(Empresa y finanzas)
Una vez definida nuestra Región como centro turístico, como lugar de recepción de poblaciones que anhelan un clima esplendoroso, como ligero paraíso de biodiversidad en donde el hombre es el rey, procede establecer los mecanismos necesarios para que los desarrollos sean los más convenientes a fin de elevar los niveles económicos, sociales, culturales y ambientales de la mayor parte de la población Murcia. Un buen aeropuerto es, cómo diría, absolutamente necesario por varias razones, sin olvidar la principal que es aquella que se corresponde con su función primordial: el transporte. La primera razón, porque un aeropuerto es un verdadero centro de negocios. La segunda, porque una región sin aeropuerto es como una ciudad sin equipo de fútbol en primera división. Y la tercera, porque de una vez por todas, Murcia precisa completar su equipamiento de transporte con un aeropuerto situado en el centro de gravedad de todas las cuestiones que gravitan sobre su territorio: población, industria, desarrollos turísticos…, siempre bajo el muy respetado criterio de la contención ambiental.
El clima condiciona y la globalidad mundial nos afecta. Recientemente, el hoy nominado candidato socialista a la alcaldía de Madrid, Miguel Sebastián, disertó en Murcia (como Director de la Oficina Económica de la Presidencia del Gobierno) una conferencia en la que expuso con claridad manifiesta los planes que el actual ejecutivo tiene para el desarrollo del conjunto de nuestras economías. El discurso me pareció impecable, si bien de él se pudo apreciar (un joven estudiante avispado así se lo hizo ver) que las referencias al Medio Ambiente brillaron por su ausencia, con lo cual se demuestra que las alusiones sistemáticas de nuestras autoridades al asunto ambiental queda relegado al foro del debate político y, cuando se trata de aplicar medidas, su toma en consideración no existe. De otro lado, interpelado el señor Sebastián acerca de unas confusas manifestaciones a él atribuidas, en otra ciudad, respecto a que, en su opinión, prefería el turismo residencial al hotelero, aquél se defendió muy dignamente, si bien continuó con su defensa del turismo residencial, entre otras razones porque éste presenta opciones económicas mucho más estables que el hotelero, naturalmente sin despreciar su aportación decisiva en el mundo del turismo. Las razones esgrimidas por Sebastián son, en cierto sentido (*), impecables. Dijo, aproximadamente, que en estos momentos (mayo, 2006) China es un país en plena expansión y con vocación viajera; es una lástima que la captación española de ese turismo se limite a poco más de 35.000 individuos. Pero hay algo mucho más importante, pues dentro de unos pocos años habrá 70 millones de chinos ricos dispuestos a dejarse los cuartos en multitud de viajes alrededor del mundo, y es por ello que tenemos que preparar nuestro equipamiento turístico para la captación del máximo número de ellos sobre la base de un turismo residencial. (Yo, en mi modestia, pensé: “pero este señor a lo que nos está animando es a seguir sacándole partido al ladrillo, ¿o no?”). Algo así.
Y no sólo para traer chinos a Murcia sino indios, horteras tejanos petroleros, bárbaros del norte, lapones, ingleses, holandeses y, faltaría más, japoneses, sino para dar servicio a otros sectores de nuestra economía de tal forma que la instalación inminente de ese aeropuerto anunciado sea el mejor cooperador en las labores de nuestros empresarios, aunque no estén directamente relacionados con el turismo, para que nuestros productos vuelen a la velocidad del rayo allende nuestras fronteras –y no me refiero a las hidráulicas, pues a lo que se ve éstas resultan insalvables- y puedan ser depositados en fecha y forma tal que los hagan competitivos con nuestros más acreditados rivales en la competencia comercial.
En una sociedad tan mediática como la nuestra, resultaría absurdo pretender desarrollos progresivos de nuestra Región sin contar con un aeropuerto en condiciones. Esta instalación, al margen de su funcionalidad, será un botón de muestra de la imagen moderna y prestigiosa que merecemos los paisanos. Prestigio y función, desde luego, porque, según los estudios de viabilidad que justifican la necesaria inversión, el número de pasajeros posibles, desde el momento en que entre en funcionamiento el aeropuerto, no bajará del millón-año, cifra ésta que muy bien puede considerarse como suficiente para asegurar el equilibrio financiero de la inversión. No sería de recibo dejar pasar la ocasión para poder cumplimentar los criterios economicistas del hoy candidato a la alcaldía de Madrid, porque de lo que se trata es que a los chinos, en lugar de dedicarles un domingo mundial (Domund) pleno de donativos, lo que tenemos que hacer es traerlos a Murcia para que se dejen las perras de manera discrecional. Así, siempre serán bien recibidos. Claro que si vienen en avión, el viaje será tan cómodo que podrían repetir. Para satisfacción nuestra.
(*) a lo que se ve, se le pasó por alto que el ‘rollo político’ de su partido aquí es denostar ‘el ladrillo”. Tirón de orejas, pues.
Juan Guillamón. nov 2006
No hay comentarios:
Publicar un comentario