Publiqué,
días pasados, el artículo que a continuación transcribo. En él he destacado lo
que, a mi juicio, es lo más fuerte, dialécticamente hablando. La transcripción
es tal cual fue publicitado. Lo verdaderamente sorprendente es que en
la réplica de dos ecólogas los pivotes sobre los que descansan sus argumentos
son los INSULTOS y los IMPROPERIOS. Como resulta que tal atisbo de falta de
compromiso con el estilo y argumentación de lo que pienso y escribo, he
repasado mi texto y destacado en rojo lo que, también a mi juicio, resulta más
duro más allá de lo prosaico: anclados
en el pasado, nicho,
vaguedades impropias, cierto tinte de embaucador, militantes
y escasamente didácticas, nicho insondable. De
su análisis, aun fuera de contexto, no puedo aceptar que se haya cometido la
estupidez del insulto e improperio. Tal cuestión vale para hacer escasamente
respetable los argumentos que las ecólogas hacen de mi artículo, mal que les pese,
incluso investidas de premios por su labor didáctica en materia de Ecología (e
Hidrología). Y ello refrenda mi opinión de que, en efecto, han sido escasamente
didácticas en esta materia que nos ocupa. No hay falta de respeto hacia sus
argumentos y sí desprecio hacia ellos, desprecio intelectual y científico pues
descubro en ellos cierto instinto hacia la consideración por parte de ellas y
hacia el resto del mundo como personas sin experiencia y candorosas, lo cual no
es mi caso. Respecto a mi expresión de ‘nicho insondable’ la justifico en
mérito a que el Departamento de Ecología (e Hidráulica) presenta, al menos para
mí, dificultades para averiguar el fondo –ó trastienda- que se ubica tras la
didáctica, la libertad de cátedra y la militancia ecologista. Nada más, y sin
insultar.
Y,
en fin, su premeditada maldad apenas me hace daño, no llega a molestarme pues,
¿cómo se me puede acusar de aprovechar mi condición de diputado para escribir
en los periódicos y -lo que es peor- para insultar y desacreditar al prójimo si
llevo participando en ellos más de veinticinco años y mi afán de desacreditar
se limita a los criterios que no merecen mi consideración y, que por demás, me
obligan a considerarlos determinantemente embaucadores en relación con
determinadas y trágicas circunstancias?
Señores,
y todo esto viene a cuento de mi afirmación de que la ciencia hidráulica hace
posible que la vida cotidiana de los ciudadanos no sea una tragedia.
Ah, y qué decir del 'tirón de orejas' que me dan con el palito ortográfico de Abderramán, como si yo no supiera que lo correcto son los dos palitos y no tres. Excelente lección de Ecología.
Dos profesoras, ecólogas y ecologistas,
han opinado respecto de la pasada riada de San Wenceslao de acuerdo con el
cuerpo común de su ideología y no tanto de ciencia ecológica. No sé, quizá,
pero siempre en función de los lugares comunes que conforman la cuestión
prevalente del paradigma definitorio de los ecologistas anclados en el pasado y que no se resignan a ser meramente testimoniales y
representantes de un grupo encerrado en el nicho de esas cuatro verdades que, por
mucho que se empeñen, todos –y no solo ellos- respetamos. Y tal respeto procede
de ese otro respeto que la militancia democrática a la normativa ambiental nos
hace a todos respetuosos con el Medio Ambiente. Parece como si estuviéramos en
el siglo pasado cuando ese respeto no tenía vigencia.
Un solo muerto me impide celebrar el
éxito de la ingeniería hidráulica tras el victorioso combate habido contra la
riada última. No obstante sí que es obligado tomar en consideración que, gracias
a esos artilugios artificiales que son presas y encauzamientos, se han salvado
cientos de vidas humanas. Venir ahora con el cuento del ladrillo, de la
ocupación de cauces, de la extracción de gravas en la rambla de Béjar (las
extracciones, por grandes que sean y si se respeta la pendiente del cauce es
incapaz de generar vórtices en las pilas de un puente) y de otras vaguedades, impropias de quienes deben ser didácticas y
equilibradas en la enseñanza de la Ecología, no tiene ningún valor positivo y
sí cierto tinte de embaucador. Es indiscutible, la Hidráulica es la responsable casi única de
haber vencido (y evitado) una inundación de magnitud extraordinaria.
Aquí, unos datos. Puentes, laminó un
caudal de casi 2.000 m3/seg; El Paretón desvió más de 900 m3/seg hacia el mar.
Las presas en el río Mula evitaron que llegara al Segura un caudal adicional de
otros 400 m3/seg. Siendo que la capacidad hidráulica del Segura a su paso por
Murcia es de unos 450 m3/seg es fácil imaginar lo que hubiera pasado en nuestra
ciudad y en Orihuela. Hubiésemos tenido que salir en piragua más de uno y en
particular esas dos profesoras, tan
militantes y escasamente didácticas,
desde ese nicho insondable en que se ha convertido el Departamento
de Ecología. A lo mejor deberían dirigirse, en actitud muy agresiva, hasta la
tumba de Abderramán III para afearle su capricho de haber instaurado
Murcia en la fértil vega del Segura en lugar de haberse ido a las montañas.
Ya es sabido que la presas modifican el
original de la Naturaleza pero, a veces, es necesario admitir procesos muy
entrópicos para defender la vida de los ciudadanos. Y, por cierto, el amor
profundo a las ciencias ambientales no tiene por qué desdeñar al resto de las
ciencias. En particular, la Hidráulica que sobre la base de una eficiente
gestión de las avenidas, explotación de embalses, Normas de Explotación,
coordinación de desembalses, SAIH, Comité Permanente de Avenidas, servicio de
hidrología y despliegue de la guardería fluvial hace que la vida ordinaria de
las personas no sea una continua tragedia. Así es que preparemos nuevas presas
en las ramblas de Béjar, Viznaga y Nogalte para cuando el Agua vuelva a atacar
a los descendientes de Abderramán.
Algo más del treinta por ciento de las
catástrofes naturales que en el mundo se producen tienen al Agua como siniestro
protagonista.
NOTA.- Hay quien siempre aprovecha la
oportunidad para recordarnos que nos hubimos pasado con el ladrillo y aunque
sea obviando el verdadero porqué de los desastres que nos acosan.
Juan Guillamón.
3 comentarios:
Queridas amigas, no pienso contestarte vía periódico pues no estoy dispuesto a airear mis severas discrepancias contigo pero he de decirte que ya supones para mí poco más que una intrépida malvada intelectual con cierto desquicie inmoderado que te hace mentir públicamente -con un descaro que me asusta- por decir textualmente esta improcedencia que supone una impostura mortal: "Por más que releemos el artículo del pasado día 28 de octubre titulado ‘La hidráulica es la gran aliada para defender el territorio’, no logramos ver más objetivo en él que el de insultar y desacreditara las personas. En este caso a dos profesoras universitarias, por el mero hecho de ser ecólogas y ecologistas". Es una verdadera vergüenza que una señora tan premiada en didáctica sea capaz de publicitar tamaña mentira, llena de maldad y de incapacidad para hacer frente a mis argumentos. Ya este ejercicio de desfachatez te invalida como persona (femenino, singular) más por si fuera poco, te atreves a decir, también, "¿La condición de diputado le habrá hecho afianzarse en la idea de que esta es la única forma de comunicación, el insulto y el descrédito del prójimo?". Ah, si esto fuera así, tú eres la reina del Mambo mundial.y a mí me encontraron caído debajo de un guindo.
Y, esto - además del tercer palito de Abderramán- es todo lo que se le ocurre a una imparcial profesora de Ecología para debatir conmigo? Chica, eres decepcionante...No insulto, si acaso descubro tu incompetencia para debatir conmigo.
Deberías pedirme disculpas públicamente por haberme acusado de farsante manipulador que insulta y desacredita por que sí, tú que has ejercido de sutil manipuladora.
Nota.- Una vez localizados y juntos, te daré cuenta de lo que es insultar con maña como hacen los ecologístas que en lugar de ser eso, ecologístas, se convierten en tiranos de la ciencia que les da de comer. Espera.
Por si le gusta la historia, lease esto: http://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=c,373&r=NoP-20288-DETALLE_NOTICIA
Ahora que resulta noticia la de la implicación japonesa con Coria del Río, al cabo de cuatrocientos años, ésta, que con amabilidad usted me proporciona, supone el reconocimiento de la morería atávica que aún se contiene en los murcianos del siglo XXI. Yo mismo, llevo luchando, sin conseguirlo plenamente, para quitarme de encima restos de machismo que pervierten mi personalidad. Espero lograrlo algún día. Eso sí, de la morerería (y de los romanos, ojo) siempre admiraré su manejo eficaz del Agua.
Publicar un comentario