante más de veinte años ha estado
semivacío a fin de guardar su capacidad volumétrica y desaguando en tal período
tan solo dos veces, ha cumplido con exactitud y eficacia con su alto cometido.
En fin,
gracias a su excelente regulación del Agua, no es un país seco y si ésta se
reparte de modo objetivo, sin predisposiciones de exagerado cumplimiento, con
eficiencia y generosidad, daría para todo y para todos. Eso sí, el agua no es
gratis, hay que pagar su justo precio. Y de ello algunos han sido unos
verdaderos precursores pagando con exactitud y justeza su alto valor.
Y mi
opinión, final, ante los episodios generalizados de inundaciones en España es
que se necesitan más presas y embalses. Algunas más.
La verdad, marzo 2013