(Empresa y Finanzas, enero 07)
Yo no diré, jamás, que los gestos en democracia son vanos intentos de marcar el sentido de lo que se pretende, bueno o malo. Al contrario, entiendo que el gesto viene bien de vez en cuando y tiene determinadas justificaciones. Así, resulta interesante para el ciudadano que el conjunto de los presidentes autonómicos de todas las Españas tengan el detalle de reunirse en torno al presidente del gobierno, de manera que puedan tener, sin que Zapatero habite el templo de Delfos, ni mucho menos, el oráculo por el cual todos y cada uno de los autónomos gobernantes puedan encontrar lazos de unión en torno a lo que es la España comunitaria. Y digo lo dicho sabiendo bien que la reunión de presidentes convocada por Zapatero no sólo no ha propiciado la puesta en común de determinadas cuestiones sino que, por el contrario, las diferencias se han agudizado.
En tiempos de mudanzas no tomen, por favor, decisiones. Turbulentos transcursos han violentado las conciencias de unos y otros, produciendo incertidumbres sin cuento en el ciudadano que está asediado por mensajes, de uno y otro bando, tan contradictorios como que lo blanco es negro y lo negro es blanco. Locura política le llamaría yo a las relaciones existentes entre izquierda y derecha. Relaciones que han dejado revuelta toda España, y no sólo los ríos, tal que el caciquismo nacionalista (atizado hacia arriba, sin decoro alguno, por el presidente Zapatero) está recogiendo abundante pesca en ese río revuelto sin piedad.
Visto lo visto, lo de menos han sido los asuntos tratados: Inmigración, I+D+I y Política Hidráulica. Los acuerdos, inexistentes. Nada extraño, por cierto. Siendo los asuntos del Agua de especial interés para nuestra Región, no queda por menos que mostrar una inmensa decepción si examinamos el documento final producto de las conversaciones (si es que éstas existieron dentro de un marco de actitudes bondadosas). Tengo el convencimiento de que, por lamentable que sea, la política hidráulica se ha convertido en ‘hidráulica política’, lo cual puede expresarse de una manera más directa conviniendo en que "las cuestiones técnicas y científicas han sido torturadas de acuerdo con los cánones de la categoría política". Lástima, porque si la Ciencia establece sus bases sobre la incertidumbre, la Política nos ofrece alternativas sobre cuestiones absolutas. No puede ser. Hemos transitado desde el empirismo y/ó positivismo de la Ciencia hacia el absolutismo político. Y esto es muy malo, porque si bien puede admitirse que democráticamente las decisiones políticas, por razones sociales o de conveniencia (eso sí, nunca sectarias) no estén en consonancia directa con justificaciones técnicas y económicas, lo que desde ningún punto de vista es aceptable -por lo perverso- es que se quiera justificar a posteriori que esa tal decisión política está sustentada racionalmente por cuestiones científicas. Este tipo de mentiras me conmueve y traslada ni espectro de opiniones al campo de los sentimientos. Esto es, cuando digo que 1 m³ desalinizado consume 2 Kwh. más que 1 m³ trasvasado, lo que estoy expresando no es mi opinión, es mi irreductible sentimiento que me hace permanecer lastimosamente en el campo de la revolución intelectual permanente. Algo así como la inmanencia que se desprende de la lucha de Troski, esa que le llevó a la muerte. Lo mío, supuestamente, tiene menor intensidad pero algún tipo de escala podría aplicarse. Además, he llegado a la conclusión absolutista de plantear mi rechazo (eso sí, tal y como están las cosas) a que las Comunidades Autónomas tengan derecho a participar en la política hidráulica del Estado. A menos que en lugar de mirarse el ombligo fueran capaces de respetar, no ya nuestra propia Constitución, sino los más elementales resortes de la racionalidad.
Quiero subrayar lo dicho anteriormente, en cuanto al coste: Desalación/Trasvase = 2. Esta es la gran ecuación de la política hidráulica actual. Y otra cosa, impactante: examinando los caudales habidos en el río Rhin (muy "aguas arriba") durante el pasado siglo, he observado que la relación entre el caudal mínimo y el máximo es del orden de 13, lo cual quiere decir que si al máximo caudal le sustrajéramos un 8%, la relación resultante sería del orden de 12,5. Sorprendente, porque el Rhin es un buen río "ecológico" con estas variaciones, digamos que radicales. Después de esto, ¿cómo denostar como atentado medioambiental al Ebro, la detracción de un 8% de su caudal, no máximo sino medio y, además, en su desembocadura? La cantinela medioambiental -y no me refiero al respeto que me merecen las cuestiones ambientales- no es más que una falsa justificación científica para atizar palos al sentido común con el objeto de planificar las cuestiones que preocupan a todos los españoles bajo el punto de vista sectario.
Sigan reuniéndose, presidentes.
Juan Guillamón
Yo no diré, jamás, que los gestos en democracia son vanos intentos de marcar el sentido de lo que se pretende, bueno o malo. Al contrario, entiendo que el gesto viene bien de vez en cuando y tiene determinadas justificaciones. Así, resulta interesante para el ciudadano que el conjunto de los presidentes autonómicos de todas las Españas tengan el detalle de reunirse en torno al presidente del gobierno, de manera que puedan tener, sin que Zapatero habite el templo de Delfos, ni mucho menos, el oráculo por el cual todos y cada uno de los autónomos gobernantes puedan encontrar lazos de unión en torno a lo que es la España comunitaria. Y digo lo dicho sabiendo bien que la reunión de presidentes convocada por Zapatero no sólo no ha propiciado la puesta en común de determinadas cuestiones sino que, por el contrario, las diferencias se han agudizado.
En tiempos de mudanzas no tomen, por favor, decisiones. Turbulentos transcursos han violentado las conciencias de unos y otros, produciendo incertidumbres sin cuento en el ciudadano que está asediado por mensajes, de uno y otro bando, tan contradictorios como que lo blanco es negro y lo negro es blanco. Locura política le llamaría yo a las relaciones existentes entre izquierda y derecha. Relaciones que han dejado revuelta toda España, y no sólo los ríos, tal que el caciquismo nacionalista (atizado hacia arriba, sin decoro alguno, por el presidente Zapatero) está recogiendo abundante pesca en ese río revuelto sin piedad.
Visto lo visto, lo de menos han sido los asuntos tratados: Inmigración, I+D+I y Política Hidráulica. Los acuerdos, inexistentes. Nada extraño, por cierto. Siendo los asuntos del Agua de especial interés para nuestra Región, no queda por menos que mostrar una inmensa decepción si examinamos el documento final producto de las conversaciones (si es que éstas existieron dentro de un marco de actitudes bondadosas). Tengo el convencimiento de que, por lamentable que sea, la política hidráulica se ha convertido en ‘hidráulica política’, lo cual puede expresarse de una manera más directa conviniendo en que "las cuestiones técnicas y científicas han sido torturadas de acuerdo con los cánones de la categoría política". Lástima, porque si la Ciencia establece sus bases sobre la incertidumbre, la Política nos ofrece alternativas sobre cuestiones absolutas. No puede ser. Hemos transitado desde el empirismo y/ó positivismo de la Ciencia hacia el absolutismo político. Y esto es muy malo, porque si bien puede admitirse que democráticamente las decisiones políticas, por razones sociales o de conveniencia (eso sí, nunca sectarias) no estén en consonancia directa con justificaciones técnicas y económicas, lo que desde ningún punto de vista es aceptable -por lo perverso- es que se quiera justificar a posteriori que esa tal decisión política está sustentada racionalmente por cuestiones científicas. Este tipo de mentiras me conmueve y traslada ni espectro de opiniones al campo de los sentimientos. Esto es, cuando digo que 1 m³ desalinizado consume 2 Kwh. más que 1 m³ trasvasado, lo que estoy expresando no es mi opinión, es mi irreductible sentimiento que me hace permanecer lastimosamente en el campo de la revolución intelectual permanente. Algo así como la inmanencia que se desprende de la lucha de Troski, esa que le llevó a la muerte. Lo mío, supuestamente, tiene menor intensidad pero algún tipo de escala podría aplicarse. Además, he llegado a la conclusión absolutista de plantear mi rechazo (eso sí, tal y como están las cosas) a que las Comunidades Autónomas tengan derecho a participar en la política hidráulica del Estado. A menos que en lugar de mirarse el ombligo fueran capaces de respetar, no ya nuestra propia Constitución, sino los más elementales resortes de la racionalidad.
Quiero subrayar lo dicho anteriormente, en cuanto al coste: Desalación/Trasvase = 2. Esta es la gran ecuación de la política hidráulica actual. Y otra cosa, impactante: examinando los caudales habidos en el río Rhin (muy "aguas arriba") durante el pasado siglo, he observado que la relación entre el caudal mínimo y el máximo es del orden de 13, lo cual quiere decir que si al máximo caudal le sustrajéramos un 8%, la relación resultante sería del orden de 12,5. Sorprendente, porque el Rhin es un buen río "ecológico" con estas variaciones, digamos que radicales. Después de esto, ¿cómo denostar como atentado medioambiental al Ebro, la detracción de un 8% de su caudal, no máximo sino medio y, además, en su desembocadura? La cantinela medioambiental -y no me refiero al respeto que me merecen las cuestiones ambientales- no es más que una falsa justificación científica para atizar palos al sentido común con el objeto de planificar las cuestiones que preocupan a todos los españoles bajo el punto de vista sectario.
Sigan reuniéndose, presidentes.
Juan Guillamón
1 comentario:
El caudal del Ebro esta seis veces por debajo de la media.
Si hoy estuviera construido el canal del transvase del Ebro no podría transvasarse ni una gota de acuerdo con el Plan Hidrológico.
No baja suficiente agua.
Más información aquí:
http://notancerca.blogspot.com/2007/01/continua-lalarmant-descens-del-cabal.html
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