Dejando a un lado la cuestión
primordial que no es otra que el dopaje en los deportistas es inadmisible, y no
opinando con certeza respecto a que si la traza de 50 picogramos de clenbuterol
merecen la muy exagerada sanción de ¡dos años! y la pérdida de dos campeonatos
del nivel del Giro y, sobre todo y por encima de cualquier otro logro ciclista,
del Tour 2010, sí que se puede demostrar que tal desgraciada situación ha
compensado la frustración ciclista de los franceses. El Tour de Francia es la
prueba ciclista por excelencia, como lo es Roland Garros para el Tenis, la Champion
League o el Mundial para el Futbol y, en fin, los Juegos Olímpicos para el
conjunto de todos los Deportes.
El
Tour es un invento de los franceses creado para la gloria de los propios
franceses; en principio, y si las cosas no ruedan mal, sin atisbo de
chauvinismo (aunque no es de descartar). Así ha sido hasta 1985 pues Bobet,
Walkoviak, Anquetil (y Poulidor), Aimar, Pingeon, Thevenet, Fignon e Hinault
han resultado ser en sus distintas carreras no solo vencedores del Tour sino de
los más prestigiosos corredores. Esto es, el Tour de Francia para los
franceses. Pero 1985 representa un doloroso punto de inflexión para la
recurrente gloria ciclista en el país de los galos. Ese año, Hinault vence en
el Tour, algo ya mayorcito, tanto que ese triunfo (el quinto en su carrera) fue
el último de sus logros. Después cedió el relevo de campeón al americano Lemond
quien se quitó de en medio al iracundo Fignon, francés y famoso por el
escupitajo con que obsequió a una cámara inoportuna. Es verdad que en 1987,
Bernard , un francés de elegante estilo, se acercó al triunfo y subió al podio
como tercero pero no representó nada espectacular. Debieron nuestros vecinos de
más allá de los Pirineos esperar hasta 1996 para ver subir al podio a su
compatriota marroquí, Richard Virenque, repitiendo al año siguiente. Y se
acabó.
Comienza,
a continuación, el ridículo francés en materia de ciclismo. Virenque es
sancionado por doping. Sin arrebatarle los podios logrados. Pasan los años
(¡quince!) y ningún francés ha sido capaz de subirse a los cajones de los
Campos Elíseos ¡qué vergüenza! Pero lo peor de todo es que desde 1988, los
españoles han ganado el Tour ¡11 veces! Además de varios podios. A estos 11
hemos de deducir uno, el de 2010 de Contador.
El
mosqueo francés es evidente y ello sin necesidad de acudir a otros indicadores
tan poderosos como el Roland Garros pues desde que el gigantón y embustero Noah
venció allá por la primera mitad de los 80, ningún francés dispuso de opción
alguna para ganar el torneo. Mientras, Bruguera, Costa, Moya y Nadal lo han
ganado un montón de veces. Por no citar, en suma, el futbol, el basket y el
balonmano. Para qué decir.
Si
los franceses, en general, están contentos con los picogramos de Contador,
aceptemos que, al menos, es un pequeño triunfo que sobre los españoles merecen
desde hace unos veinticinco años. Así que ‘Allons enfants de la Patrie, le jour de gloire n’est
pas arriveè…encore’.
Juan Guillamón
3 comentarios:
Vaya respeto nos tiene el gran aliado del norte. Si no era suficiente acusar de dopaje a la mejor generación de deportistas que ha dado este país, ahora insinúan que nuestro flamante Ministro de Educación es adicto a la cocaína. Que será lo próximo, que nuestro Presidente se hecho adicto a la farlopa desde que Zapatero le prohibió las chuchesss, o que fuma habanos rellenos de chocolate.
Para mí, esto es la mayor agresión hecha a nuestro país desde la toma de Peregil, y me da la impresión de que nuestros gobernantes no han estado a la altura de las circunstancias; vamos, que parece que les da mucho respeto el hermano Sarcozy. Seguro que por mucho menos, nuestro querido Ramón Luis estaría reivindicando el Rosellón a los gabachos, igual que ha hecho con Gibraltar. Ahí, con dos cojones.
Vaya respeto nos tiene el gran aliado del norte. Si no era suficiente acusar de dopaje a la mejor generación de deportistas que ha dado este país, ahora insinúan que nuestro flamante Ministro de Educación es adicto a la cocaína. Que será lo próximo, que nuestro Presidente se hecho adicto a la farlopa desde que Zapatero le prohibió las chuchesss, o que fuma habanos rellenos de chocolate.
Para mí, esta es la mayor agresión hecha a nuestro país desde la toma de Peregil, y me da la impresión de que nuestros gobernantes no han estado a la altura de las circunstancias; vamos, que parece que les da mucho respeto el hermano Sarcozy. Seguro que por mucho menos, nuestro querido Ramón Luis estaría reivindicando el Rosellón a los gabachos, igual que ha hecho con Gibraltar... ahí, con dos cojones.
P E R E J I L, ¡coño! que pareces de la E.S.O.
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