La cosa del ¡Viva Cartagena!, fue, más o menos, así: Interpretaba, en Cartagena, un mediocre tenor el aria que se inicia con aquello de “Costa, la de Levante/ Playa, la de Lloret/ Dichosos los ojos/ Que os vuelven a ver”, que se corresponde con la ópera MARINA (o zarzuela, vaya usted a saber), cuando en lugar de dar un “do de pecho” soltó un “gallo” de cierta consideración que provocó la desaprobación del selecto público cartagenero। Paralizado por la vergüenza, el tenor no supo decir otra cosa que ¡Viva Cartagena! Y en eso quedó la cosa.
Más o menos.
Más o menos.
Carmen Conde y yo, charlando.
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